Arbitrar a un imb¨¦cil
Toda una gesta futbol¨ªstica qued¨® en peligro porque un imb¨¦cil se puso a jugar a las canicas. Menos mal que no se pudo probar. El aficionado ya no es el sujeto que ve con impotencia el desarrollo del juego. Ahora ya no s¨®lo ocasiona la clausura del estadio o multas a las sociedades deportivas (que no es lo que aqu¨ª se cuestiona). Con las anteriores decisiones de la UEFA quedaba claro: el espectador, como figura jur¨ªdica, puede influir en el marcador de una eliminatoria. Un hincha emboscado en,tre el grupo fascista de cada estadio podr¨¢ arrojar una bola de cristal sobre un defensa de su propio equipo; el jugador, previamente aleccionado, se situar¨¢ gustoso sobre la camilla y, caso de resultado deportivo en contra, el partido continuar¨¢ en los despachos. Pero esta vez no ha habido objeto del delito aparente. Por suerte.Esta jurisprudencia de admitir el juego de elementos ajenos a los futbolistas bien puede llevar a repetir un partido porque un centrocampista se intoxic¨® en el hotel y su club base la acusaci¨®n en una imprudencia temeraria del cocinero; o a descalificar al equipo local porque un extremo se torci¨® el tobillo en una irregularidad del terreno, de la que ser¨¢ sospechosamente culpable el jardinero o, en caso de buena defensa letrada, la m¨¢quina de cortar el c¨¦sped.
Todos estos casos, como el invisible canicazo a Bergomi, son factores del azar y, aunque se aplicara el justo castigo al culpable, si fuese hallado, el suceso del Bernab¨¦u seguir¨ªa teniendo tal condici¨®n aleatoria: como un penalti no se?alado, un gol fantasma, un arbitraje desastroso o un delantero lesionado despu¨¦s de una entrada alevosa de un contrincante al que s¨®lo se amonesta. Cuesti¨®n de mala suerte, porque eso le ocurre a cualquiera, igual que el vand¨¢lico y supuesto canicazo pudo ir a parar a la cabeza de Santillana.
Ahora parece que es necesario arbitrar tambi¨¦n a los espectadores y hacer que los resultados dependan de los locos de guardia.
Puestos as¨ª, no parece dificil saber qu¨¦ habr¨ªa ocurrido, hace tres temporadas, si a los secuestradores de Quin? se les hubiese ocupado entre sus efectos un carn¨¦ de sociodel Real Madrid.
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