Am¨¦rico Castro, la inteligencia apasionada de un espa?ol pol¨¦mico
Am¨¦rico Castro naci¨®, ma?ana hace un siglo, en la localidad brasile?a de Cantagallo, donde sus padres regentaban un negocio en el que vend¨ªan de todo, "una especie de gran almac¨¦n a nivel local", recuerda Carmen Castro, hija del historiador y viuda del fil¨®sofo Xavier Zubiri. A los tres a?os de edad, Am¨¦rico Castro regres¨® con su familia a Granada, de donde eran originarios sus padres.El historiador guard¨® siempre un recuerdo vivo del pa¨ªs americano. "Cuando nac¨ªa un hijo, se compraba una esclava en un mercado pr¨®ximo para cuidar del reci¨¦n nacido. Mis abuelos ten¨ªan su casa y, al lado, estaba la de los esclavos, aunque los compraban sin separarlos de la familia y les daban libertad". Seg¨²n comenta Carmen, la ¨²nica sobreviviente de los dos hijos que tuvo Am¨¦rico Castro, su padre rememoraba la visi¨®n infantil de la abolici¨®n de la esclavitud en Brasil. "Los esclavos, por los caminos, con los zapatos colgados al hombro y otros sentados descalz¨¢ndose, porque lo primero que hicieron fue comprarse zapatos; pero no se hab¨ªan calzado nunca y a los pocos metros se ten¨ªan que descalzar".
En la ¨²ltima d¨¦cada del siglo pasado, los Castro, descendientes de Castro Cabeza de Vaca, el arzobispo fundador del Sacromonte, de Granada, eran una familia acomodada que hab¨ªa comprado unas tierras en Hu¨¦tor Taja. El joven Am¨¦rico, que en seguida se decant¨® por el estudio, iba en una jaca que le compr¨® su padre hasta la universidad de Granada, donde estudiaba Letras y Derecho. Terminadas las carreras, vino a Madrid para hacer el doctorado, pero sigui¨® hasta Par¨ªs. "Entonces comenz¨® la vida dura para mi padre", dice Carmen Castro; "ya era hu¨¦rfano y ten¨ªa que ganarse la vida, mientras estudiaba en la Sorbona, dando clases de espa?ol".
Ambiente intelectual
Am¨¦rico Castro volvi¨® a Madrid para hacer el servicio militar y comenz¨® a colaborar con Ram¨®n Men¨¦ndez Pidal en el Centro de Estudios Hist¨®ricos y con la Instituci¨®n Libre de Ense?anza, a cuyo grupo pertenec¨ªa. "Recuerdo de ni?a, de la mano de mi padre, cuando conoc¨ª a Azor¨ªn y a Unamuno, y frecuent¨¢bamos a Giner de los R¨ªos, a Jos¨¦ Mar¨ªa de Coss¨ªo, a los Jarn¨¦s, a Juan Ram¨®n Jim¨¦nez, a Sorolla". La vida de Carmen Castro, viuda del fil¨®sofo Xavier Zubiri, ha transcurrido siempre "en casas con m¨¢s o menos habitaciones, pero todos ellas cubiertas de libros, en un ambiente intelectual irrepetible". "Lo que me llamaba la atenci¨®n en mi adolescencia era lo otro, ver a la gente trabajando en la calle con sus manos". Carmen naci¨® en San Sebasti¨¢n en 1912.
Tres a?os despu¨¦s, Am¨¦rico Castro era catedr¨¢tico de Historia de la Lengua Espa?ola en la Universidad de Madrid. Viaja con frecuencia por Europa y Am¨¦rica y participa en la fundaci¨®n de la Revista de Filolog¨ªa Espa?ola, donde public¨® algunos de sus estudios m¨¢s importantes. Dentro de este per¨ªodo tradujo a Meyer-L¨¹bke, realiz¨® una edici¨®n de los Fueros leoneses y escribi¨® una importante introducci¨®n para El burlador de Sevilla (1922).
De 1925 data una de sus publicaciones m¨¢s ambiciosas: El pensamiento de Cervantes, que estudia la relaci¨®n del autor del Quijote con el Renacimiento y el erasmismo. Su inter¨¦s por el fen¨®meno de la difusi¨®n erasmista en Espa?a le inspir¨® los vol¨²menes Santa Teresa y otros ensayos (1929) y Lo hisp¨¢nico y el erasmismo (1940-42).
Liberal en pol¨ªtica, manifest¨® su adhesi¨®n a la Rep¨²blica y se le encomend¨® la Embajada espa?ola en Berl¨ªn en 1931. "Mi padre no perteneci¨® nunca a ning¨²n partido pol¨ªtico, y en la guerra lo destituyeron los dos bandos", dice su hija. "Cuando estall¨® la guerra, cogi¨® el ¨²ltimo tren para San Sebasti¨¢n, donde estaba su familia. Le detuvieron, pero le dejaron seguir. Ya del lado republicano fue nombrado c¨®nsul en Hendaya y desde all¨ª pudo salvar a buena parte del cuerpo diplom¨¢tico mientras bombardeaban San Sebasti¨¢n".
El exilio
Pero pronto renunci¨® a su cargo, anunci¨® que no estaba de acuerdo con los excesos que se estaban cometiendo y se traslad¨® a Par¨ªs y de all¨ª a. Argentina. En 1938 pas¨® a Estados Unidos, donde permanecer¨ªa durante 30 a?os en distintas universidades. En 1941 public¨® La peculiaridad ling¨¹¨ªstica rioplatense, obra que suscit¨® una pol¨¦mica con Jorge Luis Borges. En 1948 sali¨® a la luz Espa?a en su historia, reeditada con modificaciones diversas y bajo el t¨ªtulo de La realidad hist¨®rica de Espa?a, en 1954, 1962 y 1966.
En esta obra esencial de su pensamiento expone su interpretaci¨®n global de la hispanidad, asent¨¢ndola sobre la teor¨ªa de las tres castas -cristianos, moros y jud¨ªos- en conflicto, y recalcando el alcance de las pruebas de limpieza de sangre, que suscit¨® su famosa pol¨¦mica con Claudio S¨¢nchez Albornoz. Carmen Castro prefiere no hablar de la relaci¨®n entre los dos investigadores, "porque es un asunto muy desagradable y absurdo; eran amigos y colegas, y mi padre le recibi¨® en su casa".
"Cuando iba a Estados Unidos a ver a mi padre le ocultaba todo lo que yo estaba pasando en Espaf¨ªa por ser su hija. Fui separada de mi c¨¢tedra de Instituto de Lengua y Literatura hasta que Ruiz-Gim¨¦nez, a mediados de los cincuenta, me arregl¨® la situaci¨®n", declara Carmen.
"Durante la guerra hab¨ªa corrido el rumor de que a Xavier y a m¨ª nos hab¨ªan fusilado en ambas partes. A mi padre, desde luego, le destituyeron en las dos zonas en conflicto; los franquistas, por su vinculaci¨®n con la Rep¨²blica, y los republicanos, porque le acusaron de que hab¨ªa huido". En el a?o 1939 le operaron del h¨ªgado y el m¨¦dico le dec¨ªa, como recuerda su hija: "Tiene usted la ves¨ªcula fatal, llena de cosas raras y, a decir verdad, no s¨¦ lo que tiene usted'; mi padre respondi¨®: '?Que qu¨¦ tengo? La guerra de Espa?a".
En su etapa estadounidense cre¨® una escuela de hispanismo y public¨®, entre otras obras: Aspectos del vivir hisp¨¢nico (1949), Hacia Cervantes (1957), Santiago de Espa?a (1958), Origen, ser y existir de los espa?oles (1959), De la edad conflictiva (1961), La Celestina como contienda literaria (1965), Cervantes y los casticismos espa?oles (1967), Espa?ol, palabra extranjera (1970), De la Espa?a que a¨²n no conoc¨ªa (1971) y Espa?oles al margen (1972).
"Pero yo quer¨ªa que volviese", afirma la hija del historiador, "porque Am¨¦rica no es lugar para viejos y mi padre tuvo una arterioesclerosis". No tuvo trabas para regresar, "aunque tampoco estuvieron amables con ¨¦l", y lleg¨® finalmente en 1969. Tres a?os despu¨¦s falleci¨® en la localidad gerundense de Lloret de Mar, donde veraneaba.
Babelia
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