Amalia Iglesias
La ganadora del ¨²ltimo Premio Adonais, de 23 a?os de edad, sigue buscando 'Un lugar para el fuego'
Seg¨²n la ganadora del ¨²ltimo Adonais, con Un lugar para el fuego, el acto, de concesi¨®n del galard¨®n, celebrado el pasado d¨ªa 22 en Madrid, result¨® bastante deslucido, "se convirti¨® casi en una necrol¨®gica". Para Amalia Iglesias, que siempre hab¨ªa tratado de imaginar la sensaci¨®n que le producir¨ªa tener su primer libro entre las inianos, el Adonais permanecer¨¢ unido a la muerte de un compa?ero de su grupo po¨¦tico, que viajaba en el avi¨®n siniestrado cerca de Bilbao el 19 de febrero. Amalia contin¨²a buscando un lugar para el fuego, "porque cuando termin¨¦ el libro me di cuenta de que no lo hab¨ªa encontrado, de que el fuego no tiene lugar".
"Desde muy peque?a me gustaba jugar con las palabras", dice Amalia Iglesias, "y a los 10 a?os gan¨¦ un concurso de poes¨ªa en la escuela de Menaza" (Palencia), donde naci¨® hace 23 a?os, el ¨²nico premio, junto al Adonais, al que se ha presentado.Hija de un obrero metal¨²rgico, antes labrador, que decidi¨® buscar otros horizontes para los suyos, a los 14 a?os se traslad¨® con su familia a Bilbao y en la actualidad estudia cuarto curso de Filolog¨ªa Hisp¨¢nica en la universidad de Deusto. "Mis primeras semanas en Bilbao fueron horribles, porque nunca hab¨ªa vivido en una ciudad y echaba de menos los espacios abiertos. Con el tiempo me he ido acostumbrando y ahora tengo un gran cari?o por Bilbao".
All¨ª se inici¨® en la poes¨ªa, de la mano de un grupo, Poetas para el Pueblo, del que forma parte desde hace cuatro a?os. "Al principio se hac¨ªa una revista mural en la que despu¨¦s de pegar los poemas hab¨ªa que salir corriendo, pero el grupo ha ido perdiendo su car¨¢cter social para ser algo mucho m¨¢s po¨¦tico en s¨ª mismo". Est¨¢ formado por seis personas y edlitan una revista, Zurgai, de la que llevan ya publicados 15 n¨²meros y en la que Amalia public¨® su primer poema hace cuatro a?os.
Amalia, pausada y profunda en sus movimientos, mirada intensa, aprovecha su estancia en Madrid para hacer contactos, visitar a poetas, preparar el pr¨®xiino n¨²mero de la revista: "Hay que recuperar a Larrea".
Sobre su poes¨ªa Amalia dice que trata los temas de siempre, "pero cada cual tiene su forma particular de expresarlos". "Alguien la ha calificado de pesimista, pero creo que tiene momentos optimistas. Es una poes¨ªa sustentada en la realidad, aunque no me he quedado en la experiencia concreta. Cualquier libro de poes¨ªa es un lugar para el fuego, entendiendo por fuego una suma de sensaciones, de inquietudes, de algo que te mueve, y al final del libro he descubierto que ese lugar no existe, que el fuego no tiene lugar".
Amalia reconoce la influencia que para ella ha tenido la poes¨ªa de Blanca Andreu. "Creo que habr¨¢ que hablar de la poes¨ªa antes y despu¨¦s de Blanca Andreu, premio Adonais en 1980. La repercusi¨®n que ha ejercido entre gente de mi edad ha sido decisiva". Elige tambi¨¦n a Luis Cernuda y a C¨¦sar Vallejo.
Termina hablando, de nuevo, de Bilbao, del problema vasco -"estoy en contra de toda violencia, sea del signo que sea"-, y reconoce que en su ciudad se viven los problemas muchas veces "con rabia e impotencia".
"Era domingo, yo paseaba por la Gran V¨ªa de Bilbao con un ramo de flores y a mi lado pasaba una cadena de gente joven en una manifestaci¨®n contra la OTAN y a favor de la paz. De pronto apareci¨® la polic¨ªa y carg¨® contra los manifestantes. Era una paradoja que a los gritos de paz se contestase as¨ª". Amalia sigui¨® caminando por el paseo sin que nadie la tocara. "El ramo de flores, me serv¨ªa de escudo".
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