Un acuerdo no tan natural
Felipe Gonz¨¢lez ratifica ma?ana en Argel un convenio que plantea serios interrogantes
El presidente del Gobierno, Felipe Gonz¨¢lez, llega ma?ana, lunes, a Argelia en visita oficial para, aprovechando el reciente desbloqueo de las relaciones bilaterales que ha supuesto la firma del acuerdo para el suministro del gas natural, llegar a un compromiso firme de relanzamiento de las relaciones pol¨ªticas y econ¨®micas entre los dos pa¨ªses, enrarecidas desde que hace dos a?os Espa?a se vi¨® incapaz de cumplir sus compromisos gasistas con Argel.
En medios espa?oles solventes se da por descontado que el acuerdo sobre el suministro de gas natural con Argelia tendr¨¢ un coste importante para Espa?a. A los detalles del mismo hechos p¨²blicos hay que sumar los que no se han anunciado o, mejor dicho, los que se ha preferido mantener en silencio. Y si entre ¨¦stos hay algunos positivos y otros que no lo son tanto, cabe destacar de los primeros la aparente promesa argelina de, adem¨¢s de normalizar las relaciones comerciales, adquirir en Espa?a material militar en cantidades significativas, incluso dos fragatas de vigilancia costera para la Marina del pa¨ªs africano. La importancia del acuerdo va en funci¨®n de su monto econ¨®mico, del orden de los 50.000 millones de pesetas, seg¨²n algunas fuentes.Entre los aspectos negativos, y descontados los 530 millones de d¨®lares (casi 100.000 millones de pesetas) que Espa?a pagar¨¢ a Argelia como compensaci¨®n por el incumplimiento de los acuerdos de suministro de 1975, se encuentra la reducci¨®n del tipo de inter¨¦s (del 7% al 4%) y el alargamiento de los plazos (tres a?os de carencia) en los dos cr¨¦ditos que Argelia tiene pendientes de pago con Espa?a y que ascienden a 136,37 millones de d¨®lares (unos 25.000 millones de pesetas).
Los aspectos comerciales y pol¨ªticos, no cabe duda, han sido fundamentales a la hora de pactar con Argelia el entendimiento gas¨ªstico al que se ha llegado, seg¨²n apuntan todas las fuentes consultadas. Espa?a vio reducida su actividad comercial en Argelia a la mitad durante 1984, ya que la exportaci¨®n espa?ola al que era -y todav¨ªa es- nuestro primer cliente en el Tercer Mundo pas¨® de 90.000 millones de pesetas en 1983 a menos de 50.000 millones de pesetas en 1984. La actividad de las empresas constructoras espa?olas en aquel pa¨ªs, que fue durante a?os un escape a la crisis que padec¨ªan en el mercado interno, se paraliz¨® completamente en el pasado ejercicio. Ahora queda la esperanza de la reactivaci¨®n.
Desde el punto de vista energ¨¦tico, la conveniencia o no del acuerdo no hace m¨¢s que reavivar (ver informaci¨®n adjunta) una vieja pol¨¦mica sobre los contratos de suministro firmados a primeros de los a?os setenta con el pa¨ªs productor. De cara al futuro, el mayor interrogante que plantea es si las nuevas cantidades contratadas ahora con nuestro principal suministrador de gas natural podr¨¢n ser absorbidas en su d¨ªa o si, por el contrario, Espa?a se ver¨¢ forzada de nuevo a denunciar el reciente acuerdo.
Reparto de responsabilidad
La cosa no est¨¢ clara, y basta se?alar que el nuevo avenant (t¨¦rmino jur¨ªdico que ha recibido el acuerdo firmado) alcanzado con Argelia quemaba en las manos de los responsables llamados, desde el frente energ¨¦tico, a firmarlo. Seg¨²n indican fuentes solventes, desde el Ministerio de Industria y Energ¨ªa hasta la empresa responsable del cumplimiento de la pol¨ªtica gas¨ªstica de este pa¨ªs, Enagas, nadie se prestaba a protagonizar un acto de entendimiento con Argelia que ven¨ªa patrocinado desde altas instancias del Gobierno.En cualquier caso, los t¨¦rminos del avenant firmado no parecen tan malos si, en efecto, la nueva pol¨ªtica gas¨ªstica puesta en marcha, a remolque del acuerdo con Argelia, llega alg¨²n d¨ªa a cumplirse. Espa?a se compromete a retirar de Argelia, al precio de 3,89 d¨®lares por mill¨®n de BTU, 600.000 millones de termias de aqu¨ª al a?o 2004, es decir en los pr¨®ximos 20 a?os.
Esto supone unas compras medias por a?o de 30.000 millones de termias (3.000 metros c¨²bicos por a?o), lo que significa una reducci¨®n apreciable, del orden del 15%, aproximadamente, de las cantidades contratadas en 1975, que ascend¨ªan, a partir de 1992, a 45.000 millones de termias anuales. En t¨¦rminos globales, pues, se han reducido las retiradas globales de gas argelino de 880.000 en
el per¨ªodo 1985-1998 a un total de 600.000 millones de termias. Adem¨¢s se ha alargado el plazo para la retirada de estas cantidades, que queda fijado en 20 a?os. Las compras, por otra parte, ser¨¢n graduales y comenzar¨¢n en 15.000 millones de termias para los primeros a?os, para ir luego creciendo hasta totalizar 38.000 millones en los ¨²ltimos seis a?os de vida del contrato.
Pero si los datos parecen claros a simple vista, queda todav¨ªa la gran duda de si se podr¨¢ consumir todo este gas. No hay que olvidar que Espa?a tiene un contrato vigente para la compra de gas natural con Libia del orden de los 10.000 millones de termias y que en unos meses, el yacimiento de Serrablo, en Huesca, podr¨¢ estar al m¨¢ximo de su producci¨®n. Lo mismo suceder¨¢ con Gaviota, en las costas de Bermeo, que puede suministrar gas en cantidades sustanciales antes de dos a?os.
Aumentar el consumo
Para evitar una repetici¨®n de los errores del pasado, el Ministerio de Industria y Energ¨ªa ha puesto en marcha un plan de relanzamiento de los consumos de gas con el objetivo de dar cabida a esta enorme oferta del hidrocarburo gaseoso en la estructura energ¨¦tica espa?ola. Si hoy el gas natural apenas supone un 3% en la energ¨ªa primaria consumida en Espa?a, los responsables energ¨¦ticos espa?oles han modificado sus previsiones recientes (contenidas en el Plan Energ¨¦tico Nacional de 1983) y argumentan que se puede llegar a un consumo del orden del 7,2%. Esto supondr¨¢ duplicar materialmente la demanda, que en 1984 apenas lleg¨® a ser del orden de los 22.000 millones de termias.Para ello, el ministerio ha previsto la extensi¨®n de la red de gasoductos a la zona centro (Madrid, Burgos, Valladolid y Palencia), el Norte (Santander y Asturias) y el Sur (tri¨¢ngulo Sevilla-Huelva-C¨¢diz). Asimismo el plan de relanzamiento de consumos prev¨¦ la construcci¨®n de dos plantas regasificadoras en Huelva y Cartagena para dar cabida al aprovechamiento del gas natural en la producci¨®n de amoniaco, sustituyendo naftas importadas por un hidrocarburo de superior valor a?adido y relativamente m¨¢s barato. Este mayor consumo de gas ir¨¢ en detrimento del petr¨®leo, que ver¨¢ reducida su importante cuota en la demanda de energ¨ªa final.
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