Los tres platos de la balanza italiana
Democristianos, comunistas y socialistas se enfrentan a los resultados de las elecciones regionales
Las elecciones municipales y regionales italianas, que se celebraron los pasados 12 y 13 de mayo, proporcionaron m¨¢s de una sorpresa. Se produjo, por ejemplo, un afianzamiento del partido socialista de Bettino Craxi, a pesar de las previsiones en contra. Tampoco el partido democristiano continu¨® en su l¨ªnea descendente y consigui¨®, cuando menos, recuperar alguno de los votos perdidos en otras elecciones. Finalmente, el partido comunista no s¨®lo no fue capaz de derrocar del primer puesto a su enemigo hist¨®rico, sino que experiment¨® sensibles p¨¦rdidas.
JUAN ARIAS, Los resultados de las recientes elecciones regionales van a forzar a nuevas estrategias a todos los partidos pol¨ªticos italianos, seg¨²n reconocen analistas y dirigentes pol¨ªticos. Las sorpresas han sido muchas y han afectado a todo el arco parlamentario.
As¨ª, por ejemplo, se esperaba o se tem¨ªa que la Democracia Cristiana, tras la ¨²ltima derrota del a?o pasado, cuando hab¨ªa llegado a su m¨ªnimo hist¨®rico, continuase su ca¨ªda irremediablemente. Se hab¨ªa alarmado hasta el Vaticano. Pero el partido de los cat¨®licos, con su nuevo l¨ªder, Ciriaco de Mita, ha levantado la cresta y ha ganado en toda l¨ªnea: no solo ha logrado que no le superara el Partido Comunista, sino que, habiendo ¨¦ste disminuido, se ha quedado a cinco puntos de distancia del temido lobo rojo. Mientras que los socialistas, sus grandes adversarios, que tienen el deseo secreto de ocupar un d¨ªa en este pa¨ªs el puesto central de la pol¨ªtica ocupado por los democristianos durante 40 a?os, en realidad han dado s¨®lo un peque?o salto.
Pero tampoco se ha producido el fracaso de Craxi y de los socialistas, temido hasta por ellos mismos a causa de la mala prensa que en los ¨²ltimos tiempos hab¨ªa tenido el decisionista Craxi, hombre de empuje y capaz, pero de mal car¨¢cter, acusado de autoritario. El vicesecretario ¨²nico del partido, Claudio Martelli, ya hab¨ªa anunciado que en caso de derrota socialista se tendr¨ªa que realizar una revisi¨®n a fondo de la l¨ªnea del partido. Pero no hubo derrota, y el partido del clavel, que va ganando puestos en el consenso electoral en cada una de las ¨²ltimas elecciones, se siente hoy m¨¢s fuerte y puede seguir contando con la presidencia del Gobierno.
B¨²squeda de pactos
Ahora los escenarios posibles son los siguientes: la Democracia Cristiana pedir¨¢ una presencia mayor en las grandes ciudades, y pedir¨¢ a los socialistas, como precio para que pueda seguir Craxi a cargo del Ejecutivo, que se salgan del mayor n¨²mero posible de gobiernos locales que ahora comparten con los comunistas para formar gobiernos con los democristianos. Y la Democracia Cristiana, que se ha dado cuenta de la gran ayuda que le han dado los movimientos cat¨®licos j¨®venes -hasta el punto de que ha ganado en el Norte, donde ¨¦stos est¨¢n m¨¢s presentes, y ha perdido en el Sur, donde escasean-, volver¨¢ a su tradici¨®n de partido popular cristiano, abandonando la tentaci¨®n de convertirse, como hab¨ªa empezado a hacer, en partido tecnocr¨¢tico.
Y esto gusta a los comunistas, que no pierden la esperanza de acabar un d¨ªa poni¨¦ndose de acuerdo con una Democracia Cristiana renovada y purificada, sobre todo en su aspecto de moralidad p¨²blica. Porque lo que m¨¢s temen los comunistas es un avance socialista, ya que saben que el sue?o de Craxi es el de crear en este pa¨ªs un polo laico formado por ellos como eje y con la ayuda de republicanos, socialdem¨®cratas, liberales y posiblemente con los radicales y los verdes.
De hecho, la mayor espina socialista en estas elecciones es que se haya reforzado la Democracia Cristiana, aunque ha obtenido el regalo, al contrario, del descenso comunista. El partido socialista sabe que necesita roer votos, por una parte, a la Democracia Cristiana, y por otra, al PCI, como ha hecho en esta ocasi¨®n.
Estas elecciones obligar¨¢n al PCI, a su vez, a una revisi¨®n profunda. Hu¨¦rfanos de la figura paterna de Berlinguer, se han revelado con mayor fuerza las dos l¨ªneas del partido: la filosocialista o reformista, que desea la colaboraci¨®n con el partido socialista, y la filoberlingueriana o cat¨®lica, m¨¢s dura y obrerista, que prefiere un acuerdo con las fuerzas religiosas democr¨¢ticas y progresistas del pa¨ªs. Por eso Craxi teme tanto en este momento la agresividad cat¨®lica desempolvada por la DC y sus j¨®venes activistas de Comuni¨®n y Liberaci¨®n, Movimiento Popular, Opus Dei, etc¨¦tera, cuyos candidatos han obtenido en las grandes ciudades un ¨¦xito redondo.
El partido comunista ha sido acusado de radicalismo y de falta de un programa claro, de haber envejecido y de no saber hacia d¨®nde va y con qui¨¦nes desea preparar una alternativa democr¨¢tica progresista. El l¨ªder democristiano, De Mita, insiste en su idea de que es necesario pactar una f¨®rmula de gobierno fija, alternativa
Los tres platos de la balanza italiana
al partido comunista, formada por la DC, los socialistas y los demas partidos laicos.Ahora, las presidenciales
De Mita pide una homogeneidad a nivel nacional y local. Y la pone como condici¨®n a sus compa?eros de viaje del actual Gobierno. ?Qu¨¦ har¨¢n los socialistas?, ?qu¨¦ pedir¨¢n a cambio de un pacto que los podr¨ªa quemar frente a la izquierda? La primera prueba importante ser¨¢ el 24 de junio: el nombramiento del presidente de la Rep¨²blica o la reelecci¨®n de Sandro Pertini. Porque el nuevo presidente, aunque sin grandes poderes constitucionales, podr¨ªa ser un ¨¢rbitro important¨ªsimo para la lucha pol¨ªtica que se acerca en estos a?os, en los que de un modo u otro tendr¨¢ que resolverse la inc¨®gnita comunista, ya que, aun despu¨¦s de estas elecciones y de la derrota del PCI, lo cierto es que casi de cada tres italianos uno ha seguido votando comunista aun sabiendo que, por el momento, es un voto bloqueado porque sigue en pie el prejuicio de que los comunistas no pueden gobernar a escala nacional. Y es este veto lo que hace que en realidad la democracia siga bloqueada a nivel pol¨ªtico en este pa¨ªs, como ha reconocido el mismo l¨ªder democristiano, Ciriaco de Mita, que sugiere la posibilidad de que, una vez entrado en juego el partido comunista, puedan crearse dos posibilidades de gobierno, con dos concepciones diversas de la sociedad capaces de confrontarse libre y democr¨¢ticamente ante las urnas Y ¨¦l se presenta por ahora como el eje del primer bloque: el reformista. Y pide a los socialistas y a los otros partidos laicos que decidan si seguirlo o irse con el otro bloque hegemonizado por el PCI.
Sobre esta hip¨®tesis girar¨¢ la pol¨ªtica italiana pr¨®ximamente. La idea socialista, por el contrario, es la de que se formen tres bloques en el futuro: el democristiano, el comunista y el social-liberal, que deber¨ªa girar alrededor del partido socialista. Por eso su esperanza es la de llegar a capitalizar un 20% de los votos, como ha conseguido ya esta vez, pero s¨®lo en algunas ciudades, como Mil¨¢n y Bari.
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