Otras razones para ir a la plaza
El p¨²blico est¨¢ acostumbrado a ver toros los domingos, festivos y durante ferias, pero hay otras razones para ir a la plaza. Tal vez el mayor motivo para celebrar corridas extraordinarias ha sido el patriotismo: algunas veces para festejar un triunfo b¨¦lico o un acontecimiento de la familia real, en otras ocasiones para recaudar fondos o levantar ¨¢nimos en tiempos de apuro nacional, Madrid ha sido escenario de importantes manifestaciones patri¨®tico-taurinas.El 28 de noviembre de 1897, por ejemplo. En aquellos tiempos era costumbre enfrentar a reses bravas con tigres, leones y hasta elefantes, y en dicha ocasi¨®n el toro Regatero mat¨® de unos certeros lanzazos a C¨¦sar, un tigre real de Bengala. "La victoria del toro fue acogida con una gran ovaci¨®n y vivas a Espa?a", se escribi¨®, "y la m¨²sica toc¨® la marcha de C¨¢diz, que el p¨²blico core¨® y cant¨® luego a la salida, ciego, como el toro, ante los enga?os que a los acordes vibrantes de ese himno hab¨ªan de llevarle pocos meses despu¨¦s al gran desastre colonial y nacional".
Efectivamente: muchos de los festejos durante los pr¨®ximos a?os ser¨ªan para recaudar fondos y paliar el infortunio de la p¨¦rdida de las colonias. En la gran corrida patri¨®tica del 12 de mayo de 1898 10 diestros mataron otras tantas reses regaladas por sus criadores. "Todo el p¨²blico llevaba en las solapas lazos con los colores nacionales, que tambi¨¦n eran los que predominaban en los adornos de las mujeres", se narr¨® de aquella gloriosa ocasi¨®n. "Durante toda la tarde no cesaron de sonar los himnos Patri¨®ticos ( ... ) y los entusiastas vivas a Espa?a provocados por los inflamados brindis de los espadas, algu nos de ellos verdaderamente feroces".
El a?o siguiente, en d¨ªa tan se?a lado para los madrile?os como el Dos de Mayo, iba a confirmar la al ternativa... ?un franc¨¦s! Y adem¨¢s Felix Robert, que as¨ª se llamaba el matador, luc¨ªa un poblado bigote desafiando la tradici¨®n de siglos.
Esto hab¨ªa levantado una viva pol¨¦mica, s¨®lo resuelta tras una reuni¨®n a ¨²ltima hora de augustos cr¨ªticos taurinos, quienes aconsejaron a monsieur Robert que se afeitara As¨ª lo hizo, y se evit¨® un desagra dable incidente internacional.
Durante siglos tambi¨¦n la Mo narqu¨ªa fue fiel promotora de las corridas, de modo que la primera corrida de 1878 en Madrid fue para festejarla boda de Alfonso XII con su prima, la infanta Mercedes de Orleans. Se puso el cartel de no hay billetes tanto para ver a los afamados matadores como a los ministros, embajadores, nobles, artistas y, por supuesto, a los felices novios. Mas corta fue la dicha de los reci¨¦n casados: a los pocos meses la Reina falleci¨®. El Rey no se inmut¨®; al a?o siguiente dos corridas solemnizaron su nueva boda.
En 1901 Alfonso XIII iniciaba una larga vida de aficionado al asistir en Madrid a su primera corrida, la de la Beneficencia. Al joven no se le hab¨ªa llevado antes a los toros por "temor a que la vista de la sangre y la rudeza del espect¨¢culo pudieran influir en su delicada salud", en palabras de un cronista.
La experiencia debi¨® de gustarle, porque en mayo del a?o siguiente, con motivo de su mayor¨ªa de edad. y jura, se dieron varios festejos de importancia. "El d¨ªa 21" -tal d¨ªa como hoy hace exactamente 83 a?os- "se celebr¨® la corrida regia, que fue solemn¨ªsima", nos cuenta Historia de la Plaza de Toros de Madrid, 1874-1934. "El Gobierno hizo el reparto de las localidades, y el aspecto de la plaza, co¨¢todas las mujeres tocadas con mantillas y los hombres con tantos y tan variados uniformes de gala, era en extremo brillante ( ...) Jam¨¢s se ha visto un espect¨¢culo de tanto colorido".
Durante la guerra civil se celebraron festejos en los dos bandos para recaudar fondos. El 22 de agosto cle 1936 los toreros en Madrid saludaron pu?o en alto, y la muerte de la segunda res fue brindada aDolores Ib¨¢rruri, Pasionaria. La banda de m¨²sica toc¨® La Internacional, y a un novillero le fue arrojada una gorra de la Milicia Obrera.
El 24 de mayo de 1939 se celebr¨® la Corrida de la Victoria, "en honor del Ej¨¦rcito Salvador". A los acordes de la Banda de M¨²sica de la Falange Espa?ola Tradicionalista y de la JONS, tres alguacilillos abrieron plaza, brazos en alto, como luego saludar¨ªan los rhatadores. Al principio de la tarde todos pusieron un especial cuidado para no borrar el yugo y las flechas y la leyenda Arriba Espa?a de un enorme escudo nacional, nuevo modelo, pintado en la arena.
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