Gales, espectacular y potente, gole¨® a Espa?a
ENVIADO ESPECIALA la entrada del estadio de Wrexham hay un peque?o cartel que indica que no pueden introducirse botellas ni otros objetos. Debajo, en letra peque?a, hay una inscripci¨®n que asegura que este recinto cuenta, desde 1964, con permiso oficial para desarrollar en su interior espect¨¢culos de m¨²sica y baile. Los galeses, apoyados por la m¨²sica que provocaban los miles de espectadores que convirtieron este viejo estadio en un maravillo so teatro, realizaron un espectacular despliegue de fuerzas. Los Rebeldes, conjunto espa?ol que muy bien hubiera podido nacer en Manchester, tienen una canci¨®n cuyo estribillo va que ni pintado al choque de anoche. "Si tienes colegas en todas partes siempre dispuestos a ayudarte eso es rock and roll". No cabe duda que el jue go desplegado por la selecci¨®n ga lesa fue de lo m¨¢s espectacular.
Todos los informes se?alaban que Rush y Hughes iban a ser el alma de este equipo. Los espa?oles saltaron al campo con ese trauma y con el pensamiento de que el empate era un excelente resultado. Ahora se tendr¨¢n que matar ante los islandeses en las dos confrontaciones y marcar, como ya sucediera en aquel memorable encuentro contra Malta, el mayor n¨²mero posible de goles.
Y es que desde el primer minuto qued¨® patente que los galeses iban a realizar el m¨¢s puro juego brit¨¢nico. El estadio rug¨ªa en cuanto el bal¨®n llegaba por los dominios de Rush y Hughes, por alto o por bajo. Goiko, que tuvo un excelente inicio, pero se vino abajo en la segunda parte, se emparej¨® con Rush y Liceranzu con Hughes. Gerardo deb¨ªa vigilar las subidas de Thomas y Julio Alberto las de James, pero nadie control¨® las galopadas de Slatter por la derecha y de Jackett por la izquierda. Claro que, en la segunda parte, cuando los espa?oles ya estaban totalmente desbordados, Thomas, al que la afici¨®n del Chelsea denomina el p¨¢jaro loco, convirti¨® el pasillo izquierdo en una aut¨¦ntica pista de carreras.
Partido entre rockeros
En el centro del campo, Nicholas inutiliz¨® a Gallego, demasiado fino, demasiado fr¨ªo, demasiado caballero para un partido entre rockeros. Y arriba, un Rinc¨®n m¨¢s solo que la una, y un Rojo que, si hubiera tenido a Butrague?o, hubiera podido adelantar a Espa?a en la primera media hora de juego.
La presi¨®n, el aspecto,de ogro que ofrecieron los galeses, sus ansias de triunfo, su espectacular condici¨®n fisica, hac¨ªa imposible que los defensas espa?oles salieran con el bal¨®n controlado, lo que provocaba en muchos momentos el patada a seguir. A todo ello hay que a?adir que, cumpliendo una de las caracter¨ªsticas del juego brit¨¢nico, el partido se convirti¨® en un choque entre sus protagonistas. Era el juego que les interesaba a los galeses y con el que los espa?oles acabaron contagi¨¢ndose.
Desde el primer minuto, en el que Hughes mat¨® a Goiko y ¨¦ste a Rush, fueron numeros¨ªsimos los choques que convirtieron el partido de anoche en un aut¨¦ntico festival de rock duro. Todo termin¨® en un nuevo choque entre el goleador del Manchester United y el central vasco, hasta el insulto flagrante y grit¨®n de Rojo hacia Nicholas (72) tras evitarle una entrada casi mortal. En ese ambiente, los galeses se movieron como peces en el agua y a los espa?oles tal vez les pes¨® ese uniforme azul que no luc¨ªa la selecci¨®n desde Ios tiempos de Jos¨¦ Emilio Santamar¨ªa, de tristes recuerdos para el equipo espa?ol.
Cuando Miguel Mu?oz quiso enviar a sus hombres al ataque ya era demasiado tarde. El t¨¦cnico situ¨® sobre el campo, a los seis campeones de Liga -Gerardo, Julio Alberto, V¨ªctor, Calder¨¦, Rojo y Clos-, pero ya era tarde.
Gales hab¨ªa adquirido la suficiente ventaja como para buscar el 3-0 durante cerca de 40 minutos. No cabe duda que Calder¨¦, un muchacho que ayer se convirti¨® en el barcelonista 101 que llega a la selecci¨®n, como Liceranzu recordar¨¢n su deb¨² como algo triste, pero tal vez piensen en el estribillo de Los rebeldes. Anoche s¨®lo Rush y Hughes fueron arropados por grandes colegas. Por eso pudieron real¨ªzar un buen concierto de rock and roll.
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