Los matarifes
Los toros de Gabriel Rojas llegaron aplomados al ¨²ltimo tercio. No se sabe si fue porque la casta no les daba para m¨¢s o porque los destrozaron en varas. Posiblemente fue por este segundo motivo, pues en varas se comportaban bravos y algunos hasta parec¨ªan muy bravos. Cuanto m¨¢s bravos parec¨ªan, m¨¢s les met¨ªan hierro los picadores,que renunciaban a ejercer con arte su oficio para abrazar con pasi¨®n el de matarifes.En la crisis de la fiesta la culpa mayor la tiene esta grey de subalternos, que de la razonable protecci¨®n a su persona y de la funci¨®n de castigo que desempe?an en la lidia, han pasado al abuso, y ya no se protegen, sino que se acorazan, y ya no castigan al toro sino que lo matan. Aupado en un pedazo jamelgo que parece un cuarto de estar, sobre cuyos lomos cabr¨ªa el televisor y un tresillo; envuelto el pedazo jamelgo en guatas de tal superficie, grosor y resistencia que las deben de fabricar en Altos Hornos de Vizcaya, desde la impunidad de su bunker el picador mete ca?a, que es hierro, y la mete por el espinazo atr¨¢s del toro, que sale del encuentro convertido en salmorejo.
Plaza de la Maestranza
Sevilla, 26 de abril. Octava corrida de feria.Toros de Gabriel Rojas, con trap¨ªo, destrozados en varas y aplomados. Curro Romero. Media estocada ca¨ªda (bronca). Pinchazo, metisaca y dos descabellos (bronca). Manolo Cort¨¦s. Dos pinchazos bajos y tres descabellos; la presidencia le perdon¨® un aviso (silencio). Dos pinchazos bajos y dos descabellos (silencio). Tom¨¢s Campuzano. Pinchazo, estocada ca¨ªda y tres descabellos (ovaci¨®n y salida al tercio). Pinchazo hondo y dos descabellos (aplausos).
Infortunio
Despu¨¦s de estos sucesos el torero porf¨ªa unas embestidas que no existen, pues el toro lamenta haber nacido y lo que quiere es morirse. Al p¨²blico, igual ayer que cualquier otro d¨ªa, le da entonces por lamentar el infortunio del torero, y yerra, pues el torero es tambi¨¦n culpable y casi siempre el que indica al picador que le descuartice la pieza. Se sospecha que esa fue la comanda de Curro Romero para dar cuenta del cuarto, al ver de cerca -no muy cerca, por cierto- su imponente arboladura. Escap¨® el toro del sacrificio chorreando sangre, no por la pezu?a, como sucede cuando el puyazo est¨¢ en lo alto, sino por la barriga y hasta por la penca del rabo. Y nada m¨¢s olisque¨® los cuatro precavidos muletazos que le apuntaba el fara¨®n desde la distancia, se tumb¨® cuan largo era. Lo levantaron tir¨¢ndole del rabo simplemente para que el artista vestido de azabache y oliva lo acabara de trinchar.Al que abri¨® plaza Curro ni intent¨® pasarlo de muleta, no fuera a ocurrirle un sinsabor. Curro se reservaba -dec¨ªan- para esta ma?ana, que hay corrida en la Maestranza, a la hora del Angelus. Y s¨®lo se avino a dejar en la tarde una muestra de su arte en la media ver¨®nica de un quite maravillosa media ver¨®nica, echando adelante el capotillo, trayendo al toro toreado, despidi¨¦ndolo en semic¨ªrculo de seda por detr¨¢s de la cadera, ?y ol¨¦!.
Una ver¨®nica
Esa media ver¨®nica fue de las que se paladean, y a los curristas les compens¨® la tarde. Por el Arenal la iban dando, camino de la feria. No hubo mucho m¨¢s, aunque Tom¨¢s Campuzano tore¨® muy bien a su primero: el muletazo hondo, recreando con temple la finura del derechazo y el natural, ambos ligados con el de pecho de cabeza a rabo, y sin forzar la figura, que se presentaba natural y torera.Es de las veces que se le ha visto a Tom¨¢s Campuzano torear con mayor gusto y empaque, y si en vez de matar mal lo hace bien, habr¨ªa triunfado plenamente. En cambio tuvo que ali?ar al sexto, reserv¨®n y bronco, pues, torero hecho a la moda de la ¨¦poca, seguramente desconoce la tauroaquia de recurso.
La tercera oferta en la tarde era Manolo Cort¨¦s, cuyas posibilidades art¨ªsticas reconoce la afici¨®n pero de las que rara vez hace gala. Ayer no era una de ellas. Por el contrario, se emple¨® en faenas interminables, y para que las acabara, la gente tenia que tocarle palmas de tango.
Citaba con el pico, la pierna contraria atr¨¢s, y cada pase que daba era un enganch¨®n. Le correspondi¨® un toro noble, que admit¨ªa faena lucida, y otro bravo machacado por el picador con sus lanzazos carniceros; como casi todos. Los picadores son los verdaderos matadores de la corrida y los de a pie, sus c¨®mplices.
Los Miura, esperados
La corrida de Eduardo Miura, que se lidia ma?ana, ha causado, como siempre, gran expectaci¨®n y ya est¨¢n agotadas las localidades para este festejo, en el que torear¨¢n Jos¨¦ Luis Galloso, Jos¨¦ Antonio Campuzano y Victor Mendes.Este fin de semana es especialmente intenso en la Maestranza, pues tanto el s¨¢bado como el domingo habr¨¢ festejos por la ma?ana y por la tarde. Hoy, por la ma?ana, es la corrida suspendida por lluvia el pasado mi¨¦rcoles, en la que alternan Curro Romero, Luis Francisco Espl¨¢ y Pepe Luis V¨¢zquez.
Por la tarde Ni?o de la capea, de nuevo Luis Francisco Espl¨¢ y Victor Mendes lidiar¨¢n toros de la ganader¨ªa El Torero. Y en la matinal de ma?ana tendr¨¢ lugar el tradicional festejo de rejoneadores, que tiene particular ambiente en Sevilla.
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