Papandreu califica la victoria socialista en Grecia como una gran derrota para las fuerzas reaccionarias
"Es una gran victoria para el pueblo y una gran derrota para las fuerzas reaccionarias, extranjeras e interiores". El primer ministro griego, Andreas Papandreu, sudaba entusiasmado, en la madrugada de ayer, al efectuar las primeras declaraciones tras conocer la victoria de su partido, el Movimiento Socialista Panhel¨¦nico (PASOK), en las elecciones del pasado domingo. El PASOK ha superado en cinco puntos a la oposici¨®n derechista de Nueva Democracia y ha conseguido 160 de los 300 esca?os en el Parlamento. No necesita pactar con los comunistas.
Papandreu tiene v¨ªa libre, cuatro a?os m¨¢s, para profundizar en el cambio. El l¨ªder del PASOK interpreta los resultados como una ratificaci¨®n popular a su programa de cambio, y considera que "elimina todos los guardianes, patrones y protectores", dentro y fuera del pa¨ªs.Constantino Mitsotakis, presidente de Nueva Democracia (ND), acept¨® los resultados" pero no reconoci¨® la derrota. Antes al contrario, interpret¨® que su partido era el virtual ganador de los comicios, porque "hab¨ªa salido reforzado". Triste consuelo para una formaci¨®n que monopoliz¨® el poder en Grecia desde la restauraci¨®n democr¨¢tica de 1974 hasta que se produjo la primera victoria del PASOK, en 1981. El l¨ªder de la derecha considera un triunfo lo que tan s¨®lo es una reducci¨®n de la desventaja respecto a los socialistas, que en 1981 fue de m¨¢s de 12 puntos, y ahora de s¨®lo cinco.
En las euroelecciones del a?o pasado, sin embargo, la diferencia fue ya s¨®lo de 3,5 puntos, y el desarrollo de la campa?a ¨²ltima convirti¨® en posible incluso una Victoria frente al PASOK. Fue un sue?o fugaz, acariciado por los estrategas norteamericanos que planearon el esfuerzo electoral desde el edificio m¨¢s moderno de Atenas y que ha terminado derrumb¨¢ndose en las urnas. Para Mitsotakis, el resultado no refleja la voluntad pol¨ªtica genuina del electorado.
Por a?adidura, el l¨ªder de ND vaticin¨® tiempos dif¨ªciles, con una econom¨ªa "enfrentada a un total colapso". Los tiempos no ser¨¢n tampoco bonancibles para ¨¦l. Por muchas justificaciones que se quieran buscar, la derrota de Nueva Democracia es un fracaso personal de Mitsotakis, m¨¢ximo responsable del mensaje ultraliberal lanzado al electorado.
No parece descabellado pensar que la lucha por la jefatura del partido (que la elecci¨®n de Mitsotakis, el pasado mes de septiembre, pareci¨® dejar resuelta) se reabra a medio plazo y que se debata la conveniencia de volver a la bandera cl¨¢sica de Nueva Democracia: el conservadurismo.
Muchos votos comunistas fueron el domingo a las arcas del PASOK. Los comunistas prosovi¨¦ticos (KKE del Exterior) han perdido m¨¢s de un punto respecto a 1981 y m¨¢s de 1,5 respecto a 1984, en tanto que los euros (KKE del Interior) han superado ligeramente los sufragios conseguidos en las ¨²ltimas legislativas y han bajado casi dos puntos en relaci¨®n con las elecciones al Parlamento Europeo.
Hay que destacar tambi¨¦n el desastre de la Uni¨®n Pol¨ªtica Nacional (EPEN), fascista, que se ha quedado en el 0,6% de los votos populares (casi dos puntos menos que en las elecciones europeas). Seguir¨¢n pidiendo la libertad de los coroneles que dieron el golpe de 1967, pero no desde el Parlamento.
V¨ªa libre
Papandreu tiene v¨ªa libre, lo que no significa que el suyo vaya a ser un camino de rosas. Sus primeros tres a?os y medio al frente del Gobierno permitieron atisbar algunos conatos del tan prometido cambio. Ahora ya no habr¨¢ pretextos.
De la presidencia de la Rep¨²blica sali¨® un hombre de la derecha (Constantino Caramanlis) y entr¨® un progresista considerado pr¨®ximo al PASOK (Christos Sartzetakis). Y la Jefatura del Estado, con el cambio de varios art¨ªculos de la Constituci¨®n, no tendr¨¢ atribuciones para frenar la actividad del Gobierno. La mayor¨ªa parlamentar¨ªa es ahora lo que importa. Y Papandreu la tiene. Si quiere profundizar realmente en el cambio, nadie podr¨¢ imped¨ªrselo.
Antes, sin embargo, tiene que dar respuesta a retos inmediatos de una econom¨ªa deprimida y poco din¨¢mica: la elevada inflaci¨®n (18,5% en 1984), el desempleo (entre el 8% y el 12%, seg¨²n las fuentes), la deuda externa (unos 13.000 millones de d¨®lares: cerca de 2,2 billones de pesetas).
De momento, el primer ministro griego est¨¢, dispuesto a reducir su Gobierno y hacerlo m¨¢s eficaz. El nuevo formato se aprobar¨¢ por el Parlamento elegido el domingo. Entre tanto, hoy mismo, Papandreu anunciar¨¢ un Ejecutivo restringido, de tan s¨®lo 10 miembros. Su ¨²ltimo equipo inclu¨ªa a 23 ministros, 25 ministros adjuntos, 20 viceministros y 25 secretarios de Estado.
La victoria socialista deja como estaban los contenciosos que Grecia tiene con el exterior. El di¨¢logo con Turqu¨ªa seguir¨¢ bloqueado, el Ej¨¦rcito heleno no participar¨¢ en las maniobras militares de la OTAN, la posici¨®n disidente respecto a la Comunidad Econ¨®mica Europea no cambiar¨¢, y la ret¨®rica antiatlantista y antinorteamericana no desaparecer¨¢ del todo. Pero Papandreu ha prometido "tiempos m¨¢s tranquilos". Est¨¢ por ver si quiere realmente renunciar a una, actitud que le ha rendido buenos dividendos y que ha despertado el orgullo nacional de muchos griegos.
Multidimensionalidad
La multidimensionalidad de la pol¨ªtica exterior no tiene por qu¨¦ alterarse, incluyendo las buenas relaciones con la URSS y la postura oficial de que la amenaza viene del Este (Turqu¨ªa), y no del Norte (el Pacto de Varsovia).
Sus promesas m¨¢s concretas durante la pasada campa?a fueron las de retirar todas las armas nucleares de Grecia y cumplir el calendario de desmantelamiento de las bases norteamericanas, que se inicia a finales de 1988 y, en teor¨ªa, debe culminar 17 meses m¨¢s tarde. Falta demasiado tiempo como para hacer pron¨®sticos.
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