Sorpresa en Portugal
EL CONGRESO que acaba de celebrar en Figueira da Foz el Partido Socialdem¨®crata portugu¨¦s (PSD) ha sido en cierto modo el congreso de las sorpresas. Nadie preve¨ªa que An¨ªbal Cavaco Silva fuera elegido presidente del partido; por otra parte, ¨¦ste no dispondr¨¢ de una mayor¨ªa en el nuevo Consejo Nacional, ya que en la elecci¨®n de este organismo ha triunfado la tendencia encabezada por Jo¨¢o Salgueiro. Pero estos aspectos internos no son los m¨¢s importantes. Lo grave es que la designaci¨®n de Cavaco abre de hecho una crisis en el Gobierno de Lisboa cuya soluci¨®n no aparece nada f¨¢cil. Y en una etapa pr¨®xima ya a batallas electorales decisivas, como las presidenciales y municipales, previstas para fin de a?o. La situaci¨®n es de suma complejidad, si bien el desenlace puede aplazarse a causa del viaje del presidente Eanes a China y Yugoslavia y la firma del ingreso en la CEE el 12 del pr¨®ximo junio.El actual Gobierno, encabezado por el socialista Mario Soares, se basa en una coalici¨®n pactada en 1983 entre el PS y el PSD, en principio para la legislatura, o sea, hasta 1987. Pero un factor hoy importante es la naturaleza misma del partido socialdem¨®crata; sus incoherencias dimanan de sus or¨ªgenes, de su historia; se trata de un partido sin ideolog¨ªa propia, creado por el agrupamiento de sensibilidades e intereses muy distintos. El t¨¦rmino mismo de "socialdem¨®crata" no debe enga?ar; no implica una referencia a lo que representan en Europa Brandt o Palme. Ante el radicalismo de la transici¨®n portuguesa, ser "socialdem¨®crata" era una afirmaci¨®n de no ser socialista; era una definici¨®n m¨¢s bien centrista, con querencias derechistas incluso en ciertos de sus sectores. Tuvo a su cabeza a una personalidad de gran valor, Francisco Sa Carneiro, muerto tr¨¢gicamente en accidente de aviaci¨®n; sus dotes de hombre de Estado contribuyeron de modo decisivo a ensanchar la influencia del PSD en sectores muy diversos de la poblaci¨®n. Esto mismo facilit¨®, despu¨¦s de su muerte, un proceso de fraccionamiento en el partido, luchas internas constantes, sin claros perfiles pol¨ªticos o ideol¨®gicos, con inflaci¨®n de personalismos. Entre las sorpresas, y confusiones, del ¨²ltimo congreso se destaca un rasgo evidente: el cansancio por el pacto con Soares, sobre todo porque la pol¨ªtica econ¨®mica de ¨¦ste engendra un descontento muy generalizado. El nuevo l¨ªder del PSD, An¨ªbal Cavaco, fue en su tiempo contrario a dicho pacto. En sus primeras declaraciones anuncia que va a pedir al Partido Socialista medidas econ¨®micas urgentes que no figuran entre lo pactado por los dos partidos, pero que juzga imprescindibles; considera como cuesti¨®n secundaria el tema de su presencia en el Gobierno. Se trata a todas luces de un inicio de distanciamiento con respecto al pacto de 1983, lo que significa una amenaza para el tipo de Gobierno que encabeza hoy Mario Soares.
Pero es probable que para ¨¦ste la principal causa de preocupaci¨®n no sea la referida al Gobierno, sino a la futura elecci¨®n presidencial. Su intenci¨®n de llegar a dicho puesto es un dato conocido de la pol¨ªtica portuguesa. Es probable que ese objetivo haya ido ocupando un peso excesivo en el conjunto de su actividad gubernamental. El pacto con el PSD deb¨ªa permitir, en los planes de Soares, que dicho partido apoyase su candidatura, dando as¨ª a ¨¦sta unas probabilidades de ¨¦xito muy elevadas. Pero el nuevo l¨ªder del PSD se ha pronunciado por la candidatura de Freitas do Amaral, el candidato de la derecha, en las futuras elecciones presidenciales. Una de las mayores sorpresas del cambio ¨²ltimo en el PSD es este apoyo, por parte de un partido coligado a los socialistas, al candidato para presidente del Centro Democr¨¢tico y Social, hoy un partido de derecha con escaso peso electoral. Si este apoyo tomase car¨¢cter oficial, la ruptura del pacto de 1983 ser¨ªa formal, y la continuaci¨®n de un Gobierno de coalici¨®n, muy dificil de imaginar, por no decir imposible.
Esta situaci¨®n podr¨ªa desembocar en una disoluci¨®n de la C¨¢mara y en la convocatoria, por tanto, de elecciones anticipadas al Parlamento, antes que las presidenciales. Pero aqu¨ª interviene otro factor que no se puede desde?ar en el actual escenario portugu¨¦s: el eanismo. A Ramalho Eanes le quedan pocos meses en la presidencia, y no puede presentarse por imperativo constitucional a un nuevo mandato. Pero es de hecho un jefe pol¨ªtico que empezar¨¢ a actuar como tal cuando cese en sus altas funciones; ha propiciado la creaci¨®n de un nuevo partido con el lema de la Renovaci¨®n Democr¨¢tica. En gran parte, la fuerza de esta nueva corriente pol¨ªtica se basa en el cansancio de muchos ciudadanos ante las peque?eces de la actuaci¨®n de los partidos; tiene un fondo populista, potenciado por el papel de los militares en la revoluci¨®n de los claveles. ?Interesar¨¢ a ese partido reci¨¦n nacido tener que afrontar unas elecciones parlamentarias? Ser¨¢, sin duda, una de las consideraciones que Eanes tendr¨¢ en cuenta. En todo caso, medio a?o antes de las elecciones presidenciales se abren nuevos interrogantes sobre la evoluci¨®n pol¨ªtica en el vecino pa¨ªs.
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