El arrepentido de la hero¨ªna
Francisco Javier Albarr¨¢n, adicto al 'caballo' y atracador ocasional, pasa el 'mono' en la prisi¨®n de Carabanchel
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Francisco Javier Albarr¨¢n, heroin¨®mano y atracador ocasional que se entreg¨® voluntariamente a la polic¨ªa para someterse a una cura de desintoxicaci¨®n, pasa el s¨ªndrome de abstinencia a pelo en la prisi¨®n de Carabanchel. Albarr¨¢n, al que se ha considerado el primer arrepentido de la hero¨ªna, es un ejemplo de la falta de recursos en el tratamiento de los que desean bajarse del caballo. Las Juventudes Socialistas de Espa?a solicitan para estos reclusos medidas de reinserci¨®n social mediante un sistema de indultos personales, que podr¨ªa ser similar al utilizado para los terroristas.
Despu¨¦s de tres d¨ªas de intensa reflexi¨®n, Francisco Javier, que se encontraba refugiado en casa de un amigo, se levant¨® de la cama decidido a entregarse. Ya ten¨ªa mono. Se duch¨® y not¨® un cierto alivio en sus doloridos ri?ones, despu¨¦s desayun¨® y una vez en la calle tom¨® un taxi que lo condujo directamente a la comisar¨ªa de Tetu¨¢n. A las doce de la ma?ana, entraba resuelto en el departamento policial."Buenos d¨ªas. Vengo a entregarme". La sorpresa del agente que lo atendi¨® fue may¨²scula. "Que quiere ?qu¨¦?... Bueno, este no es un caso habitual. Espere un momento, que voy a llamar al comisario", le pidi¨® el sorprendido agente. Minutos despu¨¦s, Francisco Javier relataba a un grupo de polic¨ªas boquiabiertos que quer¨ªa someterse a una cura de desintoxicaci¨®n y que aceptaba las responsabilidades que se deriven de sus acciones delictivas. La hero¨ªna se interpuso hace muchos meses en el camino de Francisco Javier, de 29 a?os, padre de dos hijos. La dependencia de la droga y su alto precio le hab¨ªan conducido a cometer cuatro robos para conseguir dinero.
De la comisar¨ªa de Tetu¨¢n, en la que asegura recibi¨® un trato correcto, pas¨® a las dependencias de la Jefatura Superior de Polic¨ªa. "Para entonces ya hab¨ªa perdido la noci¨®n del tiempo, llevaba mucho tiempo sin ponerme y estaba hecho polvo", dice. Su propio cuerpo se hab¨ªa convertido en su enemigo. Los dolores de ri?¨®n eran fort¨ªsimos. Sent¨ªa como si se le rompiera el cuerpo y vomitaba continuamente mientras la temperatura de su cuerpo oscilaba entre el calor y el fr¨ªo intenso. En ese estado le pidi¨® a un agente que le facilitaran un analg¨¦sico. "Me respondieron que s¨ª, que me iban a tranquilizar, pero con una porra". De ah¨ª fue trasladado al juzgado y posteriormente se le ingres¨® en la prisi¨®n de Carabanchel, en la s¨¦ptima galer¨ªa.
La soledad de la galer¨ªa
La situaci¨®n en la prisi¨®n no mejor¨®. Albarr¨¢n era uno m¨¢s de los muchos presos que pasan el mono en la soledad de la galer¨ªa. "Menos mal que aqu¨ª dentro existe un poco de solidaridad", afirma. "No pod¨ªa ni ponerme en pie. Los colegas me bajaban los primeros d¨ªas al comedor en volandas". Cuando Francisco Javier miraba a su alrededor se acrecentaba la pesadilla. Otros pasaban por lo mismo, y all¨ª "no te atiende nadie". Durante su estancia en la s¨¦ptima fue visitado por un practicante que le hizo algunas preguntas y le recet¨® un valium para dormir. El parte m¨¦dico facilitado por el servicio de la prisi¨®n, tras la inspecci¨®n realizada, conclu¨ªa que "Albarr¨¢n no necesita ning¨²n tratamiento relacionado con la drogadicci¨®n que refiere". El pasado domingo Francisco Javier fue trasladado a la enfermer¨ªa.
En uno de los locultorios de la prisi¨®n reservado para comunicaciones con abogados (una peque?a y sucia habitaci¨®n dividida en dos por un muro de rejas y cristales), Franciso Javier asegura que mantiene su postura de arrepentido. Cuando el funcionario le comunic¨® que ten¨ªa visita, vio como Francisco Javier Palaz¨®n, detenido como presunto cerebro de evasi¨®n de divisas, preparaba sus cosas para marcharse. "Es una verg¨¹enza", pens¨¦. "Unos pagan 60 millones para salir y otros no pueden reunir 25.000 pesetas".
Como la comunicaci¨®n es especial, los funcionarios han abierto una peque?a ventana para facilitar la conversaci¨®n. El aspecto del recluso es deplorable. Est¨¢ completamente demacrado y luce unas enormes ojeras. Es un joven muy delgado, de cara afilada, labios muy finos y rostro imberbe.De sus ojos a¨²n no ha desaparecido esa especie de cortinilla que deja como vac¨ªa la mirada de los yonquis, y sus brazos y manos est¨¢n plagados de restos de pinchazos. Lleva puestos tres jerseys. Su pelo no consigue ocultar la cicatriz de la frente, recuerdo de la ¨¦poca en que trabajaba en una empresa que se dedica a la instalaci¨®n de se?ales para ferrocarriles. Estaban trabajando en un v¨ªa y un viajero lanz¨® una botella desde el tren y a ¨¦l le alcanz¨® en la frente.
"Me entregu¨¦ para curarme", dice pegando su cara a las rejas. "O salgo definitivamente o me hundo. Prefiero matarme a volver a lo mismo". Francisco Javier, que lleva la misma ropa desde hace 15 d¨ªas debido a un problema de burocracia dentro de la propia prisi¨®n, comparte el chabolo con siete hombres, que ya est¨¢n un poco hartos de verle pasear durante toda la noche por la celda sin poder conciliar el sue?o. Con las primeras luces del d¨ªa se levanta para pasar el recuento carcelario. Luego vuelve a la cama hasta las diez de la ma?ana. Limpia la habitaci¨®n y se asea. Despu¨¦s, el desayuno, un suced¨¢neo de caf¨¦ "que acaba con el estre?imiento m¨¢s fuerte", y una barrita de pan con mermelada o margarina. Hasta la hora de la comida -13.30 horas- pasea por el patio o permanece en la enfermer¨ªa. De tres a cinco de la tarde, la siesta encerrado en la celda. Mientras espera la cena, mata el tiempo jugando a las damas o viendo la tele. Tras pasar el ¨²ltimo recuento, se enfrenta a lo peor: otra vez el insomnio y la ansiedad.
No hay rehabilitaci¨®n
La ansiedad probablemente no se le pasar¨¢ hasta que no sea trasladado a una instituci¨®n adecuada. En la actualidad no existe ninguna f¨®rmula legal que prevea una situaci¨®n similar y que permita al delincuente superar el s¨ªndrome de abstinencia en una comunidad terap¨¦utica. La desintoxicaci¨®n y la hipot¨¦tica rehabilitaci¨®n f¨ªsica y social tendr¨¢n que realizarse en la c¨¢rcel o, en todo caso, en el hospital psiqui¨¢trico.
El Hospital Psiqui¨¢trico Penitenciario es hoy por hoy la ¨²nica alternativa que el Estado espa?ol ofrece al recluso toxic¨®mano, junto con un centro similar, aunque m¨¢s nuevo, en Alicante. Los adictos son tratados en estos centros con algunos f¨¢rmacos, analg¨¦sicos contra el dolor, ansiol¨ªticos para enfrentar la angustia y algunos inductores del sue?o para combatir el insomnio. La terapia del psiqui¨¢trico, el choque de la deprivatizaci¨®n, est¨¢ acabada en dos o tres semanas.
Las Juventudes Socialistas, que consideran a Albarr¨¢n todo un s¨ªmbolo de los problemas que tiene un 60% de la poblaci¨®n reclusa, solicitar¨¢n al Gobierno que concrete una oferta p¨²blica de reinserci¨®n que garantice que los toxic¨®manos con delitos pendientes que quieran acogerse a estas medidas especiales sean inmediatamente tratados en centros sanitarios.
"Una vez pasada la primera desintoxicaci¨®n, los toxic¨®manos no deben ingresar en centros penitenciarios, sino en centros especializados, donde puedan continuar su tratamiento. Todos los casos de toxic¨®manos acogidos a las medidas de reinserci¨®n deben ser estudiados con el fin de aplicar posibles indultos personales".
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