Casta de torero
La novillada de ayer fue a la antigua, con ganado importante y torerillos valientes, que si sal¨ªan cogidos volv¨ªan a la cara del toro, a por todas. La decadencia de las novilladas se produjo cuando los taurinos profesionales las convirtieron en becerradas, para que no tuvieran sobresaltos las figuritas de cart¨®n. Ayer apareci¨® el novillo como en tiempos sol¨ªa, encastado y fuerte, y los toreros le dieron r¨¦plica con coraje.Para quienes dicen que la ganader¨ªa de bravo atraviesa una crisis de casta, ah¨ª estuvo el desmentido de los novillos de Mart¨ªn Pe?ato, m¨¢s o menos bravos, pero peleones en todos los tercios y algunos con una nobleza excepcional. Mas no era una nobleza pajuna, al gusto de apoderados y sus figuritas de cart¨®n, sino activa y agresiva, como debe ser siempre en el toro de lidia.
Plaza de Las Ventas
3 de junio. 21? corrida de feria.Novillos de Mart¨ªn Pe?ato, bien presentados, con casta. Joselito: Estocada delantera ladeada (silencio); estocada enhebrada y dos descabellos (ovaci¨®n con pitos, y saludos). Pedro Lara: estocada (divisi¨®n cuando saluda); estocada -aviso con retraso- y cuatro descabellos (vuelta). Rafael Camino: estocada corta baj¨ªsima (divisi¨®n cuando saluda); tres pinchazos, otro hondo -aviso- pinchazo, media perpendicular y dos descabellos (ovaci¨®n y salida al tercio).
Ten¨ªa mucho m¨¦rito torear esos novillos, y era una aventura dificil dominarlos. Naturalmente no siempre fue posible. Los novilleros, inexpertos por definici¨®n acent¨²an sus defectos con el toro de casta. Lo importante, sin embargo, es que conozcan la t¨¦cnica fundamental, apunten gusto para interpretarla y en aras de su ejecuci¨®n derrochen valor y ambici¨®n de triunfo.
Los tres, novilleros de ayer demostraron estas cualidades, cada uno en su estilo. El estilo, l¨®gica mente, pon¨ªa puntos de discusi¨®n en el tendido, y el p¨²blico se pronunciaba seg¨²n sus gustos. Rafael Camino asume unos modos muy de los tiempos que corren, forzando de pinturer¨ªa el dibujo de la suertes y poniendo ¨¦nfasis en la ligaz¨®n de los pases de pecho. Pedro Lara lo amanoletaba, y su concepci¨®n del pase era no descomponer nunca la verticalidad, esperar la embestida con la muleta atr¨¢s, reducir a dos los tiempos del muletazo. Joselito acentuaba el clasicismo con un toreo globalizado, m¨¢s lidiador, atento a los detalles aunque intentando que ¨¦stos se enmarcaran en una faena estructurada.
Entre los toreros valientes, la casta torera aflor¨® quiz¨¢ con mayor hondura en Joselito. Obviamente, no pudo con su primer novillo. Ese novillo hab¨ªa sido pro testado por falta de trapio, lo cual era discutible, pues ten¨ªa volumen y fuerza. Del tipo que llaman degollado, le afeaba esa condici¨®n, si bien no desdec¨ªa en absoluto su seriedad. En el ¨²ltimo tercio pudo comprobarse la importancia del novillo, que tom¨® noble el enga?o las pocas veces que Joselito supo encontrarle la distancia, mientras en las otras le achuch¨® con violencia y le peg¨® un volteret¨¢n.
Al cuarto le tore¨® mejor este torero de casta. No siempre cogi¨® el ritmo de la embestida boyante y fuerte, pero construy¨® una faena de categoria en base al toreo en redondo, con buenos pases de pecho, que culmin¨® adorn¨¢ndose por ayudados y cambios de mano. Se encun¨® al matar, y como el estoque qued¨® enhebrado, l¨®gicamente no pudo dar la vuelta al ruedo que hab¨ªa merecido. No import¨®, sin embargo, para que dejara constancia de su apunte de toreo bueno. Que se extendi¨® a otros momentos de la lidia, como en la brega, o en la colocaci¨®n, siempre atento y cercano, a las actuaciones de sus compa?eros. Por eso lleg¨® el primero al quite cuando Rafael Camino sufri¨® en el tercero una cogida impresionante.
Ya hemos dicho de la verticalidad constante de Pedro Lara. Al segundo lo esper¨® en el centro del ruedo, la montera cubri¨¦ndole las zapatillas, y el resultado fue un tremendo batacazo. No le arredr¨® el percance, sino que tore¨® ce?ido, aunque sus escasos recursos t¨¦cnicos le impidieron dominar. Mejor templ¨® y lig¨® la pastue?a embestida del quinto, en el transcurso de una faena excesivamente larga, emotiva seg¨²n pasajes, y de nuevo result¨® cogido de manera espectacular.
Rafael Camino sali¨® nervioso y atropellado a torear al tercero, que ten¨ªa genio y le revolc¨® de mala manera. Estuvo siempre a merced de las furiosas acometidas del novillo, porque no tenia recursos para sortearlas. Hab¨ªa perdido los puntos cardinales de la tauromaquia y repet¨ªa el fracaso que tuvo unos d¨ªas antes con los "bombones" de Buend¨ªa. Sin embargo recuper¨® la br¨²jula con la excelente clase del sexto, al que carg¨® la suerte en ver¨®nicas de bella factura, y le hizo una templada faena por redondos y naturales. Defectos llamativos de estos muletazos fueron ejecutarlos con la pierna contraria retrasada y exagerado abuso del pico. No hab¨ªa raz¨®n alguna para tales ventajas. En cambio se super¨® al ligar los pases de pecho, que instrument¨® dominador y valiente.
Se encontr¨® a s¨ª mismo Rafael Camino, al final, en armon¨ªa con la nobleza exquisita del ¨²ltimo novillo. Le cupo el honor de rubricar una novillada a la antigua, con reses emocionantes y toreros de casta. La autenticidad de la lidia hab¨ªa vuelto a elevar a la categor¨ªa de gran espect¨¢culo la tarde de toros.
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