El santo agrario y el escozor franc¨¦s
El que no se divierta esta semana en Madrid es porque no quiere, y el que no se entere de una vez por todas (y as¨ª dejan de pregunt¨¢rmelo en las entrevistas) qu¨¦ significa esa palabra tan gastada como es la movida es tambi¨¦n porque no quiere, porque estos d¨ªas Madrid, gracias a nuestro delicioso alcalde, ofrece un muestrario de lo mejor y lo peor de aqu¨ª, para que el p¨²blico disfrute y se cultive, se emborrache y tenga tema para criticar en las semanas siguientes.Madrid se ha convertido, sin propon¨¦rselo, en la gran competidora de Cannes. Medio mundo se muerde los mu?ones de nerviosismo tratando de decidir si va al festival de Cannes o a las fiestas de San Isidro. Si eres moderno, no hay la menor duda: procede venir a Madrid. Si eres una starlett provinciana, procede acercarse a la Croissette para ense?ar las tetas, porque si las ense?as en el paseo de Camoens te quedas sin ellas. Y si simplemente tienes una sed inagotable de experiencias, te ves obligado a escoger entre Mishima o Camar¨®n, Godard o Radio Futura, Dusan Makavejev o Siniestro Total, criticar el maquillaje de Carolina de M¨®naco o el de Alaska. Y, claro, una persona sensible y con buenas dosis de humor (por ejemplo, yo) escoge a Camar¨®n, por intenso, dram¨¢tico y peligroso; a Radio Futura, por herm¨¦ticos y sugerentes; a Siniestro, por ordinarios y simp¨¢ticos, y a Alaska, por buena esteticista y por haberse ganado el trono a base de intuici¨®n y constancia sin necesidad de tener sangre azul. Adem¨¢s la ventaja de Alaska sobre Carolina es que Olvido tiene a Carlos Berlanga para que le componga hits infalibles, y la monegasca no tiene a nadie, la pobre.
Toda la Prensa espa?ola est¨¢. indignada y circunspecta: no entienden la repulsa del festival de Cannes a la cinematograf¨ªa espa?ola. Ni una sola pel¨ªcula nuestra en la selecci¨®n oficial, ni siquiera La vaquilla, y eso que trabaja Willi Montesinos, que all¨ª es conocid¨ªsimo. La raz¨®n del escozor franc¨¦s es bien obvia: no nos perdonan la brillantez de nuestras fiestas, no soportan que la curiosidad mundial se fije en nosotros y pase de ellos. O sea, que nos odian. Y s¨®lo les queda el recurso de la venganza. ?sta y no otra es la causa de que no haya pel¨ªcula espa?ola en la competici¨®n. Por si fuera poco, los madrile?os tenemos a un alcalde que recibe al Papa habl¨¢ndole en lat¨ªn , y el alcalde de Cannes s¨®lo habla franc¨¦s e ingl¨¦s. Y claro, no hay color.
El programa del santo agrario supone un verdadero jaque mate al muermo. La oferta es lujosa y ecl¨¦ctica: atiende a todas las mentalidades y gustos. Los modernos e inquietos podr¨¢n comprobar que Roc¨ªo Jurado en escena es una mezcla de Tina Turner, Jagger y Bowie. Las amas de casa podr¨¢n disfrutar con Alaska y enamorarse en secreto de la mirada huidiza de Carlos Berlanga. Los trascendentes bucear¨¢n en las profundidades de Objetivo Birmania y Grupo Sportivo. Los terriblemente superficiales se acercar¨¢n al runr¨²n de Llu¨ªs Llach. Los que s¨®lo quieren emborracharse y vomitar sobre sus amigas podr¨¢n hacerlo con el fondo de Joaqu¨ªn Sabina, Mecano u Oskorri. Los fachas ir¨¢n a ver a Peor Imposible, y los yonquis, a Perales. Los matrimonios carcas, esos que no los mueve ni un terremoto del sill¨®n frente al televisor, correr¨¢n como posesos para no perderse a Smiths. Todo esto y mucho m¨¢s ofrece Madrid. Porque las alternativas de estas fiestas son tan variadas como las gentes que aqu¨ª vivimos. Y es que, aunque les escueza a los franceses, no tenemos culpa de ser tan divinos, ?verdad?
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