El camino de la negociaci¨®n
DESDE QUE el rey Hussein y Yasir Arafat aprobaron en Amman, el 11 de febrero, los cinco puntos del acuerdo para "una soluci¨®n pac¨ªfica y justa de la crisis de Oriente Pr¨®ximo", las conversaciones entre enviados de los Gobiernos de Jordania y Egipto, y asimismo de Egipto e Israel, han sido casi permanentes. Ayer, el encuentro, en Hurdaga, del rey Hussein y del presidente Hosni Mubarak ha servido para hacer el balance de estas discusiones y para preparar una zona de coincidencia entre ellos para potenciar as¨ª el viaje que el presidente de Egipto va a realizar a EE UU este fin de semana.Este per¨ªodo de intensa actividad ha demostrado con particular relieve que la cuesti¨®n palestina se mueve hoy en un marco relativamente nuevo. Desde que el grueso de las fuerzas armadas de la OLP tuvieron que retirarse de Beirut, la ¨²nica soluci¨®n viable del problema palestino est¨¢ en manos de los pa¨ªses ¨¢rabes moderados, y de modo particular de Jordania y de Egipto. A pesar de que hab¨ªa seguido hasta entonces una estrategia muy diferente, Arafat entendi¨® esa nueva situaci¨®n y por eso ha concentrado sus esfuerzos, contra viento y marea dentro de su propia organizaci¨®n, para lograr un acuerdo con el rey Hussein. Sin embargo, la realidad actual es que no existen condiciones que permitan el inicio de una negociaci¨®n verdadera. Estamos en una etapa previa, de acercamiento a esa meta. Para que se materialice la posibilidad del encuentro en torno a una mesa de los principales protagonistas, son imprescindibles una serie de pasos intermedios. En ese orden, dos propuestas est¨¢n ahora ante la opini¨®n p¨²blica mundial (y, sin duda, con una serie de matizaciones, variantes, etc¨¦tera, se manejan en las conversaciones no p¨²blicas). El acuerdo Hussein-Arafat aporta dos novedades esenciales: primero, el derecho a la autodeterminaci¨®n del pueblo palestino se combina con la formaci¨®n, una vez que Israel se retire de Cisjordania, de una confederaci¨®n entre Palestina y Jordania. Ello debe permitir soslayar la negativa radical israel¨ª a la creaci¨®n de un Estado palestino independiente. Segundo, a la vez que se reitera que "la OLP es el ¨²nico representante legal del pueblo palestino", se dice que en la negociaci¨®n tomar¨¢ parte una "delegaci¨®n conjunta jordano-palestina". La segunda propuesta, avanzada por el presidente Mubarak, tiende a la organizaci¨®n -como primera etapa- de una reuni¨®n en Washington entre una delegaci¨®n jordano-palestina (con una imprecisi¨®n intencionada en cuanto a los palestinos que participen en ella) y EE UU. Ciertos comentarios, que presentaron la propuesta egipcia como una forma de saboteaar el acuerdo logrado entre la OLP y el rey Hussein, han sido desmentidos por la reuni¨®n de ayer en Hurdaga. Entre las dos propuestas no existe una incompatibilidad; es m¨¢s, podr¨ªan articularse para preparar el camino, inevitablemente complejo, enfilado hacia la mesa de negociaci¨®n.
No puede sorprender que se produzcan en esta etapa ambig¨¹edades, discusiones, desacuerdos entre diferentes sensibilidades en el seno de la OLP. Hasta que no madure una posibilidad concreta de negociaci¨®n, las mayores o menores concesiones no pasan de ser hip¨®tesis de trabajo, que s¨®lo se plasmar¨¢n cuando llegue el momento de la verdad. Todo indica que Arafat, al concluir el acuerdo con Hussein, era consciente de que -independientemente de la propaganda y de las posiciones de principio- la causa palestina necesita aprovechar ciertas coyunturas concretas, que tienen un plazo m¨¢s bien corto, para desbloquear la situaci¨®n y obtener ciertos resultados concretos. El jefe actual del Gobierno de Israel, Sim¨®n Peres, si bien repite su negativa a hablar con la OLP, representa la actitud menos intransigente, la menos alejada de una posibilidad de negociaci¨®n. Y Peres no ser¨¢ eterno en el puesto de primer ininistro. Por otro lado, la palanca efectiva para lograr una evoluci¨®n de la posici¨®n de Isreal est¨¢ en Washington. El presidente Reagan, en su segundo mandato, no tiene ninguna preocupaci¨®n electoral y no est¨¢ sometido a la hipoteca del lobby jud¨ªo, tan determinante en la pol¨ªtica de EE UU en el Oriente Pr¨®ximo. Ello podr¨ªa facilitar la apertura de un proceso negociador en la cuesti¨®n palestina, y, m¨¢s generalmente, en las relaciones de Israel con el el mundo ¨¢rabe. Ello destaca la importancia del viaje de Mubarak en los pr¨®ximos d¨ªas.
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