Los Verdes ya se creen maduros
Algunas federaciones del nuevo grupo se consideran preparadas para participar en las pr¨®ximas elecciones
En una asamblea celebrada el pasado mes de febrero, la federaci¨®n de Madrid del recientemente constituido partido de Los Verdes ha decidido presentarse a las pr¨®ximas elecciones generales "si se encuentra org¨¢nicamente preparada para la realizaci¨®n de una preparaci¨®n pre electoral adecuada". Con esta medida, a la que se han sumado ya las federaciones de Catalu?a, Castilla y Canarias, el partido de Los Verdes da por zanjada una fuerte pol¨¦mica que se ha desarrollado en su seno a ra¨ªz del primer congreso celebrado en la localidad barcelonesa de Cardedeu.
Este partido, en el que subsisten diversas organizaciones pacifistas y ecologistas -la federaci¨®n madrile?a comparte sede y no pocos principios ideol¨®gicos con el Movimiento de Objeci¨®n de Conciencia (MOC)- no como tales grupos, sino a trav¨¦s de algunos de sus militantes, integrados a t¨ªtulo personal en Los Verdes, justifica su prisa por hacerse un sitio en el panorama pol¨ªtico espa?ol, en palabras de Jos¨¦ Antonio Errej¨®n miembro de la federaci¨®n de Madrid, en la urgencia de luchar por dos objetivos b¨¢sicos, la no integraci¨®n completa de Espa?a en la OTAN y la denuncia del ingreso de nuestro pa¨ªs en la CEE.Paco Barreda, t¨¦cnico de la Compa?¨ªa Telef¨®nica, presidente del Movimiento Ecologista del Valle de La Orotava, miembro de Comisiones Obreras y una de las figuras m¨¢s destacadas de la federaci¨®n canaria de Los Verdes, considera que las divergencias en el seno de este partido, inscrito en el Ministerio del Interior en noviembre de 1984, no arrancan de la cuesti¨®n electoral, sino que empezaron mucho antes. Ya en la conferencia celebrada en M¨¢laga en junio de ese mismo a?o en la que qued¨® configurada la Organizaci¨®n Pol¨ªtica Confederal de los Verdes se vio que conflu¨ªan en ¨¦l sectores con una visi¨®n muy distinta no ya de esa amplia ideolog¨ªa pacifista, defensora de los principios ecologistas y partidaria del "internacionalismo planetario", sino de los esquemas organizativos sobre los que el nuevo grupo deb¨ªa basarse. Representantes de grupos feministas, pacifistas, de asociaciones cl¨¢sicas en la defensa de la naturaleza como la Federaci¨®n de Amigos de la Tierra (FAT) o Acci¨®n Ecol¨®gica y Social (AES), debatieron en arduas sesiones la posibilidad de establecer un marco m¨ªnimo de entendimiento para, a trav¨¦s de un engranaje pol¨ªtico, llevar las reivindicaciones de los movimientos alternativos a las instituciones del Estado.
"Los acuerdos de M¨¢laga, en los que se establecieron las bases ideol¨®gicas y organizativas globales de esta organizaci¨®n confederal, no satisficieron a todo el mundo. Hubo mucha gente que se march¨® de all¨ª con la seguridad de que aqu¨¦l no era su sitio". Pero no fue ¨¦ste el caso de Rafael Guardo, ni de Manuel Valero, ni de algunos otros miembros de AES que, pese a las diferencias, encontraron aceptable el esquema apenas establecido. "Lo malo fue ir comprobando, a medida que se celebraban las mesas confederales -m¨¢ximo organismo entre congreso y congreso-, que los principios de democracia de base, de autonom¨ªa y descentralizaci¨®n que se aprobaron en M¨¢laga empezaban a desaparecer". Rafael Guardo, antiguo militante de la Joven Guardia Roja, miembro de la madrile?a Escuela Popular de Prosperidad e integrante de la rebelde Asamblea de Madrid de los verdes, comenta con tono derrotado que tanto ¨¦l como sus compa?eros del grupo escindido empezaron a ver "peligrosos signos de autoritarismo, y c¨®mo poco a poco se formaba una cierta camarilla" en los verdes. Esto llev¨® desde un principio a adoptar una actitud muy cr¨ªtica al grupo de Madrid, partidario de mantener una filosof¨ªa anarquista en la organizaci¨®n y contrario a un desarrollo precipitado y por arriba del partido en una desesperada carrera por emular los ¨¦xitos de los verdes alemanes, actualmente presentes en el Parlamento de esa Rep¨²blica federal.
Poco tiempo para crecer
"A los que nos acusan de oportunismo pol¨ªtico y de querer emular a toda costa la experiencia alemana, porque lo verde es un producto que se vende bien, yo les digo que quiz¨¢ son ellos los que est¨¢n llevando demasiado lejos esa emulaci¨®n", comenta Jos¨¦ Antonio Errej¨®n, veterano militante de izquierdas -permaneci¨® en el Partido del Trabajo de Espa?a (PTE) hasta 1978- y funcionario del Ministerio de Administraci¨®n Territorial. "El hecho de que Die Grunen (los verdes alemanes) hayan necesitado un proceso de formaci¨®n de casi 12 a?os para convertirse en una fuerza pol¨ªtica tan s¨®lida como lo es hoy", contin¨²a Errej¨®n, "no significa que el proceso de los verdes espa?oles tenga que ser tan largo. Entre otras razones, porque en Espa?a no tenemos tanto tiempo. Se nos echa encima la fecha del refer¨¦ndum sobre la OTAN y del ingreso de nuestro pa¨ªs en la CEE, y ambos acontecimientos son objetivos esenciales de nuestra lucha pol¨ªtica".
Su presencia en la gestaci¨®n de Los Verdes, desde el manifiesto que circul¨® en Tenerife a ra¨ªz del Festival de Cine Elcol¨®gico de mayo de 1983, que cont¨® con la asistencia de la l¨ªder de los verdes alemanes lletra Kelly, sit¨²a a Errej¨®n, junto al canario Paco Barreda, en la cabecera de este nuevo partido pol¨ªtico que desea potenciar el movimiento ecologista y pacifista a trav¨¦s de un mayor acceso a las instituciones, aunque huye de cualquier intento de jerarquizaci¨®n interna. El partido, que cuenta hasta el momento con federaciones en Castilla, Le¨®n, Andaluc¨ªa, Catalu?a, Madrid y Canarias, tiene su sede social en Tenerife. No en vano la federaci¨®n canaria, con unos 500 miembros -"aunque activos seremos unos 20", se
Los Verdes ya se creen maduros
?ala Barreda, "quiero decir gente que se mueve mucho y hace cosas"-, es la m¨¢s consolidada del nuevo grupo pol¨ªtico.La crisis en el seno de los verdes madrile?os, que ha contribuido ciertamente a dar una mala imagen de este partido, tuvo su culminaci¨®n con la presentaci¨®n de un documento, rechazado en un principio por la asamblea madrile?a, en el que un sector de sus integrantes se desvinculaba de la actitud "hipercr¨ªtica" desarrollada hasta ese momento en la asamblea, dando por sentado que los cr¨ªticos se hab¨ªan "autoexcluido del partido verde". Rafael Guardo recuerda con indignaci¨®n que "este documento, presentado por dos personas, tal vez porque estaba pr¨®ximo al esp¨ªritu de la camarilla que se ha ido delineando dentro del partido verde, fue enviado a todas las federaciones haciendo constar en ¨¦l que nosotros no est¨¢bamos de acuerdo y, por tanto, hab¨ªamos sido expulsados. ?Se puede pretender algo m¨¢s absurdo que dos personas expulsen a la totalidad de la asamblea de Madrid? Pues a la larga as¨ª ha ocurrido".
Objeci¨®n fiscal
"S¨ª, admito que entonces ¨¦ramos una minor¨ªa. Pero este detalle no es tan importante. Minor¨ªa o no, lo cierto es que ¨¦ramos un sector que estaba plenamente de acuerdo con los estatutos presentados por la federaci¨®n canaria y no ten¨ªamos por qu¨¦ desgajarnos de un partido con cuyos planteamientos b¨¢sicos esta nos totalmente de acuerdo". As¨ª se expresa Luis Hidalgo, t¨¦cnico en energ¨ªa solar, actualmente en paro, "porque en este trabajo faltan presupuestos", y dedicado plenamente a las campa?as de captaci¨®n de miembros. que actualmente lleva a cabo la federaci¨®n de Los Verdes de Madrid. Entre las actividades emprendidas por el partido figura una dif¨ªcil batalla en pro de la objeci¨®n fiscal, t¨¦rmino bajo el que se engloba el rechazo, dentro de la declaraci¨®n de la renta, del porcentaje destinado a gastos de defensa.
De todo el entramado asambleario de Los Verdes, la federaci¨®n andaluza, con cierta implantaci¨®n y prestigio, es la que m¨¢s claramente se ha pronunciado en contra de la actitud segregacionista mostrada en Cardedeu con los representantes de la asamblea de Madrid a los que se impidi¨® el acceso al congreso. Francisco Javier Santos (ATS, ex PT y miembro de la asamblea de M¨¢laga) considera que el esp¨ªritu de los congresos de Los Verdes debe volver al estilo de la conferencia de M¨¢laga, que instaur¨® un clima de tolerancia entre las diversas tendencias que all¨ª acudieron.
Estos planteamientos, a juicio de Santos, no se han mantenido en las reuniones posteriores del colectivo. Algo as¨ª debi¨® pensar el representante de los verdes alemanes que, desconcertado por la acritud con que congresistas y disidentes dirimieron sus diferencias a la puerta del recinto donde se celebraba el congreso de Cardedeu, opt¨® por mantenerse en el mismo como mero observador.
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