Violencia y contestaci¨®n sin precedentes durante la visita del Papa a Utrecht
Una manifestaci¨®n alternativa contra la visita del papa Juan Pablo II a Holanda termin¨® ayer en la ciudad de Utrecht con escenas de violencia nunca vistas durante un viaje pontificio. Por otro lado, a pocos metros de distancia, el Papa tuvo que escuchar cr¨ªticas contra sus posturas en diversos materias, como el control de natalidad, la teolog¨ªa de la liberaci¨®n o el celibato de los sacerdotes, lanzadas por representantes de grupos a quienes recibi¨® el Pont¨ªfice polaco
, Probablemente nunca Juan Pablo II hab¨ªa escuchado -y de boca nada menos que de sor Teresini Metternich, presidenta de la Asociaci¨®n de Religiosos de los Pa¨ªses Bajos- que su lugar "est¨¢ al lado de las v¨ªctimas del orden y de la violencia".La manifestaci¨®n alternativa congreg¨® entre 2.000 y 4.000 j¨®venes -y no tan j¨®venes- en el centro de Utrecht, ciudad que visit¨® el Papa ayer. Una pancarta con la inscripci¨®n "Ecce Horno (sexual)" se ve¨ªa acompa?ada de otra que indicaba que "tambi¨¦n los homosexuales tienen padres y madres" Feministas, punkies, ¨¢cratas y tamborileros con una "percusi¨®n contra el Papa", disfraces -un joven vestido de obispo que encend¨ªa un porro a la vez que fing¨ªa bendecir-, lesbianas que se besaban y figurantes de papas y papisas, fueron las notas de la manifestaci¨®n.
Fue al final del recorrido y de la hora legal de esta marcha autorizada cuando la polic¨ªa pidi¨® que se disolviera. Algunos manifestantes tiraron piedras. Unos 80 polic¨ªas cargaron con fuerza contra la cabeza de la manifestaci¨®n y hubo varios heridos. La batalla callejera dur¨® unos 40 minutos y se produjeron varias detenciones. Seg¨²n los observadores, no se recuerda un espect¨¢culo as¨ª en los 26 viajes de Carol Wojtyla. Para hoy -fecha en que se cumplen cuatro a?os del atentado contra Juan Pablo II-, la organizaci¨®n Pax Cristiana ha convocado una manifestaci¨®n en La Haya con ocasi¨®n de la visita del Papa al Tribunal Internacional de Justicia.Ayer en Utrecht hab¨ªa algo m¨¢s de gente, pero no mucha, para recibir al Papa, a veces con silbidos, con gritos de "Papa, go home". Por el camino, una botella, dos latas y dos huevos fueron lanzados desde la muchedumbre contrapapam¨®vil, aunque sin alcanzarlo.
En Holanda, el Papa no consigue movilizar a las masas. Algunos obispos se quejan de las excesivas medidas de seguridad, que, seg¨²n ellos, han alejado a la gente.
En un comunicado, la Federaci¨®n de Sindicatos. Holandeses, que cuenta con 900.000 afiliados y que es fruto de una fusi¨®n entre organizaciones cat¨®licas y socialistas, critic¨® el mensaje social y de paz del Papa, "que no concuerda a menudo con la realidad social de los pa¨ªses del Tercer Mundo".Considera este sindicato que mientras el Papa critica el marxismo no cuestiona "los efectos inhumanos del capitalismo y de la ideolog¨ªa de la seguridad nacional". La federaci¨®n critic¨® adem¨¢s la condena papal a la teolog¨ªa de la liberaci¨®n y al recurso a la violencia en los pa¨ªses sometidos a dictaduras.
Los sindicalistas deploraron el apoyo abierto de Juan Pablo II a la oposici¨®n llevada a cabo en Nicaragua contra el r¨¦gimen sandinista, y criticaron al Papa por su prohibici¨®n de los anticonceptivos y del aborto.
Algunas de las cr¨ªticas fueron expresadas de viva voz durante el encuentro que mantuvo Juan Pablo II. A pesar de que ¨¦ste no ha querido recibir a los cat¨®licos progresistas oficiales de Holanda, algunos de los cat¨®licos a los que escuch¨® no se mordieron la lengua. As¨ª, Hedwig Basser, presidenta del Consejo de Obras Misionales de Groningen, record¨®, en unas palabras no previstas, a la "antigua comunidad cristiana en la que a hombres y mujeres, casados y no casados, se ve¨ªan atribuidas tareas, incluso de direcci¨®n".
Por su parte, los misioneros cat¨®licos holandeses insistieron ante el Papa en el ecumenismo de sus misiones e hicieron hincapi¨¦ en las comunidades de base y en la adaptaci¨®n de su actuaci¨®n a las realidades culturales, sociales y econ¨®micas de cada, pa¨ªs.
La respuesta pontificia fue que "la misi¨®n evangelizadora de la Iglesia no podr¨ªa reducirse a la sola acci¨®n de ayuda socioecon¨®mica o confundirse con ella". Y en cuanto a las comunidades de base, Juan Pablo II dijo al recibir a un grupo de trabajadores parroquiales: "Un peligro amenaza a estas nuevas comunidades, a saber: que se consideren como el ¨²nico modo de ser de la Iglesia".
Juan Pablo II continu¨® insistiendo en la unidad de la Iglesia y en el valor de la familia, y de nuevo habl¨® de la "cultura de la vida en una condena del aborto.
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