Pedro Berrondo
Coadjutor de una parroquia de San Sebasti¨¢n, es autor de la ¨²nica versi¨®n en 'euskera' de 'El Quijote'
Pedro Berrondo, sacerdote de 66 a?os, coadjutor de la parroquia de San Mart¨ªn, en San Sebasti¨¢n, ha logrado ver publicada ¨ªntegra la traducci¨®n en euskera de El Quijote ocho a?os despu¨¦s de que viera la luz la primera parte de esta obra maestra. Este sacerdote pr¨®ximo al retiro, que a lo largo de su vida se ha sentido personalmente identificado con la dial¨¦ctica humana que plantean los personajes de Cervantes, resta m¨¦rito a su empresa.
Pedro Berrondo naci¨® hace 66 a?os en el caser¨ªo de Aranguren de Oyarzun (Guip¨²zcoa) y lleg¨® al seminario a los 11 a?os, un destino propio de los hijos que no eran primog¨¦nitos en la Euskadi rural de principios de siglo. Cuatro a?os de lat¨ªn y humanidades en Saturrar¨¢n, "en ¨ªntimo contacto con la playa y las rocas, que me dejaron una huella de estima por la naturaleza", fueron el pre¨¢mbulo del seminario de Vitoria, hasta que en 1943 se orden¨® sacerdote.Desgrana con el regusto del narrador sus a?os de formaci¨®n en la capital alavesa. Es all¨ª donde surge la sociedad literaria Cardaveraz, destinada al cultivo del euskera, a su riqueza l¨¦xica y orientada a mantener la lengua euskerica popular. Esta sociedad hoy revivida sostiene una clara confrontaci¨®n con quienes defienden la unificaci¨®n del idioma. Otro seminarista de aquel grupo literario, cultivador preocupado del euskera, era entonces ?ngel Suqu¨ªa. El hoy nombrado cardenal era un alumno aplicado y "un buen poeta vasco" que lleg¨® a conseguir un premio po¨¦tico.
En la misi¨®n de R¨ªo, en Ecuador, Pedro Berrondo obtiene el destino vocacional que le identifica con el personaje de Cervantes. "Recuerdo los buenos ratos que pasaba en la hamaca leyendo el Quijote. Era, para m¨ª, una lectura espiritual y reconfortante, porque el misionero tiene bastante del idealismo y derrota quijotesca". Tambi¨¦n ¨¦l ten¨ªa all¨ª su Sancho, un ayudante nativo que le sol¨ªa decir: "Padresito, usted quiere ir con la balsa r¨ªo arriba, pero eso no se puede".
"F¨ªsica y espiritualmente cansado despu¨¦s de 17 a?os", Berrondo vuelve a Euskadi en 1967. Entonces es nombrado miembro correspondiente y secretario de la Academia de la Lengua Vasca durante los a?os que presidi¨® esta instituci¨®n Manuel Lekuona.
Por sugerencia de su amigo y editor Estorn¨¦s Lasa inicia la traducci¨®n al euskera de El Quijote, cuya primera parte present¨®, "como regalo de Reyes" el 5 de enero de 1976. Posteriormente, sin prisas, inici¨® la segunda, cuya publicaci¨®n ha esperado cinco a?os porque "en este tiempo las preocupaciones de este pa¨ªs han sido m¨¢s pol¨ªticas que art¨ªsticas. Ahora parece resurgir de nuevo la preocupaci¨®n por la cultura".
Asegura que la traducci¨®n es un trabajo ingrato si no te gusta, y que enriquece la perfecci¨®n de lo que est¨¢ escrito, "y el mundo psicol¨®gico y humano de Cervantes es tan rico que me ha producido un aut¨¦ntico goce y satisfacci¨®n".
Apoyado en los comentarios de Unamuno sobre esta novela, Berrondo, con el Espasa abreviado y varios refraneros espa?oles, ha ido trabajando dos o tres horas de media en cada p¨¢gina de El Quijote. Afirma que entre el texto de Cervantes y el euskera de su infancia hay una proximidad cercana. "El estilo descriptivo y el uso de las im¨¢genes en sentido directo y sin barroquismos, as¨ª como la dial¨¦ctica de sus personajes y los razonamientos que ¨¦stos hacen, encuadran perfectamente con el euskera que hemos heredado de nuestros padres".
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