La objeci¨®n de conciencia
Seguramente alguien habr¨¢ le¨ªdo u o¨ªdo que este a?o ha sido declarado por la ONU el de la Juventud. Estos simb¨®licos esfuerzos en favor de los j¨®venes no parece que se traduzcan en hechos reales en la vida cotidiana, al menos aqu¨ª.As¨ª, por ejemplo, el pasado 28 de diciembre -curiosa casualidad- sali¨® publicada en el BOE la ley que regula la objeci¨®n de conciencia. Ya existe "homologaci¨®n con el resto de Europa" (?democr¨¢tica, claro!). Es perfectamente discutible a finales del siglo XX que el Estado pueda obligar a las personas -hasta el momento, en Espa?a a los varones ¨²tiles- a hacer una preparaci¨®n militar en contra de su voluntad, pero es que, adem¨¢s, cuando por fin se reconoce legalmente: un derecho innato e inalienable de cualquier persona como es el de poner objeciones a lo que otras personas decidan con su destino, este derecho se ve recortado y rebajado a cotas humanamente inaceptables.
Una persona objetora de conciencia necesitar¨¢ aqu¨ª un "certificado de autenticidad" por parte de un tribunal para poder ejercer su derecho. Aparte, el que apruebe deber¨¢ someterse al dictado de personas (civiles y/o militares) no objetoras, haciendo servicios de .utilidad p¨²blica". Pero por si no estuviera bien convencido se le endosar¨¢ un tiempo de prestaci¨®n superior a la del servicio militar. O sea, que unos servicios deben valer menos que otros.
Yo creo que la clase pol¨ªtica espa?ola no se ha roto el cerebro en favor de j¨®venes o no tan j¨®venes que enfrentan este problema y que pueden tener ideas diferentes a las oficiales. Aqu¨ª, como en todas partes, el que es diferente no merece existir, no es aceptado sino castigado, ha de volver a la norma o vegetar.- Albert Casans Queralt. .
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