Un debate hist¨®rico
Uno de los debates intelectuales m¨¢s relevantes de la posguerra espa?ola fue el que enfrent¨®, en posturas irreconciliables, a dos conocidas figuras del exilio: Claudio S¨¢nchez Albornoz y Am¨¦rico Castro, que plantearon dos conceptos distintos de la historia y de la esencia de lo espa?ol".La pol¨¦mica se inici¨® en 1948 con la publicaci¨®n del libro de Castro Espa?a en su historia, obra en la que acu?aba dos nuevos t¨¦rminos: la morada vital -el horizonte de posibilidades de un pueblo- y la vividura -c¨®mo viven los hombres estas posibilidades- Am¨¦rico Castro, bas¨¢ndose fundamentalmente en fuentes literarias, llegaba a la conclusi¨®n de que era la singularidad de la Edad Media espa?ola, y en concreto las vivencias de los cristianos como casta frente a otras castas (moros y jud¨ªos), lo que hab¨ªa configurado el car¨¢cter diferenciador de lo espa?ol, su esencia, "la vividura hisp¨¢nica". Estas tesis se vieron reforzadas con la publicaci¨®n, en 1954, de La realidad hist¨®rica de Espa?a, revisi¨®n y ampliaci¨®n de la anterior, que incorporaba nuevos cap¨ªtulos, entre ellos, el pol¨¦mico Los visigodos no eran espa?oles.
La respuesta de Claudio S¨¢nchez Albornoz fue Espa?a, un enigma hist¨®rico, publicada en 1956. En ella rechazaba el concepto de la historia de Castro, a quien acusaba de caer en generalizaciones f¨¢ciles, y manten¨ªa que hab¨ªa que partir de un conocimiento de los hechos y de la utilizaci¨®n de todo tipo de fuentes.
Por otra parte, defend¨ªa que la esencia de Espa?a y de lo espa?ol estaba ya latente en los pueblos prerromanos que se asentaron en la Pen¨ªnsula, y que fueron los romanos y los visigodos quienes la configuraron al construir la unificaci¨®n pol¨ªtica y cultural de Hispania. Respecto a la Edad Media, no consideraba decisiva la aportaci¨®n del juda¨ªsmo ni de la islamizaci¨®n: Espa?a es ante todo cristiana y occidental, es m¨¢s, Espa?a se contempla desde Castilla.
Las dos obras tuvieron una r¨¢pida difusi¨®n tanto en los c¨ªrculos universitarios espa?oles como en Latinoam¨¦rica, y la pol¨¦mica se extendi¨® a la Prensa y a sus disc¨ªpulos, mientras los dos profesores segu¨ªan cruzando r¨¦plicas.
La publicaci¨®n en 1971 de la obra de Pedro La¨ªn Entralgo A qu¨¦ llamamos Espa?a, en la que suscrib¨ªa las tesis de Am¨¦rico Castro y que obtuvo respuesta de S¨¢nchez Albornoz en El drama de laformaci¨®n de Espa?a y los espa?oles (1973), ha mantenido la pol¨¦mica hasta nuestros d¨ªas.
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