Patrimonio sindical acumulado: ?una nueva ley de incautaci¨®n?
El reciente acuerdo de principio al que han llegado UGT, CC OO y el Ministerio de Trabajo para repartirse el patrimonio sindical acumulado, como si de un bot¨ªn o de una herencia se tratara, me ha sugerido bruscamente la reflexi¨®n que expresa el t¨ªtulo de estas l¨ªneas.El r¨¦gimen nacido de la guerra civil lo primero que hizo fue declarar proscritas a las agrupaciones vencidas e incautar sus bienes. Desde los grupos republicano-bur-gueses a los izquierdistas m¨¢s radicales todos corrieron la misma suerte. De tal manera, los primeros asentamientos del r¨¦gimen totalitario y de sus instrumentos sociopol¨ªticos se ubicaban en las propiedades incautadas a los vencidos, todas ellas construidas con el esfuezo de millones de espa?oles -trabajadores muy especialmente- durante el per¨ªodo republicano y en los fugaces per¨ªodos democr¨¢ticos anteriores.
La fuerza como ¨²nica raz¨®n, el expolio implacable de los vencidos, la l¨®gica de un Estado de conquista a la postre, fueron los fundamentos de aquel r¨¦gimen.
Tambi¨¦n para los que accedimos a la lucha por reconstruir el sindicalismo y recuperar las libertades dos d¨¦cadas despu¨¦s de la guerra y sin vinculaci¨®n alguna con aquella tragedia, la reparaci¨®n moral y material, de aquellos atropellos fue un imperativo democr¨¢tico asumido como propio. As¨ª, la devoluci¨®n del patrimonio incautado a los vencidos o una indemnizaci¨®n justa en su defecto han sido banderas, democr¨¢ticas que sostuvimos con la misma fuerza que la amnist¨ªa, las libertades, la legalizaci¨®n de partidos y sindicatos o la restauraci¨®n de las autoridades hist¨®ricas.
Un nuevo atropello
Hoy, a casi 50 a?os de aquellas incautaciones patrimoniales realizadas por el franquismo naciente, lo que pretenden hacer el Ministerio de Trabajo, CC OO y UGT con el patrimonio acumulado bajo el franquismo con la cuota obligatoria a los sindicatos verticales por parte de millones de trabajadores en sucesivas generaciones durante 36 a?os de vigencia de dichos sindicatos... me temo que guarda una similitud que s¨®lo la distancia hist¨®rica y el afortunadamente distinto r¨¦gimen pol¨ªtico de hoy pueden disimular... y evitar que finalmente se consume un nuevo atropello de dimensiones mayores a las incautaciones de 1939-1940, aunque de forma incruenta y con arrope democr¨¢tico.
Efectivamente, lo que pretenden CC OO y UGT es repartirse mano a mano los bienes inmuebles del extinto (?extinto?) sindicato vertical, conceder unas migajas a los sindicatos nacionalistas del Pa¨ªs Vasco y Galicia y aceptar, aunque gru?endo, la participaci¨®n peritaria de la Administraci¨®n y de la CEOE en el reparto (al poderoso lo respetan y temen).
Al Ministerio de Trabajo corresponder¨ªa traducir esas pretensiones en un proyecto de ley que el Parlamento sancionar¨ªa en meses pr¨®ximos. O mejor ser¨ªa decir que al Parlamento le quedar¨ªa dar vestimenta legal a posteriori a un reparto pr¨¢cticamente ya hecho en los ¨²ltimos a?os y cuestionado desde las m¨¢s altas instancias judiciales.
Baste si no un somero repaso al cargamento de jurisprudencia que sobre el tema existe: el real decreto constitutivo de la AISS, que es inequ¨ªvoco en cuanto a or¨ªgenes hist¨®ricos y funci¨®n social que corresponde al patrimonio hoy amenazado; la propia Constituci¨®n espa?ola, n¨ªtida en lo tocante a la libertad e igualdad de todos los sindicatos en el desarrollo de sus actividades; las sentencias de la Audiencia Nacional y del Tribunal Supremo, donde los principios constitucionales de igualdad y proporcionalidad han sido invocados permanentemente contra los abusos del concepto "sindicato m¨¢s representativo"; la propia sentencia del Tribunal Constitucional de noviembre de 1983, que establece que todos los sindicatos tienen derecho proporcional a usufructuar locales del patrimonio sindical; las recomendaciones de la OIT en la misma direcci¨®n que las de nuestros tribunales, o el clamor del Defensor del Pueblo ante el Gobierno pidiendo igualdad y proporcionalidad para todos en temas como la subvenci¨®n presupuestaria a los sindicatos (un r¨ªo de millones, oiga), el reparto del patrimonio u otros (entra?able don Joaqu¨ªn, que sabe que la libertad es indivisible y si machacan la sindical las otras no est¨¢n seguras).
Una pelea por el fuero
Todo ha sido in¨²til hasta ahora, y pretenden hacer in¨²til para siempre la moralidad y la legalidad democr¨¢tica m¨¢s elementales, insistiendo en la cr¨®nica de una voluntad anunciada de expoliar el patrimonio sindical acumulado bajo el franquismo. Porque eso es, y no otra cosa, el reciente acuerdo tripartito entre el Ministerio de Trabajo, CC OO y UGT.
La USO ha hecho hasta ahora todo lo constitucionalmente posible para impedir el expolio. Y tenemos un paquete de iniciativas -tambi¨¦n constitucionales- para el inmediato futuro, que no hace al caso anunciar ahora. Para la USO esta pelea por el patrimonio, como lo es la exigencia de la subvenci¨®n sindical o el rechazo al canon, o la denuncia radical de la nonnata ley sindical, es una pelea por el fuero, no por el huevo; por la libertad sindical, inseparable del conjunto de libertades constitucionales que tanto cost¨® recuperar y tanto est¨¢ costando consolidar.
No es nuestra filosof¨ªa sindical vivir del dinero del Estado y realquilados en sus locales. Por eso queremos impedir a toda costa que esa filosof¨ªa tan vigente hoy entre el paternalismo y la injerencia estatalista en el movimiento sindical ahogue el desarrollo libre y la conformaci¨®n de un espectro sindical que a los asalariados corresponde dise?ar y sostener, y no a los gestores pol¨ªticos del Estado, con sus opciones caprichosas de sindicatos-beneficiados y sindicatos-damnificados, o el uso arbitrario y a contrapelo de la legalidad de la iniciativa pol¨ªtica y legislativa.
Decididamente, es el fuero, no el huevo, lo que est¨¢ en juego.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.