Las escuchas telef¨®nica

Con relaci¨®n a las escuchas telef¨®nicas debo informarle que desde hace algunos meses, y a ra¨ªz de que un amigo de Pamplona pas¨® unos d¨ªas en casa, tengo la sensaci¨®n de que mi tel¨¦fono est¨¢ siendo escuchado. Esta sensaci¨®n la comparten otras personas, con las que he comentado mis sospechas, respecto a sus tel¨¦fonos, personas que evidentemente tampoco son terroristas ni tenemos nada que guardar, salvo el respeto a la dignidad humana. Como antiguo residente en Suecia (pa¨ªs que publica tanto la correspondencia que dirige el Estado a los particulares como la documentaci¨®n que ¨¦stos env¨ªan al Estado), valoro la libertad y sospecho de cualquier clase de totalitarismo.Las consecuencias de estas supuestas escuchas a miles de personas en uno u otro momento tienen, entre otras consecuencias, un valor comercial negativo; por tel¨¦fono se deber¨¢ hablar s¨®lo lo imprescindible, sea s¨®lo por un sentido de la intimidad y por el disgusto a la violaci¨®n, de ¨¦sta.

Hace unos d¨ªas, un empleado de la C¨ªa. Telef¨®nica me respond¨ªa: "Quiz¨¢ por la visita de Reagan"; hace algunos meses, una amiga me dec¨ªa: "Por 35.000 pesetas, algunas agencias de detectives ofrecen pinchar un tel¨¦fono para obtener pruebas en caso de infidelidad conyugal; otro amigo periodista me indicaba el posible lugar de algunas de estas escuchas, y, por ¨²ltimo, otro amigo (pa¨ªs maravilloso ¨¦ste, en donde los amigos te pueden conseguir incluso, y sobre todo, lo que no se puede comprar en los comercios comunes) me ofrec¨ªa confirmarme si mi tel¨¦fono era controlado y por qui¨¦n.

Naturalmente, todo lo anterior no se puede probar f¨¢cilmente, y quiz¨¢ ni siquiera publicar en su totalidad, pero yo reclamo su atenci¨®n para este asunto que es importante y que afecta a los medios de difusi¨®n especialmente.-