La muerte volvi¨® a Sabra
El enclave es un mont¨®n de escombros tras sufrir un asedio militar shi¨ª y liban¨¦s de 12 d¨ªas
Sabra es hoy el testimonio del nuevo drama palestino en L¨ªbano. Shi¨ªes del movimiento armado Amal y tropas regulares libanesas, nutridas tambi¨¦n por musulmanes duodecimanos, han asediado durante 12 interminables d¨ªas tres campamentos palestinos. El resultado ha sido 427 muertos y 1.956 heridos. Sabra y Chatila fueron ya .atacadas salvajemente en 1982 por las falanges libanesas, en un acto cuya inducci¨®n se atribuy¨® a Israel. Desde entonces, eran dos s¨ªmbolos del dolor palestino. Hoy, las cicatrices se han vuelto a abrir.-
Sabra es un amontonamiento de escombros por el que deambulan los hombres en armas de la milicia shi¨ª Amal (Esperanza) que, al cabo de 12 d¨ªas de encarnizados combates, han conseguido por fin reconocer totalmente uno de los tres grandes campamentos de refugiados palestinos de los suburbios meridionales de Beirut.- Por si los boquetes de las bombas en las paredes de las casas o sus tejados de chapa, derribados por la onda expansiva de las explosiones, no bastasen para se?alar su victoria, los milicianos de Amal aprovecharon ayer el fr¨¢gil al1to el fuego para dinamitar algunos edificios o demoler, incluso con excavadoras, las muros que a¨²n quedaban en pie.Los 12 d¨ªas de enfrentamientos armados entre unos 1.000 fedayin, combatientes palestinos, y m¨¢s de 3.000 milicianos shi¨ªes respaldados por la Sexta Brigada del Ej¨¦rcito regular liban¨¦s, no han causado tantas v¨ªctimas en los campamentos como las 36 horas de excesos perpetrados en septiembre de 1982 por las Fuerzas Libanesas (milicias cristianas unificadas), que dieron muerte entonces a m¨¢s de 2.000 civiles.
Pero las destrucciones han sido ahora mucho m¨¢s espectaculares. "Es como si nos quisiesen impedir regresar a nuestras casas", afirmaba un palestino provisionalmente hospedado en el piso de unos familiares en el centro de la capital beirut¨ª. "Fue", agregaba, "como si intentasen borrarnos del plano de la ciudad".
Desde que el pasado 20 de mayo una escaramuza se transform¨® en batalla, han muerto 427 personas y 1.956 personas m¨¢s han resultado heridas, seg¨²n cifras policiales dadas a conocer ayer por la ma?ana. Fuentes m¨¦dicas independientes aseguran, sin embargo, que este balance no incluye a la mayor¨ªa de las v¨ªctimas civiles palestinas habidas en el interior de los campamentos y a una parte de los 260 miembros de Amal muertos en combate.
A los que perecieron_en el mismo campo de batalla hay que a?adir todos aquellos prisioneros o heridos rematados en las ambulancias que los evacuaban o en las mismos hospitales donde estaban siendo atendidos. Un m¨¦dico shi¨ª que estudi¨® en Madrid tuvo que impedir acciones de este tipo en un centro hospitalario pegado a Sabra, donde correligionarios suyos pretend¨ªan exterminar a palestinos con la carne desgarrada por la metralla.
Otros fueron menos afortunados al caer en manos de sus adversarios nada m¨¢s bajar de la ambulancia en la misma entrada de urgencias del Hospital Universitario Americano, mientras ocho militantes de Amal eran matados a hachazos en una cl¨ªnica shi¨ª.
En Sabra como en Chatila, los civiles huyeron poco despu¨¦s de estallar la batalla y, a diferencia de las milicias cristianas hace dos a?os y medio, los shi¨ªes no obstaculizaron su escapada hacia lugares m¨¢s seguros como la antigua Embajada norteamericana, volada en un atentado en abril de 1983 y ahora habitada por 150 palestinos cuyas ropas reci¨¦n lavadas ondean en las ventanas sin cristales del edificio de nueve pisos parcialmente desplomados.
Un pu?ado de defensores armados abandon¨® el viernes de madrugada su ¨²ltima posici¨®n dentro de Sabra, la de Dauk, pero tuvo menos suerte que los civiles en su huida desesperada hacia otros campamentos. En el cercano estadio de la ciudad deportiva yac¨ªan a¨²n ayer por la ma?ana los cad¨¢veres de ocho fedafin. Hab¨ªan sido alcanzados por r¨¢fagas de metralletas mientras corr¨ªan, y fuentes palestinas aseguran que unos 40 combatientes perecieron al retirarse del campamento.
Ruinas
"Las ruinas de Dauk son el mejor testimonio del fascismo del movimiento Amal y del Ej¨¦rcito liban¨¦s", declaraba indignado un responsable -que pidi¨® permanecer en el anonimato- del Frente Democr¨¢tico para la Liberaci¨®n de Palestina, un grupo prosovi¨¦tico. `Lo mismo", vaticinaba a continuaci¨®n, "puede suceder en el campamento de Chatila cuando los ¨²ltimos fedayin atrincherados en torno a la mezquita cesen la resistencia".
Aunque en Sabra se o¨ªan ayer por la ma?ana algunos disparos
La muerte volvi¨® a Sabra
aislados procedentes de Chatila, los desconfiados milicianos shi¨ªes que acompa?aban a los periodistas en su breve recorrido por el campamento reci¨¦n conquistado, sosten¨ªan que el alto el fuego proclamado el viernes por Amal tras la ca¨ªda de Dauk era respetado en l¨ªneas generales sobre el terreno, a pesar de que sus posiciones son bombardeadas cada tarde por la artiller¨ªa de la disidencia palestina, apostada en la sierra drusa del ChufLa tregua quedar¨¢ acaso rota cuando Amal decida dar el asalto al ¨²ltimo reducto de los fedayin en Chatila, colocando as¨ª los dos c¨¦lebres campamentos bajo su control, pero es harto dudoso que ataque tambi¨¦n al de Burj el Burajne, el m¨¢s grande de Beirut, porque es el que cuenta con el mayor porcentaje de hombres dispuestos a luchar. "Tomarlo ser¨ªa una carnicer¨ªa", confesaba un jefecillo de Amal.
Alto coste
A pesar de su superioridad num¨¦rica y de su mayor potencia de fuego, el movimiento pol¨ªtico-militar shi¨ª ha tardado casi dos semanas en apoderarse de un campamento cuya conquista, seg¨²n reconoci¨®, le ha costado m¨¢s de 200 v¨ªctimas mortales en sus filas, en su mayor¨ªa j¨®venes milicianos inexpertos que se arriesgaron indebidamente.
Menos numerosos y, peor equipados, pero conocedores del terreno y aguerridos en las luchas callejeras, los fedayin anti y pro Arafat han multiplicado las emboscadas sacando el m¨¢ximo partido de la oscuridad de la noche para sorprender a su adversario e infligirle p¨¦rdidas humanas y materiales muy elevadas.
Las desavenencias b¨¦licas de Amal obligaron primero a la Sexta Brigada de? Ej¨¦rcito regular, predominantemente shi¨ª, a entrar en acci¨®n al lado de sus correligionarios e incitaron incluso despu¨¦s a las unidades militares cristianas a cederles parte de su material b¨¦lico para que supliesen con armamento su inexperiencia.
Visiblemente exhaustos, los milicianos shi¨ªes saboreaban ayer su costosa victoria caminando relajados por las calles desiertas de Sabra y rastreando de cuando en cuando hipot¨¦ticos cobijos de fedayin, al tiempo que taponaban con cemento las salidas de la red de t¨²neles construida bajo el campamento, para evitar as¨ª ser atacados por sorpresa por alg¨²n enemigo all¨ª escondido a¨²n.
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