El Gobierno y las pensiones
LA SOLEDAD del Ejecutivo debi¨® ser ayer, sin duda, impresionante. Por primera vez en los 30 meses de Gobierno, su base sociol¨®gica se manifest¨® masivamente en contra de uno de los ejes de su pol¨ªtica econ¨®mica: la reforma de la Seguridad Social en materia de pensiones. El presidente del Gobierno y los m¨¢s destacados representantes de la pol¨ªtica econ¨®mica en su Gabinete est¨¢n haciendo continuamente declaraciones de que hay que revisar el concepto de Estado de bienestar en Espa?a. Y el sentido de esta revisi¨®n es, siempre, el de poner l¨ªmites a las cotas de providencia existentes, por otra parte m¨ªnimas en relaci¨®n con la mayor parte de los pa¨ªses occidentales a los que queremos acercanos.Las manifestaciones de ayer son, por ahora, el ejemplo m¨¢s claro de las resistencias a esa pol¨ªtica econ¨®mica, sin duda antipopular, pero adem¨¢s inexplicable para la mayor¨ªa, por venir dirigida no por un Ejecutivo conservador sino por el primer Gobierno socialista nominalmente puro que ha habido en la historia de Espa?a. De ser ciertas las afirmaciones de destacados miembros del Ejecutivo, UGT, CC OO, los partidos de la oposici¨®n a derecha e izquierda y los cientos de miles de personas que ayer salieron a la calle en casi todas las capitales espa?olas est¨¢n equivocados. El proyecto del Gobierno -siempre seg¨²n las apreciaciones de sus m¨¢ximos responsables- no s¨®lo no recorta las futuras pensiones, sino que establece un sistema mejor con prestaciones m¨¢s altas que el actual.
Lo cierto es que, hasta ahora ni el Gobierno ni el PSOE han sido capaces de explicar a la opini¨®n p¨²blica c¨®mo es posible conjugar un ahorro del gasto -que todos comprenden- sin reducir la cuant¨ªa de las pensiones. Ni c¨®mo -si es cierto que no se da tal reducci¨®n- se garantiza el futuro del sistema de Seguridad Social gravemente aquejado por un desequilibrio financiero evidente. Tampoco han sido capaces de explicar razonablemente- la necesidad de que la reforma -que nadie niega es precisa- haya de empezarse sobre las espaldas de los m¨¢s menesterosos. Son precisamente los sindicatos (y dentro de ellos, la Uni¨®n General de Trabajadores, sindicato hermano del Gobierno por historia, tradici¨®n e ideolog¨ªa) quienes m¨¢s perplejos se encuentran ante unas medidas que afectan a uno de los sectores m¨¢s d¨¦biles de la sociedad (los jubilados). Esta perplejidad y esta falta de entendimiento son mas f¨¢ciles de entender recordando, por ejemplo, que el ministro de Econom¨ªa y Hacienda, m¨¢ximo responsable de la pol¨ªtica econ¨®mica, no se haya reunido ni una sola vez en los ¨²ltimos- meses con los representantes sindicales.
La incapacidad para explicar las cosas que tiene el partido en el poder no es nueva. El propio Felipe Gonz¨¢lez reconoc¨ªa hace un a?o que el Gobierno no hab¨ªa sabido explicar los cambios introducidos en la sociedad espa?ola. Desde entonces, las dificultades de comunicaci¨®n con sus bases se han visto aumentadas. No es s¨®lo que no se haya llegado a la opini¨®n p¨²blica. El PSOE ha tenido que utilizar las presiones para que no se produjeran fugas entre sus propias filas. La misma circular remitida por el partido a sus cuadros advirti¨¦ndoles que no pueden participar en manifestaciones que no han sido autorizadas por su organizaci¨®n, o que desde el Grupo Socialista se hayan lanzado mensajes conminatorios a los diputados con doble militancia, son datos suficientemente significativos de que las medidas que propone el Gobierno carecen de respaldo.
Habr¨¢ que convenir que, independientemente de que al margen del centro de la pol¨¦mica haya elementos de luchas por el poder dentro de la familia socialista la reforma propuesta por el Gobierno ha chocado contra el conjunto de la sociedad. Si la reforma es buena, como dice el Gobierno, y todo se reduce a un problema de explicaciones, resulta lamentable y preocupante la incapacidad de conexi¨®n del PSOE con la sociedad, y habr¨ªa que hacer un nuevo esfuerzo por explicarlo. Esta es una cuesti¨®n compleja, en la que son precisos sacrificios sociales, y son la v¨ªa de la persuasi¨®n y del convencimiento la adecuada para actuar en este terreno. De momento el Gobierno s¨®lo se ha convencido a s¨ª mismo.
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