La lecci¨®n de la guitarra flamenca de Manuel Cano
Fue literalmente una lecci¨®n la que abri¨® las actividades paralelas de la segunda edici¨®n de la Cumbre Flamenca que se celebra en el Ateneo. Manuel Cano, con una ampl¨ªa experiencia de tocaor de guitarra flamenca, que contin¨²a actualmente en la faceta de concertista -aunque el acompa?amiento al cante hace tiempo que lo abandon¨®-, es catedr¨¢tico del Conservatorio de M¨²sica de C¨®rdoba, donde regularmente desgrana sus saberes para aprendices de ese m¨¢gico arte del toque flamenco.Esos saberes los demostr¨® generosamente en esta sesi¨®n inaugural de la cumbre. Se trajo a Madrid su colecci¨®n de guitarras de distintas ¨¦pocas -la m¨¢s antigua, de 1790, y la ¨²ltima, acabada de estrenar- y tom¨¢ndolas por orden cronol¨®gico fue situando cada instrumento en su ¨¦poca, haciendo su perfil hist¨®rico y el perfil de la forma de tocar en aquel momento, e ilustr¨¢ndolo con un toque representativo del mismo.
Cumbre Flamenca: 'La guitarra: evoluci¨®n e incorporaci¨®n al arte flamenco'
Conferencia-concierto, por Manuel Cano. Organizaci¨®n: Oficina de Coordinaci¨®nArt¨ªstica del Ministerio de Cultura. Ateneo de Madrid, 16 de abril.
Su ejercicio en la doble vertiente de erudito y de int¨¦rprete fue subyugante.
Manuel Cano nos mostr¨® guitarras extraordinarias, sobre las que fue haciendo una s¨ªntesis m uy precisa de las grandes escuelas de constructores espa?oles.
Ejemplares extraordinarios de Torres, de los hermanos Ram¨ªrez, de Santos Hern¨¢ndez, de Domingo Esteso, de Rodr¨ªguez Beneito... Guitarras con nombres propios, como Pepita Jim¨¦nez o La cantarina.
Paralelamente, en cada una fue d¨¢ndonos obras de los grandes maestros de la guitarra flamenca del pasado, como Juan Gandulla Habichuela, Ram¨®n Montoya -a quien hab¨ªa pertenecido una de las guitarras de la colecci¨®n-, Manolo de Huelva, Ni?o Ricardo.
M¨¢s a¨²n, procur¨® elegir de cada uno su obra m¨¢s representativa, aquella que signific¨® un mayor m¨¦rito personal: la ronde?a de Montoya, el toque por buler¨ªas del de Huelva, la serrana de Ricardo, para terminar con dos composiciones del propio Cano.
Magisterio
A nadie se oculta la dificultad de un ejercicio semejante, pues el cambiar para cada interpretaci¨®n de guitarra -cada una instrumento con su propia sonoridad, con distinta pulsaci¨®n- entra?a d¨ªficultades realmente grandes para el ejecutante. Cano las super¨® todas con autoridad, brillantez y magisterio. Hermosa lecci¨®n, en fin, que el p¨²blico supo valorar adecuadamente.Un p¨²blico respetuoso, receptivo y consciente del esfuerzo que suponen celebraciones como ¨¦sta y que ha demostrado su inter¨¦s acudiendo masivamente a los coloquios que ocupan estas fechas sobre el tema general Flamenco y Sociedad, desbordando todas las previsiones de capacidad de la sala.
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