Los venidos a menos
Los toros de ayer tarde eran de los que se vienen abajo, seg¨²n la jerga taurina; es decir, bravucones. Sal¨ªan acometedores, tomaban con poca fuerza y escaso encanto las varas, y la muleta, sin codicia alguna. Los toreros tambi¨¦n estaban venidos a menos, con perd¨®n, en lo que respecta al arte de torear.S¨®lo en banderillas, cuando alternaban Espl¨¢ y Mendes, hubo alguna animaci¨®n. Tampoco demasiada. Lo que m¨¢s complaci¨® a la gente fue cuando se hac¨ªan mutuamente los quites a cuerpo limpio. Un par de Espl¨¢ "a topa carnero" pareci¨® extra?a suerte al p¨²blico de la Maestranza y le dec¨ªan que Peralta lo hace mejor a caballo.
Le dijeron m¨¢s cosas. Uno de la grada: "?Que esto es Sevilla, Espl¨¢sssl". Y Espl¨¢sss -bien de eses-, menudo esss, corri¨® de frente al toro por el tercio, reuni¨® por los adentros en un terreno comprometid¨ªsimo y prendi¨® un gran par. Esto es Sevilla: la Maestranza entera se puso en pie.
Sevilla
27 de abril (tarde). 10? de feria.Toros de El Torero, discretos de trap¨ªo, mansurrones. Luis Francisco Espl¨¢: silencio; palmas. Tom¨¢s Campuzano: ovaci¨®n y salida al tercio. Victor Mendes: ovaci¨®n y salida al tercio.
El primer toro era reserv¨®n e incierto y Espl¨¢ se limit¨® a tantearlo. El cuarto se quedaba en el centro de la suerte y demasiado consinti¨®, para lo que merec¨ªa. El primero de Mendes escap¨® en seguida a su querencia de tablas y por all¨ª se marchaba a buscar el pesebre. El ¨²ltimo apenas ten¨ªa recorrido y el torero portugu¨¦s le tuvo que citar muy encima, pasarlo muy ce?ido, rematar tan corto como reclamaba la pobretona embestida.
Mejor juego dio el lote de Campuzano, que tore¨® con finura en las primeras tandas de redondos y naturales. Pero es fiel seguidor de esa teor¨ªa de taurinos que se fundamenta en el n¨²mero de pases que tienen los toros; siempre veinte o m¨¢s de los que ven dar. Y para no quedarse corto, duplicaba el c¨¢lculo. Con semejante f¨®rmula, as¨ª le va, que se viene a menos.
Manseaba el quinto toro cuando el alminar de la Giralda se cubri¨® de capa c¨¢rdena y revent¨® los aires la tronada. Gotas como boinas ca¨ªan al salir de la plaza y en seguida lleg¨® el chaparr¨®n. Ahora el venido a menos era el sol. "?Esto es Sevilla, EspI¨¢sss!". Si, pero parece Bilbao.
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