El Rey abraz¨® al joven que rescat¨® a seis supervivientes

ENVIADO ESPECIAL

"Eres un hombre". Con esa lac¨®nica frase el rey don Juan Carlos salud¨® a Francisco Javier Beza Gonz¨¢lez, de 18 a?os, despu¨¦s de darle un fuerte abrazo. Fue uno de los instantes m¨¢s emotivos de los vividos ayer durante la visita real, un reconocimiento al valor y a la ejemplaridad. Francisco Javier Beza se encontraba paseando por aguas de la bah¨ªa algecire?a en una patera, peque?a embarcaci¨®n de su propiedad, cuando le sorprendi¨® el instante en que las aguas se vieron violentamente convulsionadas por un inmenso temblor, cuando una columna de humo negro oscurec¨ªa el cielo. Francisco Javier no lo dud¨® un instante y puso rumbo a la cat¨¢strofe.

Jos¨¦ Mu?iz Sampedro, Fernando Gonz¨¢lez, Manuel Poza, el primer oficial, Jaime Garc¨ªa, Constantino Carpintero y un compa?ero m¨¢s se hab¨ªan lanzado al agua huyendo de las llamas en los primeros momentos y, exhaustos, consiguieron llegar a una de las boyas de se?alizaci¨®n marina. "Cuando escuch¨¦ la explosi¨®n me dirig¨ª hacia la refiner¨ªa. Se ve¨ªan varios remolcadores, pero yo me d¨ª cuenta de que en una boya hab¨ªa varias personas. No s¨¦ todav¨ªa c¨®mo pude llegar, pero consegu¨ª echarles un cabo para que saltasen a la barca y me los llev¨¦ de all¨ª. Despu¨¦s los dej¨¦ en la playa".

Estudiante de mec¨¢nica

Francisco Javier Beza Gonz¨¢lez, de semblante t¨ªmido, muy delgado, era abrazado fuertemente por aquellos hombres de la mar a quienes devolvi¨® a la vida, y a¨²n se interesaba con insistencia por su estado. El joven estudia tercero de mec¨¢nica industrial y es hijo de Jos¨¦ Beza. Las circunstancias de la vida hacen que precisamente su padre trabaje en la refiner¨ªa Gibraltar, del complejo siniestrado. Su padre es encargado de uno de los turnos que operan en el muelle de acceso a los pantalanes. El d¨ªa del tr¨¢gico accidente le tocaba entrar a trabajar a las dos de la tarde. Su hija Mar¨ªa Jos¨¦, hermana de Francisco Javier, de quien no se separaba ni un instante, relataba ayer las horas de angustia que pasaron en su casa, porque una vez conocido el accidente no ten¨ªan noticias ni del padre ni de sus hermanos Francisco Javier y Jes¨²s: "Al principio pensamos que les hab¨ªa pasado algo, porque Jes¨²s, que le gusta mucho el deporte, estaba jugando al baloncesto en un pabell¨®n muy cercano a la refiner¨ªa. Mi padre no entraba a trabajar hasta las dos, y como no aparec¨ªa nos inquietamos mucho. Luego, nos enteramos de que cuando tuvo conocimiento del accidente se visti¨® r¨¢pidamente, se puso sus instrumentos de trabajo y se fue corriendo al muelle a echar una mano".Uno de los rescatados por el joven Francisco Javier Beza es Jos¨¦ Mu?iz Sampedro, gallego de 55 a?os, que embarc¨® en este fatal viaje teniendo a su mujer enferma: "Gracias a este chaval podemos contarlo", no cesaba de repetir con voz quebradiza. "Llev¨¢bamos media hora cogidos a la boya flotante y viendo y notando las llamas, pero las lanchas tardaban. Si no viene este chaval nos morimos seguro".

Y luego pidi¨® a las autoridades, a quien compitiese, que le hicieran a Francisco Javier Beza el mejor regalo que hoy en d¨ªa pudiera obtener: "Yo creo que, como m¨ªnimo, deben darle un puesto de trabajo". Semejante agradecimiento expresaba tambi¨¦n Constantino Carpintero, otro de los tripulantes, a quien el accidente le reverdeci¨® una lesi¨®n coronar¨ªa que ya padec¨ªa.