Los laboristas brit¨¢nicos preparan su estrategia para las elecciones generales
El Partido Laborista, principal formaci¨®n pol¨ªtica de la oposici¨®n en el Reino Unido, con las encuestas de opini¨®n por primera vez a su favor desde la segunda victoria consecutiva de los conservadores en las elecciones generales de 1983, ha empezado a perfilar su estrategia de cara a los pr¨®ximos comicios. Aunque constitucionalmente la primera ministra, Margaret Thatcher, puede prolongar la vida del actual Parlamento los cinco a?os reglamentarlos, hasta 1988, todo parece indicar que las pr¨®ximas elecciones generales ser¨¢n convocadas para 1987.
El indicio m¨¢s claro de las intenciones del Gobierno en el sentido de adelantar las elecciones fue el contenido del presupuesto presentado en marzo por el canciller del Exchequer (ministro de Hacienda), Nigel Lawson, a la C¨¢mara de los Comunes.El presupuesto, aunque mantiene la lucha contra la inflaci¨®n como el objetivo prioritario del Gobierno, se aparta del radicalismo de los anteriores y empieza a prestar atenci¨®n al tema del desempleo, que sin duda va a convertirse en uno de los caballos de batalla de la pr¨®xima confrontaci¨®n electoral. El presupuesto de 1985 ha sido tan distinto del anterior que un conocido comentarista pol¨ªtico escribi¨® al d¨ªa siguiente de su presentaci¨®n al parlamento: "El thatcherismo ha muerto, viva el conservadurismo".
Con un ¨ªndice de desempleo que roza el 14% y que ha multiplicado por dos las cifras de parados desde la primera victoria de Thatcher, en 1979, el Partido Conservador es el blanco favorito de todos los sectores de la C¨¢mara, incluidos los diputados del ala wet, o moderada, de la formaci¨®n tory, encabezados por el ex primer ministro Edward Heath y con figuras tan notables como los ex ministros Francis Pym, James Prior e lan Gilmour.
El Partido Laborista y su l¨ªder, Neil Kinnock, se han dado cuenta que el tema del desempleo puede proporcionarles el arma para derrotar a Margaret Thatcher y han empezado a lanzar sus andanadas con la presentaci¨®n de una campa?a para la creaci¨®n de puestos de trabajo y nuevas industrias. Curiosamente, Kinnock ha evitado comprometerse a dar una cifra espec¨ªfica de nuevos puestos de trabajo que crear¨ªa un Gobierno laborista.
La campa?a ha sido resumida en un documento que servir¨¢ de base a la ponencia sobre puestos de trabajo, a debatir en el pr¨®ximo congreso del partido, en el pr¨®ximo oto?o. Lo m¨¢s notable del documento es que se aparta radicalmente de las conclusiones aprobadas en el congreso laborista de 1984, que fueron, por su extremismo, una de las causas fundamentales de la derrota laborista. El tema de las renacionalizaciones masivas ha sido abandonado as¨ª como el apoyo sin condiciones a las empresas p¨²blicas taradas, es decir, sin productividad. Aunque el documento promete la extensi¨®n de "los derechos de los trabajadores", no menciona la abolici¨®n de la legislaci¨®n laboral aplicada por los conservadores.
Distritos clave
Otro indicio de que los laboristas est¨¢n inmersos en el dise?o de su estrategia electoral es el hecho de que el comit¨¦ de campa?as del partido ha preparado una lista de 125 distritos electorales donde el Labour Party concentrar¨¢ sus esfuerzos. Entre ellos est¨¢ Devonport, circunscripci¨®n ahora representada por el l¨ªder de la socialdemocracia y antiguo secretario del Foreign Office en el Gobierno laborista de James Callaghan, David Owen. Los laboristas creen que en esas 125 circunscripciones es donde se dilucidar¨¢ el resultado de las elecciones.
Neil Kinnock ha rechazado de plano una alianza con los socialdem¨®cratas de Owen, aunque no ha excluido, si fuera posible, un entendimiento con los liberales en la forma del pacto lib-lab (liberal-labour) que dio la victoria a Callaghan en los setenta. Los liberales forman en la actualidad alianza con los socialdem¨®cratas con la esperanza de convertirse en su d¨ªa en el principal partido de la oposici¨®n, esperanza ut¨®pica mientras se mantenga el actual sistema mayoritario y no se cambie por el de representaci¨®n proporcional. En las elecciones generales de 1983, la alianza obtuvo 24 diputados con el 25,4% de los votos, mientras que los laboristas consiguieron 207 con el 27,6%. La mayor¨ªa de los conservadores sobre el resto de todos los partidos representados en los comunes es de 142 diputados.
A pesar de la ventaja que las encuestas conceden a los laboristas -entre dos y seis puntos-, el Labour Party lo tiene todav¨ªa dif¨ªcil, incluso considerando el desgaste que el desempleo, el cierre de industrias y el empobrecimiento de importantes regiones ha producido en el partido del Gobierno. Los laboristas han mejorado sus posibilidades en Escocia, Gales y el norte de Inglaterra; pero en el poblado y rico Sur, con excepci¨®n de los distriros obreros en las grandes ciudades, la mayor¨ªa sigue siendo de los conservadores y se traduce en m¨¢s esca?os en la C¨¢mara de los Comunes, si se tiene en cuenta que la poblaci¨®n de Escocia es de cinco millones de habitantes y la de Gales, de 2,5 millones, mientras que la de Inglaterra es de 56 millones.
La extrapolaci¨®n de las encuestas hecha por los especialistas indica que una ventaja de dos a cuatro puntos para los laboristas producir¨¢ todav¨ªa un Parlamento con mayoria conservadora de unos 40 o 50 diputados. Una ventaja del 6% dar¨ªa al Labour Party una ligera mayor¨ªa.
Los esfuerzos de Kinnock para mover el partido hacia el centro son notables y hasta ahora con ¨¦xito. La izquierda radical del partido no ha conseguido hasta la fecha colocar a uno solo de sus candidatos en las circunscripciones cuyos diputados tienen que someterse a selecci¨®n. Poco a poco, el Parliamentary Party, o grupo parlamentario, va imponi¨¦ndose en todos los niveles del partido con un mensaje de moderaci¨®n apartado de las estridencias del pasado.
Pero la batalla en el pr¨®ximo congreso ser¨¢ dura. La izquierda radical, congregada en torno a Tony Benn, Erie Heffer y Denis Skinner, no olvida que Kinnock fue elegido l¨ªder del partido con sus votos. Y por eso ha anunciado su intenci¨®n de presentar en los Comunes una serie de proyectos de ley que, aunque no tiene la m¨¢s m¨ªnima posibilidad de ser discutidos, s¨ª pueden causar un gran embarazo a las intenciones moderadas de Kinnock. Entre ellos hay algunos que prev¨¦n la salida del Mercado Com¨²n, la retirada del Ulster en un plazo de cinco a?os, la democratizaci¨®n de la polic¨ªa y la nacionalizaci¨®n de la tierra, los bancos y todas las industrias privatizadas por los conservadores.
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