'La duquesa de Benamej¨ª', gitana y se?ora a la vez
?A qui¨¦n debe entregar su amor el apuesto bandolero que cabalga y canta por la sierra? ?A la negra gitana que le acompa?a fielmente o a la exquisita duquesa de Benamej¨ª, a la que secuestr¨® por amor y dinero? ?Y qu¨¦ har¨¢ el primo de la duquesa, enamorado de ella y celoso de sus tibios amores con el bandolero? ?Resignarse, matar al rival, buscar otro amor? Y la pobre gitana que ama en silencio ?qu¨¦ har¨¢? Como se ve, todo un conflicto donde el andalucismo, la aristocracia, el melodrama y la aventura se acompasaron en letra de los hermanos Machado y en la versi¨®n que de su texto hizo Ricardo Blanco.
La duquesa de Benamej¨ª tuvo el ¨¦xito que se esperaba. Ya se ha dicho muchas veces que el cine espa?ol de posguerra gritaba de entusiasmo ante la desgracia ajena. Bastaba que una historia de amor fuera interrumpida por la muerte o imposibilitada por la diferencia de clases para que los cines se abarrotaran, felices los espectadores de ver que no s¨®lo ellos deb¨ªan conformarse con lo que no quer¨ªan. El filme que hoy emite TVE condensaba tres amores imposibles en poco m¨¢s de hora y media, reuniendo, adem¨¢s, un reparto estelar para la ¨¦poca. La oferta era inteligente.
Jorge Mistral, gal¨¢n que hab¨ªa sucedido a Alfredo Mayo y Rafael Dur¨¢n y daba el tono moderno de un cine que a¨²n manten¨ªa viejas telara?as, se acompa?aba dos veces en el reparto por Amparo Rivelles, que interpretaba al tiempo a la duquesa y la gitana, con caracterizaciones que asombraron al p¨²blico. La una, blanca y delicada en gestos; la otra, ennegrecida por la raza tanto como por la pena y con ademanes m¨¢s toscos, sin clase, lo que en ¨²ltima instancia justificaba que fuera una traidora, y la duquesa, un alma bendita que amaba a los pobres con detalles nobles.
Trucos para el asombro
Los trucos que ide¨® el director Luis Luc¨ªa para enfrentar en la pantalla a los personajes que encarnaba la misma actriz fueron de mucho asombro. No s¨®lo se miraban cara a cara, sino que se entrecruzaban en el plano sin que se percibiera el truco, admir¨¢ndose del parecido, que era como mirarse en un espejo disfrazada de otra cosa: "Al veros como una pobre gitana, os parecer¨¢ una pesadilla", d c¨ªa la pobre. "Aunque por fuera parezcamos iguales, por dentro semos muy diferentes", y terminaba, misteriosa: "Por eso no pod¨¦is entenderme".
Los dem¨¢s actores, Manuel Luna en el papel del tambi¨¦n fiel Cifuentes; Eduardo Fajardo en el del celoso primo, marqu¨¦s de Pe?aflores, y F¨¦lix Fern¨¢ndez, Jos¨¦ Jaspe y Paco Bernal, que encarnaban a otros tantos bandoleros sujet¨¢ndose la cabeza con un dif¨ªcil e improbable pa?ol¨®n, realizaron su cometido con la seriedad que se les ped¨ªa. La pel¨ªcula logr¨® un aire popular.
De hecho, a¨²n se la recuerda como uno de los hitos de Cifesa, quiz¨¢ no tanto por una exacta contabilidad de los espectadores que la vieron como por reunir muchos de los t¨®picos de la ¨¦poca en una suerte de cine hist¨®rico, folcl¨®rico, moralista y sentimental protagonizado por dos (casi tres) actores de gran impacto. Su tosquedad narrativa, acompa?ada de di¨¢logos de poetizaci¨®n pedestre, puede hacer dudar a muchos del ¨¦xito que tuvo el filme, pero no s¨®lo el divertimento de su trama, sino su comparaci¨®n con otros t¨ªtulos de entonces, podr¨ªa explicar en parte aquel triunfo. La falta de pretenciosidad del argumento y el juego de melodramatismos f¨¢ciles conectaron con un p¨²blico sin ambiciones al que La duquesa de Benamej¨ª pudo parecer un respiro. El ahogo estaba fuera.
La duquesa de Benamej¨ª se emite hoy a las 22.00 por TVE-2 en el programa La noche del cine espa?ol.
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