El futuro
Morir sin ninguna clase de estupor en medio del ocio podr¨ªa ser la gran conquista del futuro. Recobrar este privilegio que desapareci¨® al llegar la edad de piedra. En aquel tiempo las higueras eran de todos, hab¨ªa charcas primigenias donde chapoteaban juntos serpientes aladas, primates de enormes enc¨ªas, dinosaurios, mandriles c¨®micos y patos de tres cabezas; tambi¨¦n las sombras estaban repletas de frutas comunes, de sabor agraz, y la nuca del hombre no hab¨ªa sido atenazada a¨²n por el sentido del deber. No exist¨ªa el imperativo categ¨®rico, sino una larga modorra solar confundida con el vapor de la conciencia. El hombre no ten¨ªa m¨¢s que alargar el brazo y de pronto su mano peluda se llenaba con el volumen de un higo, y si no encontraba un higo o cosa similar, estiraba la pata -quiero decir simplemente que mor¨ªa-, pero entonces fallecer era un lance que se realizaba sin estupor y nadie ped¨ªa explicaciones. No- hab¨ªan aparecido todav¨ªa los intelectuales franceses; por tanto, el ocio y la muerte eran hechos puros, naturales, sin preguntas.Media humanidad se halla hoy en el paro, las nuevas m¨¢quinas que ya salen de f¨¢brica con el sentimiento incorporado van a suplantar el trabajo del hombre y aunque el oficio de profeta es bastante miserable uno se atreve a lanzar este pron¨®stico rudimentario. No se necesita llevar t¨²nica para vislumbrar el porvenir. Dentro de poco la existencia del mono superior estar¨¢ dividida en tres partes, si bien este augurio feliz s¨®lo afectar¨¢ a una minor¨ªa selecta. Pr¨®ximamente un grupo esforzado de seres humanos utilizar¨¢ los primeros 25 a?os de su vida prepar¨¢ndose para estar a la altura de los robots, luego pasar¨¢ un par de d¨¦cadas manipul¨¢ndolos y a los 45 a?os ceder¨¢ los mandos a la siguiente generaci¨®n inform¨¢tica, mientras el resto de los mortales, desde el subsidio del paro, que la bondad universal transformar¨¢ en ocio, contemplar¨¢ este relevo con un higo en la mano, con un higo de cualquier clase. La gran conquista llegar¨¢ cuando a las m¨¢quinas se las cebe con el sentido del deber y se deje s¨®lo para los hombres la evidencia de que morir rodeado de una pereza absoluta no tiene ninguna importancia.
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