Mario Camus y las historias de perdedores
El ganador del Premio Nacional de Cinematograf¨ªa ultima 'La vieja m¨²sica'
Mario Camus (Santander, 1935), casado y padre de siete hijos y 15 pel¨ªculas, acaba de recibir el Premio Nacional de Cinematograria. Galardonado en los m¨¢s importantes cert¨¢menes, sobre todo a partir de sus ¨²ltimas realizaciones (La colmena, Los santos inocentes), Camus finaliza estos d¨ªas el montaje de La vieja m¨²sica, un filme que re¨²ne todos los elementos que este director considera necesarios para montar una buena historia: la relaci¨®n directa en el entorno cotidiano con unos personajes capaces de conmover al espectador. Son historias de perdedores.
Mario Camus recuerda ahora su entrada en el mundo del cine. "Fue por el conducto regular de entonces, despu¨¦s de estudiar cuatro a?os de Derecho, a la espera de cumplir 21 a?os y entrar en la Escuela de Cine, que entonces se llamaba Instituto de Investigaciones y Experiencias Cinematogr¨¢ficas".Ya en la escuela, conoci¨® a Carlos Saura, que era entonces profesor y necesitaba un guionista. "Yo acababa de ganar el tercer premio del Sindicato del Espect¨¢culo -el primero fue para Patino- con una narraci¨®n llamada Fin de fiesta. Junto con Daniel Sueiro, hicimos una historia que se titul¨® Llanto por un bandido.
Tras colaborar con Saura en varios trabajos, y con la carrera reci¨¦n terminada, le llama Iquino desde Barcelona. "Hab¨ªa una situaci¨®n parecida a la actual en el sentido de que Garc¨ªa Escudero, responsable de la pol¨ªtica de cine, quiso que se dieran facilidades a la gente joven, a los que sal¨ªan de la escuela, y los productores nos contrataban con m¨¢s facilidad de lo que se hac¨ªa hasta entonces. En Barcelona hice mis dos primeras pel¨ªculas: Los farsantes, basada en un cuento de Sueiro, y Young S¨¢nchez, sobre un relato de Ignacio Aldecoa".
En aquellos a?os y en torno a la Escuela de Cine surge una generaci¨®n de cineastas que m¨¢s tarde realizar¨ªan el llamado cine de autor. "La situaci¨®n en aquel tiempo era muy peculiar. Ten¨ªamos en com¨²n la afici¨®n al cine y que nos reun¨ªamos en los pasillos de la escuela. Estaban Carlos Saura, Miguel Picazo, Mart¨ªn Patino, Angelino Fons, Manuel Summers, V¨ªctor Erice. Nos arrop¨¢bamos mucho unos a otros. Ahora hay una actitud m¨¢s individualista. Entonces est¨¢bamos siempre juntos. Hab¨ªa una escuela itinerante. Ibamos juntos a todas partes. Rara vez nos separ¨¢bamos. Est¨¢bamos en los mismos sitios: en las mismas manifestaciones y en los mismos entierros. Ten¨ªamos tambi¨¦n en com¨²n el estar marcados por haber vivido la guerra o la posguerra".
?Influ¨ªa la situaci¨®n pol¨ªtica en el cine de esta generaci¨®n? "Yo creo que s¨ª. Eso es normal porque en aquel tiempo la pol¨ªtica, por el hecho de no existir y estar prohibida, era lo m¨¢s apetecible. Ten¨ªamos mucha curiosidad. Nos inform¨¢bamos unos a otros de lo que pasaba fuera. Celebr¨¢bamos la aparici¨®n de Antonioni como un fen¨®meno, aun sin haber visto su obra, y si alguno sal¨ªa fuera y ve¨ªa una pel¨ªcula suya la contaba con todo tipo de detalles. En cierta forma era algo infantil, pero hab¨ªa una clara avaricia por saber y por ponerse al d¨ªa".
Dentro de esa generaci¨®n, Mario Camus opt¨® por las narraciones cotidianas. "Pese a los condicionamientos comunes de todos nosotros, cada uno ten¨ªanlos nuestra personalidad. Mi destino ya en aquel tiempo parec¨ªa estar decantado hacia el cine realista. Era lo que a m¨ª me interesaba m¨¢s. Yo era el escritor del grupo, el guionista, y me gustaba mucho, aunque, ante la posibilidad de dirigir, acept¨¦ porque es la f¨®rmula para hacer un poco lo que t¨² quieres".
Bandazos
"La d¨¦cada de los sesenta la pas¨¦ dando bandazos: hice cosas que me interesaban y otras eran de encargo, de ¨¦sas que o las haces o te quedas fuera. En la d¨¦cada de los setenta estuve mucho en el c¨ªrculo de televisi¨®n, hice adaptaciones teatrales, y siguieron los bandazos y tambi¨¦n segu¨ª aprendiendo, porque en este soberbio oficio, en el que te dedicas a contar la vida, siempre est¨¢s aprendiendo. As¨ª segu¨ª hasta finales de los a?os setenta. Entonces hice Fortunata y Jacinta, una pel¨ªcula de 10 horas -yo en televisi¨®n trabajo como en el cine, la ¨²nica diferencia es el tiempo- A partir de ah¨ª todo me fue bien y se acabaron los bandazos".Terminado el ciclo, Camus film¨® La colmena, trabajo que le satisfac¨ªa plenamente y por el que le empezaron a llegar premios nacionales y extranjeros. "En realidad, esta l¨ªnea estaba ya iniciada con Los d¨ªas del pasado (1976) y Los p¨¢jaros de Baden-Baden (1974). En ellas met¨ª las constantes que tengo: el signo literario, personajes perdedores. Estas pel¨ªculas me abrieron los ojos en el sentido de que funcionaron para el p¨²blico. Eran momentos en que esos ¨¦xitos acompa?aban a filmes de Borau, Saura, Garci. Pero ya en los ochenta, despu¨¦s de La colmena, hice Los desastres de la guerra, para televisi¨®n, y despu¨¦s ya Los santos inocentes".
En su ¨²ltimo trabajo, La vieja m¨²sica, que se encuentra en fase de montaje, Camus vuelve a contar una historia de perdedores: la de un exiliado uruguayo que, despu¨¦s de 12 a?os, vuelve a su pa¨ªs para intentar recuperar el pasado. "Era una vieja idea que ten¨ªa para escribir antes de Los santos inocentes".
?Cu¨¢les son las historias que le sigue interesando filmar ahora a Mario Camus? "Una historia buena debe tener una relaci¨®n muy directa con las cosas que ocurren alrededor de uno, con lo que pasa en el mundo hoy. Debe tener unos buenos personajes a niveles inteligentes, que no sean t¨ªteres, y debe tener una trama que permita conmover al espectador con cosas que ocurren ahora o en un pasado muy inmediato que pertenecen a nuestra historia".
Del cine de autor cree Camus que es el ¨²nico que subsiste, porque lo dem¨¢s se lo ha tragado la televisi¨®n. "Nos movemos dentro del verso libre. Hay que trabajar, posiblemente menos, pero tratar de acercarse a la gente. Ahora ocurre un fen¨®meno muy delicado y maravilloso. Durante muchos a?os la gente ha estado ajena al cine y a todo lo que produc¨ªa culturalmente el pa¨ªs. Ahora la gente se ha volcado hacia lo espa?ol. Esto impone much¨ªsimo respeto. Ya no hay demasiadas disculpas para no dar a la gente lo que espera".
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