El neoatlantismo que nos invade
Desde Galicia avanza hacia el sur una alternativa 'h¨²meda' a la 'desertizaci¨®n' cultural

"Los pueblos mar¨ªtimos no van a la playa", afirma con los pies en la tierra Jes¨²s Iglesias, director de la revista La Naval, editada en La Coru?a, en una diatriba improvisada contra el desnudismo, enarbolado en los ¨²ltimos tiempos como m¨¢xima bandera de provocaci¨®n y heterodoxia en las costumbres frente a la Galicia anclada y abrigada. "Para los adictos a la palidez", se se?ala ahora en un Manifiesto para andar vestidos publicado en la revista, "el desnudo es una dif¨ªcil t¨¦cnica del alma, y la visi¨®n de estos clanes desnudistas en nuestros paseos mar¨ªtimos nos causa la misma reacci¨®n que a Henri Michaux en los alrededores de Viena: 'Se cre¨ªan desnudos y yo no he visto m¨¢s que carne'".La Naval, que va ya por su tercer n¨²mero, es una revista de dise?o vanguardista, de alto registro gr¨¢fico, con fuerte impacto en la movida gallega y realizada por j¨®venes de trayectoria inconformista. Su r¨¦plica, pues, al desnudismo no se alinea con las protestas escandalizadas del clero y del conservadurismo gallego. Es un s¨ªmbolo m¨¢s del neoatlantismo, expresado a veces a modo de parodia racista. "El Magreb conspira una vez m¨¢s contra esta reserva atl¨¢ntica y noroccidental".
"Nosotros, vanguardia consciente, no vemos tampoco", dicen los ide¨®logos de La Naval, "m¨¢s que carne de penenes, hippies y naturistas trasnochados tras esa pretendida corriente organizada pro desnudismo, cuyos m¨¢s significados adalides son colaboradores del poder pol¨ªtico que encabeza el mediterr¨¢neo Gonz¨¢lez, quien en su empe?o de borrar las se?as de identidad m¨¢s entra?ables de los pueblos no moros intenta desterrar de nuestras costas el tradicional oficio del contrabando y reconvertir a marineros, contrabandistas y trabajadores del sector naval en recepcionistas de hotel para mayor gloria de las huestes mesetarias que atiborran todos los veranos nuestras bravas calas".
'Rock' de Vicente Risco
Adem¨¢s de la participaci¨®n de j¨®venes escritores, periodistas, dibujantes, fot¨®grafos, arquitectos y artistas de avanzada, en el proyecto naval han embarcado, con sus colaboraciones, gentes tan dispares y de grueso calibre como el exiliado republicano y catedr¨¢tico de la universidad de Nueva York Emilio Gonz¨¢lez L¨®pez, el escritor Xos¨¦ Luis M¨¦ndez Ferr¨ªn, el soci¨®logo Ferm¨ªn Bouza y cr¨ªticos musicales mesetarios como Diego A. Manrique y Jos¨¦ Manuel Costa.
Expresado anteriormente con rigor est¨¦tico en los ¨¢mbitos pl¨¢stico y literario, el atlantismo adquiere ahora una dimensi¨®n social, cotidiana y divertida, y lleva camino incluso de constituirse en moda. La cuesti¨®n de la identidad atl¨¢ntica emerge peri¨®dicamente en la tradici¨®n cultural gallega, mereciendo incluso sesudas teorizaciones. Lo que no se pod¨ªan imaginar Florentino Cuevillas, ni Villar Ponte, ni Vicente Risco, aun en sus momentos m¨¢s atrevidos y exot¨¦ricos, era que sus propuestas atl¨¢nticas iban a ser defendidas con ardor en un escenario rockero. Eso es lo que hace Radio Oc¨¦ano, uno de los grupos m¨¢s b¨¢rbaros y singulares de la modernidad musical.
En su ¨²ltima y sonada actuaci¨®n, en la localidad mar¨ªtima de Sada (La Coru?a), Radio Oc¨¦ano se present¨® en el escenario con una ense?a atl¨¢ntica: olas negras sobre lino brit¨¢nico. Su cantante Johnny Rotring ostentaba en el antebrazo un tatuaje con olas. Tras la figura impetuosa y desgarrada, m¨¢s all¨¢ del punk, del l¨ªder Rotring se esconde la personalidad t¨ªmida y retra¨ªda de un joven intelectual monfortino de ra¨ªces monta?esas, Xos¨¦ Manuel Pereiro, que se enternece con el lamento de una gaita y ama el aguardiente de hierbas.
"Reivindicamos", dice Rotring, "la lluvia y la bruma, la melancol¨ªa y la tristeza como fuentes de inspi raci¨®n". Rotring anuncia la edici¨®n de un disco con discursos de Cuevillas proclamando las excelencias del clima h¨²medo para la fecundaci¨®n espiritual. Tanto los impulsores de La Naval como de Radio Oc¨¦ano declaran cierta admiraci¨®n por los esp¨ªas, los piratas y los contrabandistas. "A m¨ª me gustar¨ªa ser ingl¨¦s", se?ala Rotring, "para luego pasarme a los sovi¨¦ticos, como todos los ingleses inteligentes".
'Saudade' y pante¨ªsmo
Aparte de referencias cercanas a la leyenda y a la mitolog¨ªa, como las que se remiten a las comunicaciones entre los cuatro finisterres -el gallego, el bret¨®n, el brit¨¢nico y el irland¨¦s-, existe una l¨ªnea de continuidad en la reivindicaci¨®n del atlantismo como rasgo de, identidad que tamiza la cultura gallega con vocaci¨®n universalista frente a la tendencia enxebrista y autof¨¢gica. El atlantismo, por ambiguo e intemporal, es adem¨¢s un concepto menos equ¨ªvoco que el de celtismo.
La expresi¨®n de esta corriente de mayor impacto en los ¨²ltimos a?os fue precisamente la muestra Atl¨¢ntica, inaugurada en Baiona (Pontevedra) en 1980 por impulso de Rom¨¢n Pereiro. Esta iniciativa fue el epicentro de la renovaci¨®n pl¨¢stica en la Galicia de los ochenta. Expresi¨®n atl¨¢ntica es el t¨ªtulo de un libro presentado d¨ªas atr¨¢s del cr¨ªtico Xos¨¦ Ant¨®n Castro -responsable de la secci¨®n de artes pl¨¢sticas en la primavera cultural de la anterior Direcci¨®n General de Cultura de la Xunta- y que lleva un pr¨®logo de Achille Bonito Oliva en el que habla de "cultura atl¨¢ntica". Las constantes de este movimiento ser¨ªan, seg¨²n Castro, "que ama la tradici¨®n, el pasado sin nostalgia, que apela a nuestros momentos m¨¢s decisivos de la historia art¨ªstica, que se viste de un expresionismo vivencial y de un primitivismo constante, hijos de una Galicia h¨²meda, saudosa, pante¨ªsta, rom¨¢ntica, de paisajes recortados en la eterna lucha entre el mar y la tierra, pre?ada de imaginaci¨®n, literatura, individualismo, de otras luces y de otros colores. Una atm¨®sfera que hace que los creadores gallegos se impregnen de una vitalidad y de una demiurgia peculiar".
El atlantismo impregna tambi¨¦n la nueva po¨¦tica. Y est¨¢ en la calle. En ¨®rganos como La Naval, en grupos musicales, en espacios de creaci¨®n y encuentro, en una versi¨®n divertida, transgresora e imaginativa. Como un oleaje juvenil.
La m¨²sica del fin del mundo
La reserva noroccidental genera su propia alternativa musical, el rock atl¨¢ntico o, si prefieren, una especie de alter punk. Los organizadores del ¨²ltimo evento, de Radiocadena Espa?ola, no sal¨ªan de su asombro. Todos los grupos que acudieron a la convocatoria para optar a una plaza para participar en el remozado Festival de Benidorm eran fuerzas m¨¢s o menos atroces. Ni un cantautor despistado. Ni un guaperas. Ni un ligero. Ni un f¨®lcl¨®rico.Se presentaron 21 grupos por aquello de que cualquier ocasi¨®n es buena para darse una vuelta fuera del s¨®tano urbano o agropecuario. Para la final, en Sada (La Coru?a), fueron seleccionados Aerol¨ªneas Federales, Semen Up, Radio Oc¨¦ano, Viuda G¨®mez e Hijos, Los Culpables, Ferrari, Terminal Norte y Agente Naranja.
Lo de menos era Benidorm. En medio de las iras populares, el jurado, por un voto de diferencia, decidi¨® dar la plaza a Aerol¨ªneas Federales porque parec¨ªan lo menos b¨¢rbaro para un festival. Pero la bandera con olas de Radio Oc¨¦ano onde¨® victoriosa. El acontecimiento revalid¨® la apuesta de la tribu emergente y perif¨¦rica por la onda atl¨¢ntica.
M¨¢s marginados que marginales, grupos como Siniestro Total, Os Resentidos y Radio Oc¨¦ano -aparte de los reconvertidos Golpes Bajos- convocan hoy a miles de j¨®venes en Galicia. Son la avanzadilla musical en las l¨ªneas fronterizas del viejo mundo.
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