La pregunta
Un caballero no debe ser molestado con cierta clase de preguntas. Se supone que la industria de armamento, la OTAN y otros explosivos en general son cosas bastardas, necesarias, est¨²pidas e ineludibles. Para que los derechos humanos de Occidente puedan seguir oliendo a Chanel n¨²mero 5, alguien tiene que hacer un trabajo sucio. Eso ya est¨¢ asumido en secreto por la mala conciencia de unos ciudadanos m¨¢s o menos honorables que comen coles de Bruselas con suma dignidad. Pero comprometer a un caballero con una pregunta s¨®rdida y directa acerca de una cuesti¨®n de bombas es sencillamente un acto de mal gusto. Espa?a ha entrado en la OTAN, participa con todos los honores en este macabro banquete y cualquiera de nosotros se siente capaz de defender el imperio de Carlo Magno hasta el l¨ªmite donde alcanza la hamburguesa. Llegado el momento, todo se nos dar¨¢ hecho. No habr¨¢ necesidad de levantarse de la mesa del comedor para ser un perfecto cruzado. Los misiles caer¨¢n directamente dentro de la sopera y el espa?ol, por fin, conseguir¨¢ el rango de morir igual que un ingl¨¦s. Ricardo Coraz¨®n de Le¨®n fulminado mientras toma una gaseosa.Al margen de la ternura pol¨ªtica, tal vez se encuentren varios argumentos para permanecer en la OTAN. Uno: la imposibilidad de salir a causa del chantaje de vernos arrojados a las tinieblas exteriores de Europa, donde s¨®lo hay polvo, cabras y pollinos bereberes. Dos: la risue?a ocasi¨®n de organizar en este pa¨ªs un ej¨¦rcito racional con cabos que sepan inform¨¢tica y jefes modernos que en lugar de jugar a la garrafina en la sala de banderas, como en los viejos tiempos, vayan a realizar maniobras conjuntas al Rin. Se supone que el trabajo sucio siempre lo ejecutan los dem¨¢s. Pero este no es el asunto. Se trata de que a los espa?oles se les va a formular en refer¨¦ndum una pregunta procaz sobre la permanencia o salida de la OTAN. Aparte de que uno sea de izquierdas o de derechas, ecologista, carn¨ªvoro, pacifista, sangu¨ªneo o ab¨²lico, ?qu¨¦ deber¨¢ responder un aut¨¦ntico caballero ante semejante ordinariez? Cuando a un caballero se le interroga acerca de una cuesti¨®n de bajos fondos, la respuesta s¨®lo puede ser ¨¦sta: no.
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