Bonaparte, en Egipto

O. M., La jornada de ayer culmin¨® con la presentaci¨®n de Adieu Bonaparte, coproducci¨®n entre Francia y Egipto dirigida por Yousseff Chahine y con un reparto encabezado por Michel Piccoli, Mehsen Mohieddine y Patrice Chereau. Se trata de un fresco hist¨®rico, de tono entre ¨¦pico y rosselliniano, en el que se dan la mano las peque?as peripecias individuales de una familia de Alejandr¨ªa, un tanto afrancesada, y los grandes datos hist¨®ricos, como puede: ser la campa?a de Bonaparte en Egipto, sus frases c¨¦lebres o la virulencia de las insurrecciones egipcias.

Chahine nunca pierde el sentido del humor, procura relativizar la importancia de la exactitud de ciertos datos -por ejemplo, las frases de Napole¨®n son inventadas por otro, sus discursos improvisados fruto de varias horas de ensayo, etc¨¦tera- y detesta tanto el fanatismo como la falsa comprensi¨®n, tanto a los que matan en nombre de Egipto y de Al¨¢ como a los que se disfrazan de musulmanes para ganarse el coraz¨®n de un pa¨ªs al que han sometido por la fuerza de las armas.

Adieu Bonaparte es un film un tanto desballestado, que avanza a trompicones, que no siempre escapa del t¨®pico occidental o del oriental -la lucha y convivencia de dos civilizaciones, su imposibilidad, es uno de los grandes temas de la pel¨ªcula-, que carece de ritmo, pero al que no le falta inter¨¦s, fuerza y emoci¨®n.