Toros con doble personalidad

Estos ¨²ltimos a?os, los toros tienen doble personalidad, tal como pudo apreciarse ayer en Valencia, y anteayer, y todos los d¨ªas en cualquier plaza. Los toros salen fieros, tal como los conoc¨ªa El Guerra, y unos minutos m¨¢s tarde se transmutan en ovejas, tal como los conoc¨ªa El Cordob¨¦s, dicho sea sin ¨¢nimo de ofender.Sea el cuarto de la corrida de ayer, a t¨ªtulo de ejemplo. Animal de trap¨ªo irreprochable, con su cuajo, su par de pitones, su carn¨¦ didentid¨¢, que dice el pueblo llano, muy dado a admirar y a magnificar el bamboleante baj¨ªo. Ese animal apareci¨® hendiendo la brisa marina, ayer fr¨ªa; seg¨¢ndoles la yugular a las moscas que se le pon¨ªan al paso y partiendo por gala una tabla de la barrera con gran estruendo. La oveja en que se transmut¨® unos minutos m¨¢s tarde nada ten¨ªa que ver con el anterior ejemplar de imponente agresividad, aunque era el mismo.

Ovejas o lobos

Algo les hacen a los toros, a pesar de que los taurinos se suelen poner como hienas cuando se les insin¨²a, tal posibilidad. Sea como fuere, los toros desarrollan doble personalidad en, los ¨²ltimos lustros, y ayer en Valencia tambi¨¦n. A veces la segunda personalidad no es exactamente ovejuna, aunque lo parezca, pues esconde intenciones de lobo. El primer toro de Emilio Mu?oz era de esos, y el temperamental diestro trianero le intent¨® pases con valor escasamente sereno.El que abri¨® plaza no perdi¨® la casta en la transmutaci¨®n, y por este motivo lleg¨® al ¨²ltimo tercio dif¨ªcil y emocionante. Ni?o de la Capea le hizo una faena con los altibajos propios de su estilo, pero muy valerosa, profesional, y engarz¨® en ella una serie de naturales impecablernente ligados. En esa faena Ni?o de la Capea estuvo torero, lo que no es poco en estos tiempos de pegapases, y en el otro no pudo estar ni torero ni lo contrario, pues el toro se le transmut¨® en inv¨¢lido dormil¨®n

El lote de Jos¨¦ Antonio Campuzano estuvo compuesto por dos tullidos. El primero se le aplom¨®, y le porfiaba in¨²tilmente. El otro era de una invalidez clamorosa, que origin¨® un esc¨¢ndalo; pero como en la muleta se manten¨ªa a duras penas sobre las cuatro patas y era un bomboncito sumiso, le dio todos los naturales, derechazos y pases de pecho que quiso -particularmente largos y hondos estos ¨²ltimos-, m¨¢s la propina de unos molinetes de rodillas. Lo mat¨® de una estocada excelente.

El sexto, pese a sus invalideces, fue el toro de la tarde. Gal¨¢n bien puesto de m¨²sculos, pitones y carn¨¦ didentid¨¢, proporcionado y guapo, mantuvo la bravura de su encastado origen por encima de la transmutaci¨®n. Emilio Mu?oz lo tore¨® con m¨¢s entrega que temple, con m¨¢s crispaci¨®n que gusto. Emilio Mu?oz se pele¨® con un toro que no era para pelear, sino para torear. El ¨²nico ejemplar de la tarde que consigui¨® mantener enteriza su personalidad result¨® ser un incomprendido. Es l¨®gico: los toreros de la nueva hornada no est¨¢n acostumbrados a toros as¨ª, y los toman por locos.

Paella para la Prensa

La gesti¨®n p¨²blica ha traido nuevos aires a la fiesta. Los nuevos gerentes han creado la "sala de prensa". Es un patio a cielo raso, desde donde quien quiera puede enviar sus cr¨®nicas. Pero en realidad se usa para tomar el aperitivo, pues all¨ª dan paella y g¨¹isqui; lo que se pida. Tan bien servida de consumiciones tienen la sala de prensa, que todos los d¨ªas registra un lleno hasta la bandera; m¨¢s que en los tendidos de la plaza. Apoderados, toreros en activo o en pasivo, gorrones diversos, algunos periodistas tambi¨¦n, montan all¨ª su tertulia y liban a placer.