Hallados muertos a tiros en un piso de Legan¨¦s el propietario y dos muchachos que le acompa?aban
La polic¨ªa descubri¨® en la tarde del s¨¢bado tres cad¨¢veres acribillados a balazos en un piso de la calle de San Lorenzo, en Legan¨¦s. Uno de los difuntos era el propietario de la vivienda, Casto Garc¨ªa Go?i, un empleado de Iberduero de 41 a?os, al que sus vecinos han descrito como un apasionado de las armas y las marchas militares, asiduo buscador de la compa?¨ªa de chicos j¨®venes desde que su mujer le abandon¨®, hace unos tres a?os. Las otras v¨ªctimas son Emilio S¨¢ez Gonz¨¢lez y Juan Antonio Burgalo Cipri¨¢n, ambos de 21 a?os, a los que Casto Garc¨ªa invit¨® a su casa en la noche del pasado jueves. La polic¨ªa trabaja sobre la hip¨®tesis de que el propietario del piso mat¨® a sus hu¨¦spedes y fuego se suicid¨®.
El retrato que, a trav¨¦s de los testimonios de sus vecinos del n¨²mero 16 de la calle de San Lorenzo, puede hacerse de Casto Garc¨ªa Go?i es estremecedor. Un joven que ha vivido en los ¨²ltimos a?os tabique con tabique con ¨¦l, lo describe como "un aut¨¦ntico doctor Jekyll y Mr. Hyde". De d¨ªa, una persona que practicaba con rigor los antiguos modos corteses de-saludar a todo el mundo, ceder el paso a las mujeres, ayudarles a llevar las cargas y todo eso.Casto Garc¨ªa era empleado deIberduero, trabajaba en Legan¨¦s, en el departamento de reparaciones, y manejaba un Land Rover oficial, que desde el pasado jueves ha permanecido aparcado en las cercan¨ªas de la vivienda.
Casado y con dos hijos, Casto Garc¨ªa fue abandonado por su esposa hace unos tres a?os, y desde entonces viv¨ªa solo en el que hab¨ªa sido domicilio conyugal de la calle de San Lorenzo. El motivo de la separaci¨®n fueron, al parecer, los malos tratos que inflig¨ªa a su mujer. Y aqu¨ª irrumpe el otro Casto Garc¨ªa, el ser transfigurado por la noche y los muchos tragos.
Un arsenal
Las armas eran su pasi¨®n. Una vecina cuenta que en la tarde del pasado s¨¢bado, tras descubrirse los cad¨¢veres, la polic¨ªa sac¨® del piso de Casto Garc¨ªa dos mantas repletas de armas blancas y de fuego. El joven que ha vivido tabique con tabique con ¨¦l describe as¨ª la decoraci¨®n de su casa: "En las paredes, cantidad de espadas y de pistolas antiguas; los muebles, de lo m¨¢s hortera". Casto Garc¨ªa era de ideas ultraderechistas, dispon¨ªa de numerosas armas ¨²tiles y de sus correspondientes licencias y conoc¨ªa el modo de fabricar su propia munici¨®n.
El alcohol era otra de las grandes aficiones de Casto Garc¨ªa. Cuando acababa su trabajo, empezaba a beber y perd¨ªa su cortes¨ªa diurna. El champa?a y el whisky eran sus bebidas favorita , y muchas ma?anas, los vecinos contemplaban junto al. portal de la finca el espect¨¢culo de las botellas vaciadas durante la noche anterior. Sus juergas nocturnas eran memorables. Las gentes que viv¨ªan alrededor de su piso recuerdan sobre todo su afici¨®n, a poner a todo volumen durante la madrugada discos con marchas militares y tambi¨¦n zarzuelas. Cuando alguna de ellas tocaba en su puerta para pedirle silencio, Casto Garc¨ªa pod¨ªa responder tanto con una invitaci¨®n a que se sumara a la fiesta como con la amenaza de sacar una metralleta y dejarla fr¨ªa.
Dos semanas atr¨¢s, el empleado de Iberduero represent¨® una escena que le define. Casto Garc¨ªa entr¨® en el autoservicio Rall¨®n, instalado al lado de donde viv¨ªa, compr¨® dos docenas de huevos, sali¨® a la calle, los tir¨® al suelo e invit¨® a los ni?os a que los pisairan. Luego compr¨® en el mismo local una botella de champa?a e invit¨® a los empleados a que bebieran con el mientras cog¨ªa un billete de 1.000 pesetas y lo romp¨ªa en m¨²ltiples pedacitos, diciendo que ¨¦l con su dinero hac¨ªa lo que quer¨ªa.
Golpetazos al alba
Desde su separaci¨®n, Casto Garc¨ªa persegu¨ªa la compa?¨ªa nocturna de hombres mucho m¨¢s j¨®venes que ¨¦l. Manejaba mucho dinero, era generoso en las invitaciones y sol¨ªa encontrar lo que buscaba. En las primeras horas de la noche del pasado jueves, el empleado de la compa?¨ªa el¨¦ctrica se encontraba en compa?¨ªa de varios muchachos en la helader¨ªa Goytri, donde tambi¨¦n se puedejugar con una m¨¢quina tragaperras y comprar frutos secos, pasteles, tabaco y bebidas.
La helader¨ªa est¨¢ situada en la avenida de La Mancha, a cuatro pasos de la casa de Casto Garc¨ªa. En realidad, todo el drama de Legan¨¦s ha tenido el escenario reducido de cuatro calles formadas por bloques recientes de cuatro o cinco alturas y fachadas de ladrillo visto. Las otras dos v¨ªctimas tambi¨¦n viv¨ªan en las cercan¨ªas de la calle de San Lorenzo: Emilio S¨¢ez, en la de San Dionisio, y Juan Antonio Burgalo, en la de San Carlos Borromeo.
Legan¨¦s es una poblaci¨®n de unos 180.000 habitantes, situada unos 12 kil¨®metros al sur de Madrid, que alberga a emigrantes llegados a la capital de,Espa?a en las pasadas d¨¦cadas.
Hacia las 23.30, Casto Garc¨ªa abandon¨® la helader¨ªa en compa?¨ªa de Emilio S ¨¢ez y Juan Antonio Burgalo, ambos de 21 a?os de edad, que aceptaron su invitaci¨®n para seguir bebiendo en privado. El fan¨¢tico de las armas y las marchas militares compr¨® dos botellas de whisky y los tres subieron al piso tercero, letra C, del n¨²mero 16 de la calle de San Lorenzo. Un rato despu¨¦s, una vecina golpe¨® en la puerta para pedir que hicieran menos ruido y fue respondida por un cerrojazo.
El tiroteo debi¨® de producirse hacia la 1.45 del viernes, porque el joven vecino cuyo piso es contiguo al de Casto Garc¨ªa escuch¨® entonces lo que le parecieron "unos fuertes golpes, como de muebles que se corren o de objetos pesados que caen al suelo". El ruido ces¨® pronto y la calma lleg¨® a la finca de la calle de San Lorenzo.
Que tres personas hab¨ªan muerto en lo que debi¨® de ser una delirante org¨ªa de alcohol y de violencia no se supo hasta las seis de la tarde del s¨¢bado.
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