Suleiman Frangie: "Volver¨ªa a llamar a los sirios"
Ingresado en el hospital de la universidad Americana de Beirut, donde hab¨ªa sido operado de la ves¨ªcula biliar, el presidente de L¨ªbano en 1975, Suleiman Frangie, se enter¨® del estallido de la guerra civil en su pa¨ªs por las emisiones en ¨¢rabe de la radio brit¨¢nica BBC. Ninguno de los colaboradores de un jefe de Estado que, seg¨²n la Constituci¨®n libanesa, proza de amplios poderes se atrevi¨® a perturbar la convalecencia de Frangie, que al enterarse de la noticia reaccion¨® pensando que "hab¨ªa empezado el plan de Henry Kissinger", entonces secretario de Estado norteamericano.Frangie, maronita del rito cat¨®lico, como todos los presidentes de L¨ªbano, est¨¢ ahora a punto de cumplir los 75 a?os, pero a pesar de su edad avanzada recuerda en un impecable franc¨¦s los primeros momentos de un conflicto fratricida a¨²n inacabado del que fue v¨ªctima en junio de 1978 su hijo primog¨¦nito, Tony, asesinado, seg¨²n ¨¦l, por Samir Geagea, jefe de la rebeli¨®n cristiana del pasado marzo contra el actual presidente, Am¨ªn Gemayel.
En su mansi¨®n feudal de la peque?a ciudad de Zghorta, Frangie evoc¨® la gira por Oriente Pr¨®ximo del jefe de la diplomacia de Estados Unidos, que precedi¨® el inicio de la contienda. Kissinger estaba deseoso de "asentar aqu¨ª a los palestinos, de hacer de L¨ªbano una especie de patria de recambio y solucionar as¨ª la cuesti¨®n que los pa¨ªses ¨¢rabes escasamente poblados no hab¨ªan querido resolver neg¨¢ndose a acoger a cientos de miles de refugiados".
En apoyo a su tesis, el ex presidente septuagenario recuerda "la posterior visita de un emisario de Kissinger, Dean Braun, que a principios de 1978 nos propuso a todos los dignatarios cristianos, a m¨ª, a Camille Chamoun (ex jefe de Estado), a Pierre Gemayel (l¨ªder fallecido del Partido Falangista) y a Charbel Aziz (superior de los monjes, maronitas) poner a nuestra disposici¨®n todos los medios de transporte necesarios para emigrar masivamente a Canad¨¢, Australia y ?frica y salvar as¨ª el pellejo".
"Pero nuestro pellejo", a?ade visiblemente orgulloso, "nos lo hemos salvado solos, como demostr¨® la resistencia de Ain Rumane (el barrio predominantemente cristiano donde se produjeron los primeros enfrentamientos armados), cuya ca¨ªda en manos palestinas hubiese significado el cerco casi total del Beirut cristiano".
Elegido en 1970 presidente de la Rep¨²blica por una corta mayor¨ªa parlamentaria, Frangie conseguir¨¢ imponer orden en el pa¨ªs, obligando incluso a la resistencia palestina a interrumpir sus ataques contra Israel durante la primera mitad de su mandato. Pero a medida que perdi¨® el control de la situaci¨®n, a partir de 1973, dej¨® de tener un papel de ¨¢rbitro para acercarse a los cristianos conservadores, creando incluso su propia milicia, los marada, capitaneados por su hijo Tony.
La izquierda y la rama propalestina de las fuerzas armadas libanesas exigieron su dimisi¨®n en marzo de 1976, cinco meses antes de que expirase su mandato, pero el entonces sextuagenario presidente sostuvo que "s¨®lo muerto renunciar¨ªa al cargo", y con el apoyo de la derecha cristiana y del Ej¨¦rcito sirio, cuya intervenci¨®n en L¨ªbano obtuvo para domar a la OLP, se mantuvo en el puesto hasta el 17 de agosto. S¨®lo entonces se despidi¨® de la naci¨®n con un discurso vehementemente antipalestino.
M¨¢s visceral a¨²n que sus senti
Suleiman Frangie: "Volver¨ªa a llamar a los sirios"
mientos antipalestinos es la hostilidad que Frangie nutre hacia Israel, que describe como "un Estado racista situado en el polo opuesto de L¨ªbano, donde anta?o convivieron pac¨ªficamente ciudadanos de 17 confesiones", y su principal reproche a la Falange consiste justamente en "haberse aliado con el diablo (Israel) a partir de 1976. Pero creo que el diablolos castigar¨¢ en cuanto deje de necesitarlos"."Modestamente", afirma el ex presidente al hacer un balance de su actuaci¨®n al frente del Estado en tiempos de crisis, "hice, sin ning¨²n ¨¦xito, todo lo que pod¨ªa y deb¨ªa para salvar al pa¨ªs, y si llam¨¦ a los sirios fue para evitar un mayor ba?o de sangre del que provocaron al entrar. Si hoy estuviese en el poder les pedir¨ªa que regresasen a Beirut para imponer de nuevo el orden".
Pero como no est¨¢ en el poder, Frangie parece tener ahora, aparte de preservar la tranquilidad de su regi¨®n de Zghorta, controlada por sus marada, un solo objetivo: vengar la muerte de su hijo Tony. "Desde un punto de vista humano", se pregunta, "?qui¨¦n podr¨ªa reprocharme desear una venganza limpia, no a traici¨®n"?
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