La nutrici¨®n condiciona el desarrollo de las c¨¦lulas nerviosas
El medio ambiente y los est¨ªmulos que proceden de ¨¦ste son factores determinantes en la recuperaci¨®n total de los ni?os con problemas graves de nutrici¨®n y que est¨¢n abocados a un cierto tipo de subnormalidad, seg¨²n el doctor Joaqu¨ªn Cravioto, director del Instituto Nacional de Ciencias y Tecnolog¨ªa de la Salud del Ni?o, en M¨¦xico, que ha recibido el Premio del Patronato Reina Sof¨ªa para la Prevenci¨®n de la Subnormalidad, en la primera edici¨®n de este galard¨®n, ampliado a todos los trabajos cient¨ªficos publicados en castellano en los ¨²ltimos cuatro a?os.
El propio profesor Cravioto present¨® esta semana el desarrollo de este trabajo y sus principales conclusiones en la Real Academia de Medicina, coincidiendo con el 2502 aniversario de la creaci¨®n de esta instituci¨®n. Adornado con una pajarita y visiblemente nervioso, pidi¨® a los presentes que no tuvieran inconveniente en dormirse si se aburr¨ªan, aunque fue dif¨ªcil resistirse a su exposici¨®n del tema, intercalando im¨¢genes de la capilla Sixtina entre los as¨¦pticos gr¨¢ficos de su investigaci¨®n con el mismo desparpajo que justificaba la publicaci¨®n del trabajo en ingl¨¦s -antes de la edici¨®n en castellano, premiada a cargo de la Unesco- con un dicho mexicano: "Quien paga al mariachi, elige la canci¨®n", aludiendo con ello a la financiaci¨®n norteamericana que ha hecho posible la investigaci¨®n. Desarrollada a lo largo de 25 a?os, siguiendo la evoluci¨®n de 2.000 ni?os con graves problemas de nutrici¨®n, ha sido galardonada por la riqueza de datos directamente aplicables a la sociedad.La desnutrici¨®n en el. ¨²ltimo trimestre de gestaci¨®n y los dos primeros a?os de vida afecta a las funciones cerebrales, ya que se producen cambios en los neurotransmisores al disminuir los productos primarios indispensables para que se haga la s¨ªntesis de ¨¦stos, alterando con ello la velocidad de transmisi¨®n y de respuesta. nutrici¨®n, observ¨¢ndose que al cabo de un tiempo hab¨ªan recuperado totalmente sus funciones biol¨®gicas en un nivel que pod¨ªa considerarse como normales, pero su cerebro hab¨ªa quedado afectado. Se comprob¨® que muchos de estos ni?os hab¨ªan tenido un desarrollo psicomotor precoz, pero, al aparecer la desnutrici¨®n, el desarrollo motor se paralizaba, por lo que no pod¨ªa achacarse ¨¦ste a causas gen¨¦ticas.
Se inici¨® entonces un estudio m¨¢s amplio tomando como muestra un poblado del medio rural mexicano donde eran frecuentes los problemas de desnutrici¨®n, aunque la situaci¨®n econ¨®mica no correspond¨ªa a la m¨¢s baja del pa¨ªs, sino que estaba situada en la media.
Estudiadas a fondo las caracter¨ªsticas de las familias con hijos que ten¨ªan un desarrollo normal y otras con ni?os subalimentados, no se encontr¨® ninguna diferencia evidente en su estructura, ingresos econ¨®micos y relaciones entre los padres.
Se ampli¨® ante esto la toma de datos, y la ¨²nica diferencia que surgi¨® fue que los padres de los ni?os bien alimentados escuchaban la radio y le¨ªan el peri¨®dico con mayor frecuencia. Esto repercut¨ªa en una mayor atenci¨®n hacia la actividad de sus hijos.
Se pas¨® entonces a experimentar con ratas, dividi¨¦ndolas en tres grupos, seg¨²n estuvieran enjaulas muy sofisticadas -con artilugios para jugar y m¨²sica, en condiciones normales o sometidas a aislamiento, y se condicion¨® tambi¨¦n su al.imentaci¨®n. Despu¨¦s de un tiempo se observ¨® que el grupo desnutrido y sobreestimulado no mostraba diferencias en la cantidad del DNA de sus c¨¦lulas cerebrales con el grupo de ratas no estimuladas, pero sobrealimentadas. Es decir, hab¨ªa tina relaci¨®n tan directa entre desarrollo y nutrici¨®n corno entre desarrollo y estimulaci¨®n.
Dibujos y colores
Al hallar esta relaci¨®n se modificaron las salas del hospital, colocando a un grupo de ni?os en habitaciones con dibujos atractivos en el suelo y en el techo, separadas por paredes de cristal y pintando los tabiques restantes en colores sugerentes. Simult¨¢neamente se fac¨ªlit¨® la interacci¨®n madre-hijo en las comidas.
A estos ni?os se les estimulaba constantemente, mientras que al otro grupo se sigui¨® trat¨¢ndolo de forma tradicional; de ¨¦ste surgi¨® un grupo de forma espont¨¢nea, con ni?os que solicitaban m¨¢s atenci¨®n de las enfermeras. Todos ten¨ªan seis meses de edad y con una desnutrici¨®n m¨ªnima de tres meses.
Una vez recuperados de sus dolencias f¨ªsicas se observ¨® que las respuestas a los juegos y pruebas de psicomotricidad de los no estimulados ten¨ªan valores m¨¢s bajos y distorsionados. "Llegamos a la conclusi¨®n", dice el doctor Cravioto, "de que la sobreestimulaci¨®n evitaba la p¨¦rdida de c¨¦lulas nerviosas. Esto nos permite ¨ªdentificar las familias con riesgo de hijos subnormales por desnutrici¨®n antes de que se produzca. Las madres no saben muchas veces c¨®mo tratar a sus hijos por eso; s¨ª algu¨ªen piensa que el conocimiento es caro, que piense tambi¨¦n cu¨¢nto cuesta la ignorancia".
Lo m¨¢s afectado en estos ni?os es precisamente su capacidad de comunicaci¨®n y el lenguaje. Son biol¨®gicamente normales, pero retrasados en su edad eronol¨®gica, corno si mentalmente se hubiesen quedado detenidos.
No se esfuerzan, no est¨¢n interesados por el medio que les rodea. Permanecen con patrones de demanda y respuesta que no son efectivos, cambi¨¢ndolos con mucha dificultad.
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