La huella oculta de la muerte
Entre el 10% y el 12% de las autopsias no permiten determinar la causa ¨²ltima del fallecimiento
Entre el 10% y el 12% de las autopsias son blancas, es decir, que desde el punto de vista m¨¦dico no se deduce de ellas la causa ¨²ltima de la muerte. Por estudios complementarios muy avanzados se podr¨ªa hacer descender este porcentaje a la mitad, pero, a¨²n as¨ª, hay fallecimientos que siguen siendo un misterio m¨¢s all¨¢ de los intentos por desentra?arlos por parte de la ciencia.En opini¨®n del forense Manuel Rodr¨ªguez Pazos, hay tres tipos de muertes que nutren este porcentaje : la de algunos beb¨¦s de hasta dos a?os que fallecen por extra?os procesos, la de personas que mueren s¨²bitamente haciendo deporte, y la de detereminados individuos que dejan de existir a causa de procesos inhibitorios relacionados con muertes traum¨¢ticas. Cabr¨ªa a?adir un cuarto cap¨ªtulo, los ¨®bitos que no son descifrados por la falta de medios de los forenses.
"En las autopsias cl¨ªnicas, practicadas en los hospitales, ofrecen problemas algunas muertes relacionadas con trastornos humorales y electrol¨ªticos", seg¨²n la anatornopat¨®lioga Carmen Rodr¨ªguez. A su juicio, la muerte tras un trasplante no debe dar mayores problemas que la posible aparici¨®n de signos de rechazo, aunque el caso de Juan Alarc¨®n resulte un tanto especial y se requiera un consenso cient¨ªfico.
El veneno es delator
"Las muertes producidas por t¨®xicos suelen descubrirse en casi todos los casos, porque dan alguna se?al", se?ala el doctor Rodr¨ªguez Pazos. Las pistas aparecen en la zona de, absorci¨®n, el jugo g¨¢strico; como t¨®xico sin metabolizar, en la sangre; asentado en los ¨®rganos, particularmente en el h¨ªgado o en el cerebro; o en fase final, como metabolitos en la orina.
Seg¨²n el forense Rodr¨ªguez Pazos, la muerte de los drogadictos, cada vez m¨¢s frecuente por el incremento en el consumo de estupefacientes, no se produce por una causa ¨²nica. Y a?ade: "Claramente hay tres factores por los que puede producirse el fallecimiento: primero, por una sobredosis de la la droga; segundo, por un defecto de administraci¨®n, ya sea porque la calidad del producto es superior a la habitual o porque se ha inyectado -en el caso de la hero¨ªna- a un ritmo demasiado r¨¢pido para conseguir un flash inicial m¨¢s grato y eso afecta directamente a los centros card¨ªacos o resp¨ªratorios; y tercero, por ingerirse en per¨ªodos posprandiales, es decir despu¨¦s de tomar alimento, lo que puede provocar v¨®mitos en un momento en que est¨¢n disminuidos los reflejos y el ¨¢rbol bronquial puede acabar aspirando productos s¨®lidos que provocan la muerte por asfixia. En estos casos, la causa del fallecimiento se determina claramente".
Algunas intoxicaciones s¨®lo se reflejan en an¨¢lisis espec¨ªficos ya que no modifican la estructura celular, pero, s¨ª generan una patolog¨ªa, como en el caso de las setas venenosas. Existen productos t¨®xicos, como el ars¨¦nico, que permiten incluso con el paso de los siglos saber si una persona fue envenenada o no, ya que aparece una degradaci¨®n espec¨ªfica de los cabellos y las u?as.
"El problema de los t¨®xicos no es tanto su variedad", indica Rodr¨ªguez Pazos, "a pesar de que hay 100.000 distintos, sino la falta de medios con que el forense cuenta. Hay muy pocos laboratorios que permiten la total fiabilidad en este terreno y se sit¨²an en las grandes ciudades. Hay veces en que el forense de peque?as poblaciones puede no encontrar la causa! de una inuerte por falta de estos controles. Los fallecimientos por intoxicaci¨®n son muy numerosos, baste saber que los norteamericanos calculan que en un domicilio cualquiera de una familia de clase media suele haber 214 productos susceptibles de producirlas y que van desde las lej¨ªas, pasando por los limpiacristales, abonos o raticidas, hasta lois f¨¢rmacos de botiqu¨ªn".
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