El Gobierno vasco se define

LA DECLARACI?N de la presidencia del Gobierno vasco sobre la violencia, hecha p¨²blica ayer, arranca con la doble menci¨®n del asesinato del superintendente D¨ªaz Arcocha y del atentado sufrido por un destacamento de la Polic¨ªa Nacional en Vitoria. La ausencia del t¨¦rmino terrorismo y la falta de referencias nominales a ETA en los 10 puntos del texto pueden ser utilizadas para desperdigar reticencias o para disminuir el valor del documento. Pocas veces, sin embargo, una declaraci¨®n institucional ha formulado con tanta autoridad, claridad y serenidad una condena firme y razonada de las bandas armadas y de sus permanentes amenazas contra los derechos humanos, las instituciones de autogobierno y el sistema democr¨¢tico.La declaraci¨®n del Gobierno vasco recuerda a los ciudadanos que la lucha contra la violencia es "una responsabilidad de todos", de forma tal que "cada uno de los vascos ha de tomar el problema como propio, superando el miedo al miedo y comprometi¨¦ndose a no transigir con los que matan, con los que les apoyan o con los que se callan". En ¨²ltima instancia, "la respuesta a la violencia se ha convertido en Euskadi en un problema de dignidad personal". El llamamiento del Gobierno del lendakari Ardanza para que la sociedad vasca asuma sus obligaciones c¨ªvicas, rechace las falsas protecciones de la cobard¨ªa individual y envuelva en una misma condena a los autores, a los c¨®mplices y a los encubridores de la violencia marca un giro hist¨®rico en las actitudes del nacionalismo moderado hacia el fen¨®meno terrorista. El documento insiste, por lo dem¨¢s, en que "la ambig¨¹edad y la complacencia con la violencia" va contra los propios vascos. Porque la institucionalizaci¨®n pol¨ªtica del crimen no s¨®lo es intolerable desde el punto de vista de los derechos humanos, sino que tambi¨¦n repercute negativamente sobre la situaci¨®n econ¨®mica del Pa¨ªs Vasco y la creaci¨®n de empleo.

El Gobierno vasco se?ala tambi¨¦n la falsedad de la pretendida contradicci¨®n entre las medidas pol¨ªticas y las medidas policiales, ya que "ainbas son imprescindibles". No puede existir soluci¨®n al problema de la violencia "al margen de la normalizaci¨®n pol¨ªtica y social", ¨ªntimamente unida al cumplimiento del Estatuto de Guernica. Y tambi¨¦n resulta indiscutible que la acituaci¨®n policial situada fuera del estricto campo del Estado de derecho no s¨®lo es "reprobable" en s¨ª misma, s?no que resulta adem¨¢s "claramente perjudicial" para los prop¨®sitos que persigue. En clara alusi¨®n a quienesjuegan agitadoramente con la suerte de los procesados y condenados por cr¨ªmenes terroristas, el documento recuerda que la amnist¨ªa de 1977, cuya aplicaci¨®n vaci¨® de presos vascos las c¨¢rceles espa?olas, no impidi¨® a. las bandas armadas relanzar, al margen de la voluntad popular, una brutal ofensiva que ha causado centenares de muertos y qu¨¦se halla cada vez m¨¢s lejos de sus metas proclamadas. Y es tambi¨¦n evidente que las organizaciones terroristas han rechazado -con la ¨²nica exc-epci¨®n de ETA VII Asamblea- la negociaci¨®n y el di¨¢logo, de forma tal que a ellas corresponder¨ªa "dar los primeros pasos y demostrar la voluntad de concordia que afirman pretender".

La declaraci¨®n pide a las fuerzas pol¨ªticas que no utilicen el delicado problema de la violencia con prop¨®s,itospartidistas y electoralistas, a fin de evitar que ese condenable aprovechamiento pudiera dividir entre s¨ª a los dem¨®cratas, y sugiere a los medios de comunicaci¨®n una reflexi¨®n que, sin merma de la libertad de expresi¨®n, discurra sobre el tratamiento informativo que los hechos terroristas merecen. La inmediata presentaci¨®n de: un "plan de concienciaci¨®n ciudadana sobre la violencia" por el lendakari Ardanza podr¨¢ resultar decisivo para la movilizaci¨®n social. En cualquier caso, el documento, del Gobierno, cuya legitimaci¨®n democr¨¢tica quedar¨ªa. reforzada por la revalidaci¨®n del Parlamento vasco, podr¨ªa ser interpretado como el punto de no retorno del nacionalismo vasco moderado en su trayectoria hacia la plena aceptaci¨®n de la legalidad constitucional, iniciada claramente con su respaldo al Estatuto de Guernica. El radicalismo abertzale ha tratado de presentar la abstenci¨®n del PNV en el refer¨¦ndum de la Constituci¨®n como la prueba del distanciamiento mayoritario de la sociedad vasca respecto a la Monarqu¨ªa parlamentaria. Pero la descalificaci¨®n del pacto de legislatura firmado por el Gobierno de Vitoria y los socialistas vascos y el progresivo desplazamiento de cualificados miembros del sector dirigente de Herri Batasuna hacia posiciones de extra?o origen -Ziluaga ha declarado que no hay democracia en Espa?a, pero s¨ª en Polonia- constituyen, sin embargo, la mejor demostraci¨®n, junto con la declaraci¨®n del Gobierno Ardanza, de que el fantasma del frente del rechazo nacionalista se ha desvanecidoy de que el PNV est¨¢ dispuesto a defender sus leg¨ªtimas ideas, mientras en Espa?a exista un sistema democr¨¢tico, por las v¨ªas exclusivas de la negociaci¨®n, el di¨¢logo y los votos.