Roma exige a la Iglesia cat¨®lica francesa que reponga el catecismo
Par¨ªsLa Iglesia de Francia, la "hija mayor del Vaticano", como la llaman los textos cl¨¢sicos, tiene que volver a redactar un catecismo. As¨ª lo exige el cardenal Joseph Ratzinger, prefecto de la Congregaci¨®n Romana para la Doctrina de la Fe (antiguamente, Santo Oficio) Los obispos franceses no salen de su asombro. El catecismo fue suprimido hace nada menos que 20 a?os.
La catequesis se lleva a cabo en Francia gracias, sobre todo, a la ayuda de unos 200.000 laicos desinteresados que se encargan de ense?ar los principios de la religi¨®n cat¨®lica a los ni?os y a los inmigrantes adultos. A mediados de los a?os sesenta, los obispos comprendieron que el Catecismo para uso de las di¨®cesis de Francia, con sus 429 preguntas y respuestas, resultaba absolutamente incomprensible para aquellos a los que te¨®ricamente estaba destinado.
La Conferencia Episcopal decidi¨® entonces suprimir el texto obligatorio y permitir que se editaran diferentes fasc¨ªculos, seg¨²n la edad y el nivel intelectual de los futuros catec¨²menos. El experimento no fue muy afortunado, porque aparecieron ediciones pirata y se observaron algunas interpretaciones no muy ortodoxas. Para evitar estos problemas, se aprob¨® en 1979 la redacci¨®n de un libro de referencias para uso de los catequistas.
El texto fue confiado al obispo de Mans, monse?or Georges Gilson, un hombre de mentalidad abierta que recurri¨® fundamentalmente a relatos b¨ªblicos. El libro se llama Piedras vivas y no se parece en nada a un catecismo.
La Congregaci¨®n para la Doctrina de la Fe no se mostr¨® muy satisfecha, pero, previa introducci¨®n de algunas correcciones, dio su visto bueno. Piedras vivas, que se ha ido convirtiendo en un ¨¢lbum con textos, comentarios e im¨¢genes, va a aumentar pr¨®ximamente sus p¨¢ginas con la inclusi¨®n de un nuevo apartado sobre los principios que informan la moral cristiana.
Ratzinger
La crisis estall¨® hace pocas semanas. El cardenal Ratzinger, harto de no ser escuchado por la hija mayor de Roma, envi¨® a los obispos una carta formal, que deb¨ªa ser le¨ªda en las iglesias, conmin¨¢ndoles a redactar un catecismo nacional destinado a todo el territorio.La jerarqu¨ªa francesa se ha echado a temblar, m¨¢s a¨²n porque el precepto no propone la elaboraci¨®n de un catecismo que se base en las ense?anzas del Concilio Vaticano II, sino que sugiere como modelo el catecismo del Concilio de Trento, que como todos los obispos saben se celebr¨® en 1545.
Oficialmente, la Iglesia francesa ha reaccionado con gran moderaci¨®n, pero, extraoficialmente, las cabezas pensantes del catolicismo franc¨¦s han puesto el grito en el cielo. Volver a un catecismo nacional, dicen, cuando el 40% de los ni?os que reciben catequesis en Par¨ªs son portugueses, antillanos o espa?oles, cuando el 10% ni siquiera ha sido bautizado y acude a las clases simplemente porque sus padres. no quieren que est¨¦n en la calle a esas horas.
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