Seti¨¦n: "Prefiero pecar de inconsciente y ser libre que pecar de exceso de prudencia y perder mi libertad"
"No me siento perseguido" - "La actitud del ministro me parece particularmente grave" - "El proceso pol¨ªtico del Estado espa?ol no est¨¢ completamente cerrado"
Se dir¨ªa que este obispo tiene la virtud del esc¨¢ndalo. La derecha espa?ola m¨¢s conservadora se rasga las vestiduras al o¨ªr su nombre. Los medios que proclaman su vinculaci¨®n a la Iglesia callan ahora, y su silencio es una censura. Hasta el ministro de Administraci¨®n Territorial se ha precipitado a calificar de profundamente lamentables las ¨²ltimas manifestaciones del obispo. Esta vez ha bastado con que dijera, en respuesta a una pregunta planteada en un coloquio, que la independencia de Euskadi es un objetivo perfectamente perseguible. S¨®lo la ultraderecha se muestra algo m¨¢s benevolente con ¨¦l. Ahora pide tan s¨®lo que Jos¨¦ Mar¨ªa Seti¨¦n sea conducido ante los tribunales de justicia. Seti¨¦n, anatema
.Nacido en Hernani en el a?o 1928, hijo de arquitecto, Jos¨¦ Mar¨ªa Seti¨¦n tiene tras s¨ª una brillante carrera eclesi¨¢stica. En 1955 obtuvo en Roma el doctorado en Derecho Can¨®nico y la licenciatura en Teolog¨ªa, y a los 44 a?os era ya obispo auxiliar de San Sebasti¨¢n, tras haber ejercido los cargos de vicario general y de decano de la universidad Pontificia de Santander.
Reflexivo e intelectual, afirma que el esc¨¢ndalo que suscitan sus palabras es el mismo que provoca en determinados medios pol¨ªticos la problem¨¢tica vasca. En estos momentos, el obispo Seti¨¦n ha hecho de esta frase su m¨¢xima favorita: "Prefiero pecar de inconsciente y ser libre que pecar de exceso de prudencia y perder mi libertad".
Pregunta. Los obispos vascos han sido retratados ante amplios sectores de la sociedad espa?ola como personajes conflictivos que frecuentemente desbordan los l¨ªmites propios del magisterio pastoral. ?Cu¨¢les son las se?as de identidad de la Iglesia vasca?
Respuesta. Las que provienen de su inserci¨®n en un medio y en una problem¨¢tica social, cultural y pol¨ªtica caracter¨ªsticas. La Iglesia vasca, en raz¨®n de su proximidad al pueblo, comparte esa misma problem¨¢tica, a la que no puede ni quiere ser ajena.
P. ?Por qu¨¦ tantas reacciones de esc¨¢ndalo?
R. Quiz¨¢ son las mismas reacciones que la propia problem¨¢tica vasca suscita en determinados miembros. Una de las se?as de identidad de la Iglesia vasca es precisamente buscar las derivaciones que el mensaje evang¨¦lico tiene en el ¨¢mbito pol¨ªtico.
P. ?C¨®mo juzga las reacciones de la derecha conservadora espa?ola y la cr¨ªtica del ministro de Administraci¨®n Territorial?
R. Me producen una gran sorpresa, pero sobre todo me preocupan, porque esas reacciones demuestran una gran incapacidad para racionalizar los temas pol¨ªticos. La actitud del ministro, como representante de la autoridad, me parece particularmente grave en la medida en que dificulta la creaci¨®n de un clima de convivencia pac¨ªfica y democr¨¢tica. Me pregunto si efectivamente estamos avanzando en el terreno de la racionalizaci¨®n de las cuestiones pol¨ªticas y en la superaci¨®n de la visceralidad y la crispaci¨®n.
P. ?Es cierto que la mayor¨ªa de las referencias de los obispos vascos va dirigida a la comunidad nacionalista?
R. Basta comprobar el contenido de nuestras pastorales para demostrar que no es as¨ª. Existe, ciertamente, una referencia a los problemas vascos, pero esa referencia no puede confundirse con un posicionamiento nacionalista. Yo creo que es importante que la Iglesia exponga la problem¨¢tica vasca y su necesaria traducci¨®n institucional, porque un pueblo que no tiene una traducci¨®n institucional es un pueblo que no puede realizarse.
P. Se da por supuesto que los obispos vascos simpatizan con el PNV...
R. Puede haber una explicaci¨®n. La preocupaci¨®n de los obispos por entrar en la problem¨¢tica del pueblo obliga a detectar todo lo que de v¨¢lido y leg¨ªtimo existe en los planteamientos, llam¨¦mosles abertzales, y esto, evidentemente crea una primera aproximaci¨®n, una simpat¨ªa. Ahora, que esa aproximaci¨®n se realice en la l¨ªnea del PNV... Yo dir¨ªa que existen coincidencias en los planteamientos pol¨ªticos, pero no una positiva voluntad de buscar la coincidencia.
Doble hostigamiento
P. En estos momentos en el que su figura es denostada en determinados medios, ?echa usted en falta el espaldarazo de la jerarqu¨ªa eclesi¨¢stica estatal?
R. El t¨¦rmino jerarqu¨ªa eclesi¨¢stica estatal sugiere una relaci¨®n de subordinaci¨®n que no existe. La Conferencia Episcopal no es una jerarqu¨ªa que se interpone entre la Santa Sede y cada uno de los obispos, sino un encuentro para la colaboraci¨®n. Contestando a la pregunta, ha habido signos de fraternidad o de simpat¨ªa hacia mi persona, no muy numerosos; tampoco p¨²blicos, salvo alguno; el cardenal Taranc¨®n ha dicho algo. En general, yo creo que los dem¨¢s obispos espa?oles mantienen una postura de respeto a la autonom¨ªa propia de las iglesias particulares que yo agradezco y reconozco, porque mostrar adhesiones plenas puede tambi¨¦n facilitar las cr¨ªticas de unos obispos contra otros. Prefiero ese respeto, aunque en ocasiones uno tenga que cargar en solitario con toda la responsabilidad.
P. ?C¨®mo vive el doble hostigamiento izquierda radical vasca y derecha conservadora espa?ola? ?Se siente vigilado?
R. Antes que nada quiero precisar que estas pol¨¦micas coyunturales no reflejan m¨ª habitual actuaci¨®n pastoral. Al obispo Seti¨¦n se le encuentra en los pueblos de la provincia hablando con las juntas parroquiales, los ni?os, los enfermos y los ancianos como a cualquier otro obispo. Bien, yo no me siento perseguido; procuro que la naturalidad y la normalidad dirijan mis actuaciones; me parece que as¨ª soy m¨¢s libre de actuar y de hablar. Es posible que sea algo inconsciente, pero prefiero pecar de inconsciente y ser libre que pecar de exceso de prudencia y perder mi libertad. Por otra parte, ese doble hostigamiento puede insinuar un posicionamiento de la Iglesia vasca en un centro en el cual yo no me sit¨²o intencionadamente. Lo que pretendo, no s¨¦ si lo consigo, es llevar una l¨ªnea independiente de los posicionamientos pol¨ªticos concretos y coherente con las exigencias doctrinales de una ¨¦tica pol¨ªtica.
P. ?Reivindica el derecho a disentir de los l¨ªmites de la Constituci¨®n?
R. S¨ª; en primer lugar, todo el mundo habla de la posibilidad de modificar determinados aspectos de la Constituci¨®n, y eso significa que el proceso pol¨ªtico del Estado espa?ol no est¨¢ todav¨ªa completamente cerrado. Ahora bien, tengo que decir que mi actuaci¨®n pastoral, mi referencia ¨²ltima, no tiene que ser la Constituci¨®n, sino lo que yo entiendo por orden ¨¦tico y moral. En el terreno estrictamente pol¨ªtico, yo debo acatar las exigencias del justo orden p¨²blico, y dentro de ese justo orden p¨²blico est¨¢ tambi¨¦n la Constituci¨®n. Yo me reservo mis opiniones pol¨ªticas personales para que no interfieran en el ejercicio de mi acci¨®n pasto-
Seti¨¦n "Prefiero pecar de inconsciente y ser libre que pecar de exceso de prudencia y perder mi libertad"
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ral. Por eso me desagrada tanto que mis intervenciones se atribuyan a posicionamientos pol¨ªticos concretos.
Pastorales comunes
P. ?La idea de pluralidad del Estado que sustentan los obispos vascos tiene un reflejo directo de la Conferencia Episcopal?
R. En principio, y como no pod¨ªa ser menos, la configuraci¨®n del Estado de las autonom¨ªas ha sido aceptada por la Conferencia Episcopal. Tambi¨¦n es cierto que los obispos vascos mostramos una sensibilidad especial en las cuestiones de las autonom¨ªas, como reflejo de la propia sensibilidad del pueblo vasco.
P. Peri¨®dicamente se critica el hecho de que el obispo de Navarra se sume al resto de los obispos vascos para suscribir pastorales comunes. Algunos medios ven ah¨ª un intento de ampliar el actual mapa auton¨®mico vasco por encima de la realidad pol¨ªtica.
R. Yo dar¨ªa la vuelta a ese planteamiento, porque el problema es justamente inverso. Nosotros tratamos de responder a una realidad sociol¨®gica, a unas exigencias objetivas, y creemos que, en el orden eclesi¨¢stico, lo que debe reflejar esa realidad es una provincia eclesi¨¢stica com¨²n. Ahora bien, no somos nosotros quienes debemos decir si esa realidad debe tener o no una traducci¨®n pol¨ªtica.
P. La provincia eclesi¨¢stica vasca no est¨¢, sin embargo, reconocida en el actual mapa eclesi¨¢stico espa?ol.
R. No, no est¨¢ constituida formalmente, aunque en la pr¨¢ctica funcionemos como una provincia eclesi¨¢stica, sobre todo en los planteamientos de tipo pastoral. En el actual mapa jur¨ªdico-eclesi¨¢stico, Pamplona incorpora a San Sebasti¨¢n, a Jaca y a Logro?o, y Burgos, a Vitoria y a Bilbao. La remodelaci¨®n fue ya planteada por mi antecesor, Jacinto Argaya, y es uno de los asuntos pendientes de la aprobaci¨®n de Roma.
P. ?El proyecto de Iglesia vasca incluye tambi¨¦n la di¨®cesis de Bayona?
R. Existen relaciones con la Iglesia, tambi¨¦n vasca, de Bayona, especialmente en lo que se refiere a la edici¨®n de libros lit¨²rgicos en euskera. Esas relaciones brotan de la misma naturaleza de la acci¨®n pastoral y de la coincidencia sociocultural. Existe un pueblo vasco en Espa?a y un pueblo vasco en Francia. Si se ve una dimensi¨®n pol¨ªtica en la existencia de estas relaciones es porque tambi¨¦n debe haber una intencionalidad pol¨ªtica en impedir tales relaciones.
P. La tolerancia pol¨ªtica que ustedes predican, el derecho a disentir, la flexibilidad de sus concepciones sobre la pluralidad del Estado y el autogobierno de Euskadi, ?son compatibles, moralmente, con la permanencia del dogma religioso?
R. Una cosa no tiene nada que ver con la otra. Rotundamente. Me pregunto si ese planteamiento no refleja una lectura pol¨ªtica del dogma o bien una lectura sacralizada de la pol¨ªtica. Una lectura pol¨ªtica del dogma puede hacer que llevemos al dogma los planteamientos m¨¢s o menos coactivos de la pol¨ªtica, y a la inversa, que llevemos a la pol¨ªtica el rigor inmutable del dogma.
P. Se dice que los obispos vascos son cr¨ªticos y progresistas en cuestiones como los derechos humanos y las libertades p¨²blicas, pero tan conservadores como los dem¨¢s en el terreno de la libertad individual: las relaciones sexuales, la moralidad, las experiencias de la biogen¨¦tica, el aborto, el divorcio...
R. Esa pregunta me hace pensar que en algunos ambientes se considera que la defensa de los derechos humanos y de las libertades p¨²blicas es un indicativo de progresismo y que el mantenimiento de la ¨¦tica individual es muestra de conservadurismo. Yo pregunto: ?es conservador pronunciarse contra el aborto y progresista pronunciarse contra la tortura? Me parece que eso es ignorar el planteamiento pastoral.
P. Si modificamos las referencias de esa oposici¨®n y enfrentamos relaciones sexuales con torturas, ?la respuesta tiene igual intensidad?
R. Habr¨ªa que pensarlo en profundidad: el permisivismo sexual es, para m¨ª, deshumanizador, en la medida en que la sexualidad tiene que estar integrada en la realizaci¨®n de un proyecto personal en el ¨¢mbito de defensa de la vida.
Relaciones con el PSOE
P. ?C¨®mo son las relaciones entre la Iglesia vasca y los partidos pol¨ªticos vascos? La pastoral sobre la LOAPA provoc¨® una cr¨ªtica muy dura por parte del PSE-PSOE y, posteriormente, este partido pidi¨® a los obispos un di¨¢logo que, al parecer, no se ha producido.
R. En relaci¨®n con la pastoral de la LOAPA hubo, efectivamente, una cr¨ªtica muy fuerte y se nos dijo que ¨¦se era un tema que resolver¨ªa el Tribunal Constitucional. El PSE-PSOE pidi¨® un di¨¢logo a ra¨ªz de otra pastoral que yo publiqu¨¦ sobre la intervenci¨®n policial en Hernani. La contestaci¨®n fue negativa, dado que los obispos vascos no hemos hablado con ning¨²n partido pol¨ªtico; pero, eso s¨ª, les dijimos que est¨¢bamos dispuestos a recibirles como a cualquier otra persona, al margen de su credo o su posici¨®n pol¨ªtica.
P. ?Qu¨¦ papel le corresponde a la Iglesia en la tarea de evitar la configuraci¨®n de dos comunidades?
R. La perspectiva eclesial s¨®lo contempla una comunidad cristiana con expresiones culturales distintas, y nuestro criterio es afirmar la identidad cultural de cada comunidad, respetar los derechos de unos y otros, buscar aquellas manifestaciones en las que la divergencia es asumida. Yo de ninguna manera pienso que Euskadi debe ser el resultado de dos comunidades yuxtapuestas, porque, a la larga, dif¨ªcilmente podr¨¢n convivir en paz. La Iglesia debe ser cr¨ªtica ante la posibilidad de que se establezcan dos comunidades.
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