Una gira triunfal convertida en desastre pol¨ªtico
Los fantasmas de la historia le han jugado una mala pasada a Ronald Reagan, y su viaje a Europa -que inicia ma?ana-, concebido pol¨ªticamente para reforzar la cohesi¨®n de los aliados 40 a?os despu¨¦s del fin de la II Guerra Mundial, se ha visto ensombrecido por la visita a un peque?o cementerio alem¨¢n en Bitburg. La decisi¨®n de colocar una corona el pr¨®ximo domingo en este camposanto, donde reposan los cad¨¢veres de 49 soldados de las siniestras SS nazis, ha provocado una fuerte contestaci¨®n contra el presidente en Estados Unidos y amenaza con convertir en un desastre pol¨ªtico lo que fue proyectado como una gira triunfal para el l¨ªder de Occidente. De nada ha servido que el presidente compense el acto de Bitburg con una visita al campo de concentraci¨®n de Bergen-Belsen.Reagan viaja a Europa en un momento en que su aureola m¨¢giica de triunfador, reforzada tras su hist¨®rica reelecci¨®n del pasado noviembre, comienza a palidecer. La econom¨ªa ofrece signos peligrosos de desaceleraci¨®n; el d¨¦ficit presupuestario parece incontrolable; crece el sentimiento proteccionista, forzado por un desequilibrio comercial de 123.000 millones de d¨®lares (m¨¢s de 21 billones de pesetas). La pol¨ªtica de presi¨®n militar hacia Nicaragua acaba de ser derrotada en el Congreso. Parece que se est¨¢ cumpliendo la verdad hist¨®rica que asegura que pasados los primeros meses de sus segundos mandatos, los presidentes de Estados Unidos pierden fuerza pol¨ªtica porque ya no pueden presentarse a la reelecci¨®n. Es el momento en que sus propios aliados republicanos deciden volar por su cuenta y asegurar su futuro pol¨ªtico con independencia de la suerte que corra el inquilino de la Casa Blanca.
Un viaje inocuo
Hace s¨®lo unas semana nada hac¨ªa pensar que el viaje de 10 d¨ªas de duraci¨®n se iba a convertir en pol¨¦mico. Ronald Reagan s¨®lo ten¨ªa que presidir la cumbre anual de pa¨ªses industrializados en Bonn, hacer un gesto de reconciliaci¨®n con Alemania en el 40? aniversario del final de la II Guerra Mundial en suelo europeo, pronunciar un discurso europe¨ªsta en el Parlamento de Estrasburgo y realizar dos escalas en Madrid y Lisboa, consideradas como complementarias y de inter¨¦s menor por los estrategas de Washington. Se preve¨ªa un viaje tan poco conflictivo que la Casa Blanca eligi¨® como idea clave del mismo el compromiso norteamericano con la "idea de la libertad individual".
Todos los intentos de arreglar el desastre, como ha sido calificado por portavoces de la Casa Blanca el asunto Bitburg, han chocado con la terquedad de Reagan, que no quiere dar marcha atr¨¢s para no ser acusado de indeciso, como Jimmy Carter, y no desea da?ar al canciller de la Rep¨²blica Federal de Alemania (RFA), Helmut Kohl. Para el jefe del Gobierno de Bonn, que sufri¨® el pasado a?o la humillaci¨®n de no ser invitado por los aliados a los actos conmemorativos del desembarco de Normand¨ªa, la visita a Bitburg es muy importante. Supone el gesto definitivo de reconciliaci¨®n y el fin dela culpabilidad en la que vive la RFA respecto a su pasado de la ¨¦poca del III Reich. Y as¨ª lo en tienden tambi¨¦n, el ex presidente Richard Nixon y el que fuera su secretario de Estado, Henry Kissinger.
Reagan teme que una marcha atr¨¢s provoque una crisis pol¨ªtica para el canciller, que ha mostrado ser un buen aliado de Washington, al apoyar, contra una fuerte oposici¨®n pacifista, el despliegue de los euromisiles, y que defiende tambi¨¦n el pol¨¦mico proyecto de guerra de las galaxias. Para ello el presidente ha preferido enfrentarse con la comundiad jud¨ªa estadounidense, con el Congreso y con sectores importantes de la opini¨®n p¨²blica que llegan hasta los vete ranos de la Legi¨®n Americana, normalmente entusiastas de Reagan.
Sin embargo, el furor provocado por este asunto amenaza con resucitar el sentimiento antinorteamericano en la RFA, en un momento peligroso en que Washington necesita una alianza muy cohesionada porque est¨¢ negociando con Mosc¨². Reagan aprovecha la visita a la RFA para reforzar la posici¨®n del canciller Kohl.
La cumbre econ¨®mica, el objetivo m¨¢s concreto del viaje, servir¨¢, como en anteriores ocasiones, para una serie de discusiones pol¨ªticas entre los l¨ªderes de Estados Unidos, Jap¨®n, Canad¨¢, la RFA, el Reino Unido, Francia e Italia, que se suelen realizar, sin agenda formal, aprovechando las cenas de la cumbre y entre reuni¨®n y reuni¨®n. Reagan quiere suscitar una discusi¨®n a fondo sobre su Iniciativa de Defensa Estrat¨¦gica, pero no buscar¨¢ una declaraci¨®n formal de apoyo, seg¨²n un portavoz de la Administraci¨®n Reagan.
Washington estima que los europeos quieren profundizar m¨¢s sobre la guerra de las galaxias y cree que es pronto para tomar decisiones. Francia es quien plantea m¨¢s dudas sobre la iniciativa del presidente Reagan, y trata de hacer un frente com¨²n europeo que ofrezca su propia alternativa tecnol¨®gica al sistema de defensa espacial, sin que el viejo continente tenga que contentarse con las migajas de investigaci¨®n que EE UU pueda ofrecerle compartir.
Reagan informar¨¢ a sus aliados del estado actual de las relaciones Este-Oeste, de los resultados -al parecer inexistentes- de la primera fase de las negociaciones de Ginebra y del futuro de las mismas. Los asistentes a la cumbre querr¨¢n saber tambi¨¦n cu¨¢les son los planes del presidente con respecto a una entrevista con el jefe de Estado sovi¨¦tico, Mijail Gorbachov, prevista para septiembre en Nueva York. Reagan buscar¨¢ alguna declaraci¨®n de apoyo general a su pol¨ªtica de control de armamentos y a las posiciones estadounidenses en Ginebra, que le sirva para mostrar a la URSS la existencia de una Alianza Atl¨¢ntica sin fisuras en temas estrat¨¦gicos.
El canciller Kolil y el anfitri¨®n en estas ocasiones tiene un voto de calidad, y no quiere que proliferen las declaraciones pol¨ªticas como en anteriores cumbres. El ¨²nico documento pol¨ªtico previsto tratar¨¢ sobre las lecciones de la II Guerra Mundial, resaltando la reconstrucci¨®n democr¨¢tica y econ¨®mica que se ha logrado en cuatro d¨¦cadas. Reagan tiene gran inter¨¦s en urgir una mayor cooperaci¨®n en la lucha contra el terrorismo. Aprovechar¨¢ para ello una entrevista bilateral que tendr¨¢ con el presidente franc¨¦s, Fran?ois Mitterrand. Un portavoz estadounidense dijo antes del viaje que la cooperaci¨®n de Francia en temas de terrorismo ha mejorado ¨²ltimamente, "aunque en el pasado hemos tenido problemas".
En Estrasburgo, el presidente har¨¢ un discurso ante el Parlamento Europeo el d¨ªa 8, en el que saludar¨¢ la integraci¨®n del viejo continente. Ser¨¢ uno de los discursos importantes del viaje y ser¨¢ pronunciado el d¨ªa que marca el 40? aniversario del fin de la II Guerra Mundial, que Reagan no ha querido conmemorar en la RFA.
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