El embajador espa?ol en Beirut come con su secuestrador
El embajador de Espa?a en Beirut, Pedro Manuel de Ar¨ªstegui, acept¨® ayer una invitaci¨®n a almorzar en casa de su joven secuestrador, Mahmud Rammal, que el pasado mes de octubre apres¨® al diplom¨¢tico espa?ol con el prop¨®sito de obtener la liberaci¨®n de su hermano Mohamed, detenido en la c¨¢rcel madrile?a de Carabanchel. "Est¨¢ usted en su casa", le dijeron los Rammal a Ar¨ªstegui cuando franque¨® la puerta del modesto piso de la barriada shi¨ª de Bourj el Bourajne, en los suburbios de Beirut. "Lo s¨¦", contest¨® el embajador con una amplia sonrisa: "ya es la segunda vez que me invitan".
Para que el peque?o sal¨®n, donde permaneci¨® retenido hace cuatro meses durante toda una tarde, no trajese malos recuerdos a su hu¨¦sped, los anfitriones hab¨ªan tenido la delicadeza, seg¨²n explicaron en un mal franc¨¦s, de cambiar los muebles de sitio, y la mesa del comedor estaba adem¨¢s cubierta con fuentes repletas de la mejor comida libanesa para agasajar a su invitado.El pasado 11 de octubre, Ar¨ªstegui, de 56 a?os de edad, fue secuestrado a punta de metralleta al salir de la embajada por Mahmud Rammal, de 18 a?os, y dos compa?eros vinculados al grupo shi¨ª Brigadas del Iman Musa Sadr, escindido de la poderosa milicia Amal, que pretend¨ªan intercambiarle por Mohamed Ranimal y Mustaf¨¢ Jalil, detenidos un mes antes en Madrid tras disparar contra el funcionario libio Mohamed Idris. Pero un comando de Amal le liber¨® a las cuatro horas de su captura.
Ante los fot¨®grafos de la Prensa libanesa que inmortalizaban la reconciliaci¨®n, Ar¨ªstegui explic¨® su gesto como un intento de demostrar a los Rammal que "el di¨¢logo y el entendimiento son mucho m¨¢s eficaces que la violencia a la hora de actuar para mejorar la suerte de su hijo en carcelado".
Entre dos bocados de tabule, la ensalada libanesa, y de arroz con pi?ones, los padres del preso -Zahar y Abbas- y un delegado de Amal no pararon de agradecer a su "nuevo amigo espa?ol" el inter¨¦s por mejorar la suerte de Mohamed, de 20 a?os de edad, y al final del almuerzo le regalaron un llavero con el emblema de la Resistencia Nacional Libanesa, que en el sur de L¨ªbano combate al Ej¨¦rcito israel¨ª.
Mahmud, el cerebro del secuestro, proyecta alistarse en la lucha contra el ocupante, despu¨¦s de haber estado detenido por Amal, la organizaci¨®n armada que controla su barrio, durante s¨®lo un trimestre, aunque Ar¨ªstegui le aconsej¨® prudencia, porque, le hizo observar, "los israel¨ªes no son como los embajadores: abren fuego en cuanto se les amenaza".
Entre broma y broma sobre su posible contrataci¨®n como guardaespaldas del jefe de misi¨®n, los anfitriones shi¨ªes acabaron inevitablemente por preguntar si Espa?a establecer¨ªa relaciones diplom¨¢ticas con Israel, a lo que Ar¨ªstegui respondi¨® interrog¨¢ndoles a su vez sobre cu¨¢l ser¨ªa su actitud el d¨ªa en que eso ocurra: "?Me matar¨¢n?". "No", contestaron los varones al un¨ªsono, "le protegeremos hasta la muerte".
"De todas formas", prosigui¨® el embajador, "si quieren volver a secuestrarme porque tienen algo que reprochar a la pol¨ªtica de mi pa¨ªs, no es necesario ya que me apunten con kalasnikov (fusil de asalto sovi¨¦tico); les basta simplemente con enviarme a Jazmina", una agradable sobrina de los Rammal, vestida de la cabeza a los pies con un chador negro y que esboz¨® una t¨ªmida sonrisa ante tan atrevido piropo en los ambientes shi¨ªes.
Jazmina, de 19 a?os de edad, afirm¨® -en un perfecto franc¨¦s- a Ar¨ªstegui, el d¨ªa de su secuestro, que desaprobaba la acci¨®n de su primo, y le prest¨®, para que se distrajese, la novela El extranjero, de Albert Camus, con una dedicatoria: "Insensato, que crees que yo no soy t¨². M¨¢s vale tarde que nunca". La adolescente le dijo ayer que se pod¨ªa quedar el libro "como recuerdo".
Tras prometer organizar una nueva fiesta para celebrar la puesta en libertad de su hijo Mohamed, los Rammal y todo el vecindario despidieron a Ar¨ªstegui, que, en opini¨®n de fuentes diplom¨¢ticas locales, busca, relacion¨¢ndose con los c¨ªrculos shi¨ªes, una cobertura pol¨ªtica que supla las medidas de seguridad de la Embajada de Espa?a, deficientes en comparaci¨®n con las dem¨¢s representaciones diplom¨¢ticas occidentales afincadas en una capital descrita como un "para¨ªso del terrorismo".
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