La exposici¨®n 'Los inmateriales' muestra en Par¨ªs la decrepitud de la modernidad
La exposici¨®n Los inmateriales, que ha organizado el fil¨®sofo Jean Fran?ois Lyotard en el Centro Georges Pompidou, de Par¨ªs, y que permanecer¨¢ abierta hasta el pr¨®ximo 15 de julio, presenta la decrepitud que vive el concepto de modernidad y adelanta la instalaci¨®n de una nueva era en la que el avance tecnol¨®gico condiciona distintas formas de expresi¨®n y de relaci¨®n. La pol¨¦mica creada en torno a la muestra ha sido equivalente al inter¨¦s que la misma ha despertado.
"El paradigma de la modernidad se est¨¢ deshaciendo", seg¨²n parece; estamos, por tanto, asistiendo al final de una ¨¦poca (la moderna) y al alba de otra nueva (la posmoderna), lo que sin duda -como bien percibe el lector en su vida cotidiana y afirman los comisarios de la exposici¨®n, Thierry Chaput y el fil¨®sofo Jean-Fran?ois Lyotard- modifica y modificar¨¢ m¨¢s todav¨ªa nuestra forma de sentir, conocer, amar, concebir y, por su puesto, nuestro sistema de relaci¨®n.
Los valores de la modernidad se disgregan, pues, antes de que el tan tra¨ªdo y llevado progreso haya conseguido acabar con el sistema de explotaci¨®n del hombre por el hombre (en algunos casos incluso se ha desviado en sentido contrario al previsto en el Siglo de las Luces). El sue?o se desvanece y conviene ser realistas. La tecnolog¨ªa invade cada vez con m¨¢s fuerza el terreno de lo cotidiano; se producen cambios incluso en la percepci¨®n del tiempo y el espacio impensables hace tan s¨®lo 40 a?os. Resulta dif¨ªcil -dada la rapidez del cambio- calibrar la dimensi¨®n inmediata y futura de todas estas transformaciones, medir sus efectos.
La exposici¨®n que ha montado el Centro de Creaci¨®n Industrial, del Centro Georges Pompidou, bajo el nombre de Los inmateriales (aunque haya requerido montones de materiales y materias, empezando por la gris) trata de abarcar esta problem¨¢tica, sin por ello dar respuestas a todos los interrogantes que cada cual puede plantearse frente a esta nueva situaci¨®n.
Del cuerpo al lenguaje
Se trata de presentar, reunidos en un solo espacio ordenado seg¨²n una progresi¨®n general "que va del cuerpo al lenguaje" -un recorrido que el espectador puede modificar a voluntad-, muchos de los elementos de esta reflexi¨®n no con el fin de ense?ar, tranquilizar o agobiar, sino de despertar "una sensibilidad que existe ya en cada uno de nosotros", una "curiosidad inquieta" por este proceso de transformaci¨®n en el que voluntaria o involuntariamente nos encontramos sumergidos.La exposici¨®n no explica -no se trata de hacer pedagog¨ªa-, simplemente muestra, instala al espectador en la dramaturgia de la ¨¦poca, haci¨¦ndole sentir "lo extra?o en lo familiar".
Y como en la mente de sus organizadores es una muestra proyectada hacia el futuro, han intentado crear una f¨®rmula diferente de exposici¨®n, introduciendo la dimensi¨®n tiempo, primando la comunicaci¨®n sonora sobre la visual.
Por ello, cada visitante dispondr¨¢ de unos auriculares, mediante los cuales podr¨¢ escuchar m¨²sicas y sonidos elegidos por su valor "emocional y asociativo", y una serie de textos que connotan con el tema -aunque en ning¨²n caso sean explicativos, pero s¨ª siempre muy serios (excepci¨®n quiz¨¢ del de Andy Warhol, que nos dice que si pinta como pinta es porque quiere ser una m¨¢quina).
Tras el sonido del flujo sangu¨ªneo circulando por el cuerpo, que comienza inmediatamente despu¨¦s de que el espectador se aleja del bajorrelieve egipcio de la 30? dinast¨ªa: una diosa ofrece el signo de la vida al ¨²ltimo fara¨®n -con el que se inicia la muestra-, un texto de Beckett se?alar¨¢ la entrada en la zona 3 (la exposici¨®n est¨¢ dividida en sites y zonas), la del teatro del no-cuerpo, ilustrada con los dioramas de Jean Claude Fall. M¨¢s tarde, el gu¨ªa ser¨¢ Proust u Octavio Paz, Zola, Mallarm¨¦, Micheaux o Borges, como era de esperar, en Laberinto del lenguaje, "texto evanescente" y "texto desmaterializado", zona en que el espectador puede -manipulando la serie de microordenadores instalados en la misma- divertirse realizando todas las combinaciones posibles de frases previamente formadas y almacenadas en la memoria, recrear con los restos de una novela destruida una nueva versi¨®n de la misma o, entre otras cosas, acceder a los comentarios previos a una experiencia de escritura colectiva, v¨ªa ordenador, realizada por intelectuales, poetas y escritores.
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