Erotismo gimn¨¢stico
Basta con ver la primera secuencia de Bolero para comprender que la propuesta de John Derek no es una pel¨ªcula, sino nada m¨¢s que un ¨¢lbum de fotos. En ese arranque, Bo Derek recibe su titulaci¨®n acad¨¦mica en una instituci¨®n que, por el aspecto exterior de sus propiedades, se dir¨ªa que es muy conservadora.
El rubor de Bo
Bolero
Director, guionista y fot¨®grafo: John Derek. Int¨¦rpretes: Bo Derek, Andrea Occhipinti, Ana Obreg¨®n, George Kennedy, Mirta Miller. M¨²sica: Peter Berristein. Estados Unidos, 1984.Estreno en cines Bilbao, Palacio de la Prensa, Vel¨¢zquez. Madrid.
Una vez que tiene el t¨ªtulo en las manos, la esposa del director, justo antes de emprender un largo viaje en Rolls a la busca y captura de alg¨²n fogoso moreno digno de recibir su virginidad como obsequio, proceder¨¢ a desnudarse en los jardines de la universidad y mostrar las nalgas a los circunspectos catedr¨¢ticos.En ning¨²n momento se pretende que el gesto de ella tenga algo de rebeli¨®n social, de mofa del puritanismo. De lo que se trata es de exhibir un cuerpo san¨ªsimo y bien alimentado, de que en la memoria del p¨²blico queden fijadas las im¨¢genes de un cuerpo impresionante, mucho m¨¢s que de jugar con el sentido de una actitud.
Toda la pel¨ªcula es eso: primeros planos de Bo Derek, de sus eternamente ruborizados p¨®mulos -qui¨¦n sabe si de verg¨¹enza de dedicar tanto dinero a causas tan m¨ªnimas- y de su poderosa y blanqu¨ªsima dentadura. De cuando en cuando, un plano general nos descubre que en los cortijos espa?oles de 1920 los se?oritos hab¨ªan hecho instalar saunas o que en sus dormitorios ya dispon¨ªan de l¨¢mparas de acero inoxidable.
Son estos unos desprop¨®sitos que no tienen demasiada importancia, que combinan bien con la facilidad con que la protagonista pasa de ser secuestrada en una avioneta a reaparecer en su domicilio, sin que medie transici¨®n alguna. Bolero tuvo un accidentado rodaje que sin duda explica que algunas de sus secuencias se quedaran sin resolver.
De entrada, hubo que sustituir a Fabio Testi por Andrea Occhipinti, debido a que el primero contrajo una enfermedad contagiosa que le vetaba como amante ideal. A continuaci¨®n vinieron los diversos criterios seguidos a la hora de planificar, seg¨²n se pensara en la censura de un pa¨ªs o en la de otro. La de Estados Unidos no es demasiado tolerante con las efusiones amorosas, y eso explica que Bolero pueda figurar all¨ª clasificada como cinta "X". Es una evidente injusticia.
Lo l¨®gico habr¨ªa sido que Bolero fuera una pel¨ªcula especialmente recomendada para todo aquel que aspire a convertirse en atleta ol¨ªmpico, no crea que Barbara Bel Geddes tuviera la soluci¨®n para conservar un busto eternamente firme -recu¨¦rdese su trabajo en La ventana indiscreta- y tenga la idea de que el erotismo es algo que hay que practicar como quien practica el deporte del footing.
Los c¨¦lebres latin lovers, en el caso de que a¨²n sobreviva alguno, presentar¨¢n tras ver esta pel¨ªcula su inmediata dimisi¨®n como profesionales de la seducci¨®n, si es que realmente su oficio ha de consistir en dar satisfacci¨®n a se?oritas tan ingenuas y tan atl¨¦ticas como Bo Derek.
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