Problemas descomunales y una sola soluci¨®n

La gigantesca deuda del Tercer Mundo con los pa¨ªses desarrollados y los problemas vinculados con la producci¨®n de alimentos son los temas, fundamentales de que trata este art¨ªculo de Ra¨²l Sendic, el jefe de los tupamaros uruguayos recientemente liberado. Herido de bala en la cara durante su captura, hace 13 a?os, no ha permitido que se le entrevistara, dado su aspecto y su dificultad para expresarse. ?ste es el primer art¨ªculo que entrega a la Prensa extranjera.

No es que sean problemas nuevos, pero a esta altura, 1985, el mundo est¨¢ tomando reci¨¦n cabal conciencia de ellos. Adem¨¢s, esos problemas, que merecen el nombre de crisis, que expresa mejor su dimensi¨®n, aparecen apareados. Se da la paradoja de dos crisis enfrentadas e incomunicadas, pero que cada una contiene la soluci¨®n para la otra. Por un lado tenemos la. crisis de superproducci¨®n agr¨ªcola en EE UU y el Mercado Com¨²n europeo, enfrentada a la crisis de subalimentaci¨®n en el Tercer Mundo, que abarca a unos 800 millones de personas y que causa la muerte prematura de 50 millones por a?o.Por otro lado, la descomunal deuda externa del Tercer Mundo, de unos 600.000 millones de d¨®lares, por la cual debe hacer una transferencia de capital a los pa¨ªses capitalistas desarrollados de m¨¢s de 70.000 millones por a?o por intereses de esa deuda, sobre un servicio global de pago de la deuda de m¨¢s de 120.000 millones de d¨®lares. Esta crisis est¨¢ apareada con la de la industria de los pa¨ªses desarrollados, que ha sufrido una reducci¨®n en su demanda por un monte equivalente y ha arrojado a la calle a m¨¢s de 37 millones de desocupados en los ¨²ltimos a?os.

Hambre y superproducci¨®n

Es un hecho que el hambre del Tercer Mundo no se conecta con la superproducci¨®n alimentacia de Europa y EE UU, de la que: ser¨ªa la soluci¨®n. Y que la crisis de superproducci¨®n de equipos de Europa no se enchufa con la necesidad de esos equipos que tiene el Tercer Mundo, aun siendo soluci¨®n la una para la otra, porque el pago de servicios de la deuda externa de ¨¦ste impide esa conexi¨®n Pero globalmente, todo esto s¨ª est¨¢ conectado: los casi 100.000 millones de d¨®lares de subsidio que tienen que pagar Estados Unidos y el Mercado Com¨²n europeo para vender su producci¨®n agr¨ªcola (en 1984, 50.000 millones EE UU y 47.000 millones la CEE) son desquitados con creces por estos 120.000 millones que entran desde el Tercer Mundo por pago de ser vicios de la deuda. Y la insolvencia del Tercer Mundo para pagar la deuda est¨¢ vinculada en parte a la baja general de los precios de las materias primas (17% en el ¨²ltimo a?o) y en particular con la competencia ruinosa de los excedentes agr¨ªcolas subsidiados, que han abatido los precios de las exportaciones para los pa¨ªses productores de alimentos del Tercer Mundo.

Hoy, 1985, no hay m¨¢s que dos clases de medidas frente a esta situaci¨®n. Una es seguir la cuenta regresiva hacia la paralizaci¨®n total de la econom¨ªa mundial y el genocidio por hambre. Ah¨ª se inscriben planes como esos de EE UU de pagarles a sus agricultores para que dejen de plantar. Las otras son medidas de cirug¨ªa que apuntan a una redistribuci¨®n del poder adquisitivo mundial.

Porque as¨ª de simple es la cosa: si los que tienen hambre tuvieran poder adquisitivo, podr¨ªan comprar los excedentes agr¨ªcolas y habr¨ªa que pagarles a los agricultores para que produzcan m¨¢s, no para que dejen de hacerlo. Si los pa¨ªses deudores no tuvieran que pagar a los bancos de la OCDE m¨¢s de la mitad de lo que cobran por sus exportaciones, habr¨ªa un aumento equivalente de demanda para la industria de la OCI)E y no habr¨ªa 37 millones de desocupados en ¨¦sta.

Y aqu¨ª se empiezan a avizorar frentes de lucha todav¨ªa un poco desdibujados. Un trabajador industrial de Europa o Estados Unidos tiene que hacer causa com¨²n por el Tercer Mundo, en su pugna por escapar a la trampa de la deuda externa.

Redistribuci¨®n

A un industrial de Europa o de Estados Unidos le convendr¨ªa que triunfara este frente. Todo lo que va a los bancos de la OCDE se le resta a la industria de la OCDE. Las medidas que se d¨¦ esta simple redistribuci¨®n del poder adquisitivo pueden parecer todav¨ªa hoy, 1985, escandalizadoras. Pero seguro que dentro de un a?o lo ser¨¢n menos.

Estas medidas son: no pago de la deuda externa por el Tercer Mundo y una reorganizaci¨®n del comercio mundial que evite la rebaja arbitraria de los precios de sus exportaciones y el boicoteo de sus exportaciones a la OCDE.

La transformaci¨®n de la ayuda actual de los pa¨ªses desarrollados a los m¨¢s pobres del Tercer Mundo (que es algo as¨ª como el 0,37% del producto interior bruto de los primeros) en ayuda alimentaria, volcando en ellos sus excedentes agr¨ªcolas. As¨ª alivia la presi¨®n depresiva sobre los precios de esta clase de exportaciones que sufren otros pa¨ªses cuando aquellos excedentes subsidiados ingresan en el mercado mundial.

?Utop¨ªa? Veremos. El tiempo lo dir¨¢.

fue ide¨®logo y fundador del Movimiento de Liberaci¨®n Nacional uruguayo, Tupamaros.