M¨¢s de la mitad de los gallegos retornados de EE UU tiene la nacionalidad de aquel pa¨ªs
Todos los a?os, puntualmente, se dan cita el D¨ªa de la Independencia y el de Acci¨®n de Gracias. Presiden los actos las banderas de Estados Unidos, Galicia y Espa?a. De los 3.500 emigrantes gallegos retornados que viven actualmente como jubilados de Norteam¨¦rica, mas de 2.000 conservan la nacionalidad estadounidense. Representan el 0,0008% de la ciudadan¨ªa de EE UU, Cobran un retiro medio mensual de 500 d¨®lares (85.000 pesetas). Votan conservador. Orgullosos de sus ra¨ªces gallegas, son tambi¨¦n inequ¨ªvocamente americanos.
En las celebraciones patri¨®ticas -la ¨²ltima reuni¨®n fue en Carnoedo, en la comarca coru?esa de As Mari?as, de donde procede la mayor¨ªa de estos emigrantes- siempre se lee un mensaje de la presidencia de Estados Unidos. Por una vez, tambi¨¦n ellos decidieron enviarle el pasado a?o una carta a Ronald Reagan en demanda de apoyo para conseguir un local donde albergar el Club de Jubilados de Norteam¨¦rica, "No obtuvimos respuesta, quiz¨¢ porque la misiva se qued¨® a mitad de camino con el ajetreo de las elecciones", dice Emilio Valle, presidente de la entidad que anima la vida social de los emigrantes jubilados que retornaron de EE UU. Valle, con sus 68 a?os, es para sus compa?eros el baby de la directiva. De esp¨ªritu voluntarioso, si tuviera oportunidad, en mayo le reiterar¨ªa la petici¨®n de ayuda al presidente Reagan, aprovechando su visita a Espa?a. No hay grandes fortunas entre estos emigrantes, al contrario de los mexicanos de la comarca orensana de Avi¨®n, que llegaron a crear un banco propio. La mayor¨ªa de los gallegos estadounidenses fueron operarios de factory -como ellos dicen- o empleados de hosteler¨ªa y otros servicios. Sus simpat¨ªas pol¨ªticas, no obstante, parecen estar orientadas mayoritariamente hacia los conservadores. "Pero sepa usted", dice Celso Gil, que cumplir¨¢ 82 a?os este mes, "que ser conservador all¨ª es como ser revolucionario aqu¨ª". Y recuerda c¨®mo todas las asociaciones de emigrantes guardaron fidelidad a la Rep¨²blica hasta que se reinstaur¨® la democracia en Espa?a.
Ligero acento gallego
"A little galician accent but good" (ligero acento gallego, pero vale) fue el dictamen de los t¨¦cnicos que lo examinaron cuando a Celso Gil se le ocurri¨® presentarse a un puesto de locutor de radio durante la II Guerra Mundial. Lo hab¨ªan llamado a filas a los 38 a?os y estuvo nueve meses en el Ej¨¦rcito, hasta que se decidi¨® prescindir de los viejos. En los pliegues de su piel aparece escrita la epopeya que fue su vida y la de muchos otros. El peque?o pescador de Moa?a (Pontevedra) sali¨® para Nueva York el 8 de septiembre de 1920 en el buque Mongolia. Ten¨ªa 17 a?os. Trabaj¨® de picapedrero en Pensilvania, cav¨® zanjas en Minnesota, fue lavaplatos en Nueva York. En esta ciudad se emple¨® en el servicio de limpieza p¨²blica y m¨¢s tarde en una f¨¢brica de peines. Despu¨¦s de locutor -durante 15 meses-, fue fogonero y maquinista. "Viv¨ª Am¨¦rica", dice. All¨ª cas¨® con una mujer de origen austriaco que se le muri¨® en La Coru?a, donde est¨¢ enterrada. Hubo y hay colonias gallegas en ciudades como Los ?ngeles o San Francisco, pero la vida de la mayor¨ªa transcurri¨® en Nueva York. "All¨ª se nos respetaba hasta por los gamberros irlandeses", recuerda Gil.
Gu¨ªa de Castelao por Estados Unidos durante tres semanas fue Jos¨¦ Castro, dirigente en aquel entonces de las sociedades espa?olas y director de la publicaci¨®n semanal Espa?a Libre. Militante del Partido Socialista Americano, lleg¨® a ser candidato en la municipalidad de Nueva York. Ahora, en su jubilaci¨®n coru?esa, a los 83 a?os, recuerda el d¨ªa que zarp¨® de este puerto, cuando ten¨ªa 16, en el transoce¨¢nico Alfonso XII.
Castro fue el primer presidente constitucional del desfile del D¨ªa de la Hispanidad, consiguiendo para su celebraci¨®n la cesi¨®n de la Quinta Avenida, porque hasta entonces la conmemoraci¨®n del descubrimiento era protagonizada por los italianos.
No vivieron su aventura en vano. Incluso les ha cambiado el nombre, como a Frank Velando, de 84 a?os, el mayor de la directiva. Tienen algo que los identifica.
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