La quietud y la movilidad
Plaza de Bilbao. 1 de abrilBuena entrada. Seis novillos de Jos¨¦ Murube. Con inter¨¦s y movilidad.
L. F. Concepci¨®n, de Baracaldo (vuelta y oreja). Luis Miguel Calvo (oreja y dos orejas; sali¨® en hombros). Rafael Camino (vuelta y oreja).
ANDR?S DUQUE ALFONSO
Mucho p¨²blico acudi¨® a la plaza en Bilbao con el aliciente de ver a un torero de la tierra: Luis Francisco Concepci¨®n, aunque pas¨® la prueba con decoro, acus¨® la inseguridad del que empieza. De todas formas, al vasco parece que le cuesta mucho quedarse quieto.
Quieto s¨ª se queda Rafael Camino y por este motivo tuvo que visitar la enfermer¨ªa, cuando en el intento de doblegar la mansedumbre del sexto result¨® empitonado espectacularmente. Es un torero grand¨®n, vertical y templado que gusta al aficionado.
Luis Miguel Calvo tambi¨¦n se queda quieto con el aire propio de un torero cuajado de la escuela bienvenidista. Cierto que es un torero de buen corte, correcto, seguro, pero carente a veces de profundidad, suplida con estilo suelto.
Los novillos de Murube dieron un juego interesante. Apareci¨® el bravo quinto, al que se le concedi¨® la vuelta al ruedo, y el manso pregonado como el sexto. Y entre ¨¦stos saltaron otros variados. Pero todos tuvieron movilidad. En resumen, que el torero debe mantener la quietud y el toro poner la movilidad.
Babelia
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