Un reencuentro con Europa demorado
La CEE mantuvo la tradici¨®n de las negociaciones agotadoras y la soluci¨®n en el ¨²ltimo minuto, para cerrar un episodio que hubiera debido de ser feliz y se convirti¨® en un regateo penoso: la ampliaci¨®n a Espa?a y Portugal, dos pa¨ªses que ensancharon el ¨¢mbito de la libertad en Europa, que cumpl¨ªan desde hace tiempo todos los requisitos establecidos en el Tratado de Roma, pero que debieron soportar el acoso discriminatorio de los ego¨ªsmos alarmados.Ahora estamos al final del t¨²nel, pero Espa?a no consigue librarse todav¨ªa del peso muerto del aislamiento, del tren perdido en 1957 por culpa del r¨¦gimen pol¨ªtico imperante, incompatible con los ideales de europe¨ªsmo, y contempla con prudente esperanza el ingreso en una CEE que no act¨²a ya bajo el signo de la reconstrucci¨®n, el crecimiento incesante, el reparto de bienestar a un nivel jam¨¢s conocido, sino en una situaci¨®n de depresi¨®n generalizada, de tensiones sociales, de codicia a veces mal disimulada.
22 de marzo
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