Estados Unidos est¨¢ dispuesto a participar en una conferencia internacional de paz con la OLP
Por primera vez desde 1977, Estados Unidos est¨¢ dispuesto, a considerar la celebraci¨®n de una conferencia internacional sobre Oriente Pr¨®ximo, con participaci¨®n de la Uni¨®n Sovi¨¦tica y la Organizaci¨®n para la Liberaci¨®n de Palestina (OLP), si tal reuni¨®n conduce a negociaciones directas entre los ¨¢rabes e Israel para resolver el conflicto palestino. Reagan hizo esa concesi¨®n al rey Hussein de Jordania despu¨¦s de que ¨¦ste afirmara el mi¨¦rcoles en la Casa Blanca que la OLP accede a celebrar las negociaciones de paz con Israel sobre la base de las resoluciones 242 y 338 del Consejo de Seguridad de la ONU.
Si esto se confirma, significa que Arafat est¨¢ dispuesto a reconocer expl¨ªcitamente el derecho a la existencia de Israel. Las citadas resoluciones de las Naciones Unidas han impedido durante 10 a?os que Estados Unidos acepte dialogar con la OLP, que nunca las ha aceptado expl¨ªcitamente. Un funcionario de la Administraci¨®n calific¨® de "significativo" el anuncio de Hussein, que cuenta con el apoyo formal del Consejo Central de la OLP, pero precis¨® que Estados Unidos necesitar¨¢ una declaraci¨®n "inequ¨ªvoca" de la OLP antes de actuar en consecuencia.El lenguaje empleado por Hussein podr¨ªa abrir el camino al di¨¢logo entre Washington y la OLP, pero no habr¨¢ ning¨²n movimiento en este sentido hasta que Estados Unidos "oiga directamente" de esta organizaci¨®n el compromiso que ha expresado en Washington, y en su nombre, el monarca jordano. En 1975, EE UU e Israel acordaron que Washington no reconocer¨ªa a la OLP ni negociar¨ªa con ella hasta que ¨¦sta admitiera el derecho a la existencia del Estado de Israel y aceptara las resoluciones de la ONU. La 242, de noviembre de 1967, es un compromiso obtenido tras la guerra de los seis d¨ªas, que pide que Israel devuelva los territorios ocupados en la contienda a cambio de un reconocimiento de fronteras seguras. La resoluci¨®n 338 se aprob¨® por el Consejo de Seguridad despu¨¦s de la guerra ¨¢rabe-israel¨ª de 1973, y ped¨ªa negociaciones para poner en pr¨¢ctica la resoluci¨®n 242.
La visita a Washington de Hussein -que ayer busc¨® apoyo en el Congreso, muy proisrael¨ª, para una conferencia de paz internacional sobre el conflicto palestino- mantiene abierto el complejo proceso diplom¨¢tico de Oriente Pr¨®ximo, que parec¨ªa detenido.
Negociaci¨®n para fin de a?o
El presidente Reagan afirm¨®, tras su entrevista con el monarca hachem¨ª, que conf¨ªa en que antes de final de a?o se celebren negociaciones directas entre Israel y una delegaci¨®n jordano-palestina. Para el rey, "¨¦sta es la ¨²ltima oportunidad para la paz". Ser¨ªa un error, sin embargo, echar las campanas al vuelo y pensar que el compromiso de Hussein en nombre de la OLP va a ser suficiente para provocar un avance significativo.
Oriente Pr¨®ximo ocupa un lugar bastante retrasado en la agenda de la pol¨ªtica exterior de la Administraci¨®n de EE UU, m¨¢s preocupada por restablecer el di¨¢logo con la URSS y negociar un control de armamentos en Ginebra y por el problema de Centroam¨¦rica. Esta actitud est¨¢ originada por la frustraci¨®n que ha provocado el fracaso, hasta ahora, de todos los intentos diplom¨¢ticos realizados en la zona por el secretario de Estado, George Shultz, y por la catastr¨®fica retirada de los marines de L¨ªbano.
La posici¨®n norteamericana es que son los propios ¨¢rabes, tras llegar a un acuerdo interno, quienes deben negociar directamente con Israel, sin esperar a que EE UU fuerce a su aliado estrat¨¦gico israel¨ª a negociar las propuestas ¨¢rabes.
Estados Unidos se ha opuesto hasta ahora a cualquier conferencia internacional sobre Oriente Pr¨®ximo, que se convertir¨ªa, en su opini¨®n, "en un ejercicio de teatro pol¨ªtico" que servir¨ªa s¨®lo como foro de propaganda y no de negociaci¨®n. Washington no tiene adem¨¢s ning¨²n inter¨¦s en que la Uni¨®n Sovi¨¦tica vuelva a obtener un papel de actor directo en el ¨¢rea donde actualmente se mueve a trav¨¦s de los pa¨ªses ¨¢rabes m¨¢s radicales.
Fuentes de la Administraci¨®n de EE UU sugirieron ayer, sin embargo, que la posibilidad de una conferencia internacional puede ser considerada seriamente. Reagan no fue tan lejos, y se limit¨® a afirmar: "Todav¨ªa estamos discuti¨¦ndolo y no hemos resuelto a¨²n alguna diferencia que tenemos".
Washington puede ser sensible al argumento de que Jordania, para romper su aislamiento en el mundo ¨¢rabe, necesita negociar bajo el paraguas de una conferencia amplia, en la que participar¨ªan los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad.
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